BILBAO. El viento por poco se le lleva el burro. Pero Patxeko resistió atado junto a una de las vallas de la estación del Funi en Artxanda. “Suelo aparcar el asno arriba y luego bajo en el Funi, porque en Santo Tomás no hay Dios que aparque en Bilbao. Y la gente no respeta nada. La última vez le habían dado un balde de cerveza y tuve que volver a casa con él al hombro. Tuvo una resaca al día siguiente que ni rebuznó ni nada”. Pasea por los puestos para coger ideas para los regalos de Nochebuena. “Me gustan que sean de kilómetro cero. Artesanía local, alubias de Gernika, txakoli de Lezama, queso de Durangaldea? Y así. Lo de Papá Noel y Santa Claus es todo de Alí Exprés. No tienen fuste”.

Me ha comentado antes que ya no se dedica al carbón.

-¿Quieres que me muera de hambre? ¿Carbón? ¿Pero no has visto cómo se pone la Greta Thunberg esa y los demás de la cumbre del clima? Vamos, vamos. Está fatal la cosa. Hoy en día no haces carbón, cometes un delito ecológico y otro contra el clima. Yo me he encontrado pintadas en casa de Olentzero kanpora firmados por grupos ultra verdes?

¿Ultra verdes?

-No me refiero a la Guardia Civil. Nada de eso. Hablo de extremistas de la ecología. Para ellos, el oficio de carbonero es peor que el de verdugo. Primero, porque conviertes madera en carbón y después porque al quemar ese carbón, lanzas CO2 a la atmósfera. Además, también he recibido anónimos. Sé que son ellos porque me los mandan escritos con añil sobre papel cebolla.

¿Cómo se gana la vida?

-Ando de repartidor. Con Patxeko. La empresa se llama Olentze GO. No acepto mercancías perecederas. Y todo de proximidad. Por ejemplo: txapelas de La Encartada. Pues ahí voy con Patxeko, que me consume 10 kilos de habas a los 100. Y agua, la que pida. Gasta bastante herradura. Pero es lo que hay. También hago de Olentzero en cumpleaños de peques. Me sale bien porque no necesito ni disfraz, ni maquillaje, ni barba postiza, ni nada. Lo puesto.

¿Y no le parece raro interpretarse a sí mismo?

-Pues hombre, ya sabes que Charlie Chaplin se apuntó una vez, con nombre falso, a un concurso de imitadores de Charlot; quedó tercero. Pues a mí me pasa igual. Los niños están encantados con el Ho-Ho-How de Santa Claus. Y he tenido que improvisar: suelto unos irrintzis, toco la txalaparta, soplo la alboka. He tenido que aprender con los del grupo de danzas del pueblo. Así es la vida del autónomo: todo el rato aprendiendo y adaptándose a lo que pide el mercado. Por donde no paso es por los números de estriper en despedidas de soltera. He tenido ofertas. Y no. Además, nos quieren a los dos: a Patxeko y a mí. Por si acaso ya he registrado la marca para el espectáculo erótico: OlenSEXro.

¿No basta el reparto de Nochebuena para vivir todo el año?

-Qué va. Papá Noel y Santa Claus me hacen competencia desleal. Mucho numerito de los renos voladores, que es mentira, y mucho regalo de Alí Exprés, todo de plástico, sin pilas, con piezas que se sueltan. Bah! Pero, como manejan el marketing y las redes sociales, vuelven loco a todo el mundo. Que yo he visto en Arrasate a niños pidiendo autógrafos a Papá Noel. ¡En Arrasate! De los Reyes Magos no digo nada, que son de siempre y nos llevamos bien.

¿Alguna solución para lo de Papá Noel y Santa Claus?

-Pues ahí ando, escribiendo a las oficinas del consumidor. También me he reunido con Urkullu y la presidenta de Nafarroa. No está fácil por lo del mercado único, la UE y todo eso. Sea como sea, Patxeko, Maridomingi y yo saldremos adelante. Oye, antes de que se me pase: ¡Feliz Navidad!