Carles Francino ha vuelto este lunes a estar al frente del programa "La ventana" tras 47 días de ausencia después de dar positivo por covid-19. El periodista ha querido aprovechar su vuelta para compartir con los oyentes lo vivido en este mes y medio. "No es que yo haya vivido algo diferente a lo de miles y miles de familias, pero como tengo un pequeño altavoz, a ver si contarlo sirve de algo o me sirve de algo", ha apuntado.

Tras haber tenido contacto con una persona que había dado positivo, el periodista tuvo que aislarse y abandonar el programa. "Me fui a casa cabreado como una mona porque pensaba que era una medida exagerada", ha confesado. Y es que, el contacto se produjo al aire libre y con mascarilla.

Sin embargo a los cinco días de dar positivo, el periodista ingresó con fiebre muy alta en el hospital. "Las pasé canutas, sobre todo durante las 48 horas, en los que los indicadores al parecer eran bastante malos". También ha revelado que llegó a sufrir un ictus del que, afortunadamente "no me ha quedado ninguna secuela". Otra de las consecuencias fue la pérdida de masa muscular (llegó a perder hasta siete kilos) y de la voz. "Me asusté, pero bueno, yo he salido".

"¿Cómo no van a cabrearse Laura, enfermera, o Alejandro, enfermero, dos de los que me atendieron a mí, cómo no van a cabrearse viendo lo que se ha visto este fin de semana?". Tras dejar esta reflexión, Francino se ha preguntado si es posible que nos hayamos olvidado de los sanitarios. "¿Dónde han quedado aquellos aplausos de las ocho de la tarde?

Por último, el periodista ha querido agradecer todo el cariño recibido en estos días. "Un cariño que a mi familia y a mí, nos ha desbordado en estas semanas tan complicadas€. Ha sido abrumador", ha concluido.