Bilbao- A sus setenta años, el príncipe de Gales muestra cierta preocupación. “Quizá me jubile antes de empezar a trabajar”, lamenta a la vez que alaba la salud de hierro de su madre, la reina Isabel II de Inglaterra. “Mamá está como una roca, como Gibraltar, por ejemplo. El martes, precisamente, tengo que llevarla al callista. Aparte de eso, más en hora que el Big-Ben la condenada. Jajaja”.

Carlos Felipe Arturo Jorge de Windsor hace gala de su proverbial buen humor mientras pasea por La Galea con el traje de tweed y el chaleco del mismo material abotonado hasta el gaznate, corbata de lana y botas gruesas. Muy british. La gabardina recogida bajo su brazo derecho y el paraguas en la mano izquierda. “Me habían dicho que es habitual por aquí la llovizna inglesa y la brisa fresca”, subraya sonriente. El termómetro marca 40 grados a las sombra. Un par de guardaespaldas del Scotland Yard ya han sufrido sendas lipotimias. Sorprende lo sensibles que se muestran aquí, cuando en Magaluf lo aguantan todo. “Voy a un famoso restaurante de la zona a tomar un plato de alubias con sacramentos. Me lo han recomendado. Espero que se trate de una receta refrescante, porque hace un poco de calorcillo”, anuncia. Que San Jorge le proteja.

¿Aún confía en reinar algún día?

-Tú me dirás. Para eso he nacido. Llevo esperando como 40 años para reinar. Felipe el vuestro, Felipón que le llamamos cuando nos reunimos los de las casa reales, ha tenido mucha más suerte que yo. Pero a mamá no le gusta cazar elefantes ni liarse con princesas alemanas. A esperar, paciencia. Que a lo mejor agarra mañana y decide irse a las Bahamas a vivir como una jubilada, o a Escocia a jugar al golf. Pero no lo creo. Porque hay que ver lo que le gusta mandar. Papá sale todas las noches al jardín de palacio de diario a pasear a los perros de mamá, unos corgi más malos que arrancados. A veces intenta resistirse y grita “¡Soy Felipe de Edimburgo, barón de Greenwich, y no pienso pasear perros por?!”. Ahí es donde le corta mamá con un “Ni Felipe ni Felipa. Calla, calla, agarra las bolsitas para los truños y saca a Bobby, Fluffy, Toby, Churchill y los demás. Anda, anda”. Y se acaba todo.

Es una suerte que su madre y su padre gocen de buena salud.

-Huy, mamá aún juega al crocket cada tarde con la duquesa de Flanburry, que es una chavalita de 78 años, y la baronesa Ingleton, que acaba de cumplir 83. Le dejan ganar porque ella es muy competitiva. Dicen que sale a la tata Victoria. Por lo demás, echa la siesta, ve el Sálvame inglés, va por el palacio apagando las luces y bajando la calefacción... Se la ve fenomenal. Papá está más delicadito. Mamá le cambia el contenido de las botellas de whisky por té. Y no se entera de que se lo sopla ella. Son incorregibles. Pero se quieren mucho.

¿Sigue usted con su famosa afición a las carreras de caballos?

-Sí, claro. Pero desde que en Ascott un mozo de cuadra trató de ensillar por error a mi querida Camilla, solo sigo la hípica por la tele. No sabe usted cómo se puso Camilla. Y el mozo de cuadra gritando: tras, tras, deja de relinchar, booo. Fue un altercado muy desagradable. Luego nos pidieron disculpas. Claro que era demasiado tarde y no tenía solución? creo que Camilla hubiera ganado la carrera, incluso traté de apostar por ella.

Una contrariedad. ¿Qué tal sus hijos?

-Guillermo se me ha hecho mayor. Y se ha vuelto un soso desde que se casó. Antes era un tipo divertido con quien podía ir de Pubs en Londres. Pero ya, nada. Y Henry lo mismo. El mejor es mi nieto Archie, que nació hace menos de dos meses. Ese es un crack. Me da mucha envidia. Eso de que huela mal y que el personal te pellizque los papos, sonría no tiene precio. Si yo hiciera lo mismo me pondrían a pingar, seguro. En Inglaterra son muy críticos con la casa Windsor.

¿Echa de menos algo?

-Sí, tener un nieto como Froilán. Ya hace años que no tenemos nadie en la familia que la líe parda y eso, quieras que no, resta popularidad. A los hooligans les gusta verse reflejados en la familia real ¿me comprendes? Y luego conviene pensar en las casas reales que te caen mal: montan un acto oficial unos con los que no te llevas bien, un bautizo, funeral, boda, lo que sea, zasca, mandas a Froilán. Que se fastidien. Y aquí ya no contamos con alguien de ese perfil. Una pena. Me cae bien Froilán.

¿Qué le pide a su madre?

-No le voy a sugerir que abdique porque basta que se lo diga yo para que siga diez años más en el machito. Pero, hombre, sería un puntazo que me dejara volver al palacio a cualquier hora. Que ahora tengo que volver antes de las 20.30 los días de labor y antes de las 22.00 los sábados, domingos y festivos excepto el día del Festival de Eurovisión, que me da permiso para ir a una boite con Camilla. Y que me suba la paga.