Recordemos por un instante la anterior película del director italiano Paolo Sorrentino: Un lugar donde quedarse, con un magnífico Sean Penn, travestido de vieja gloria del rock, que recorre la América profunda de forma excéntrica. El director de Il divo nos presenta ahora La gran belleza de forma más medida en la que establece el relato en la esplendorosa Roma, donde es fácil sentirse impresionado y alterado por la belleza extrema de sus monumentales edificios. Uno de los visitantes japoneses sufrirá el llamado síndrome de Stendhal: el estrés de tanta belleza incapaz de ser asimilada. Aunque otro escritor, Flaubert, es el más aludido por sus ideas sobre el sentido de la nada.

Pero no nos engañemos. El protagonista real es un tal Jep Gambardella (interpretado por el actor italiano Toni Servillo), un periodista y escritor que disfruta de la noche y la vida social romana desde la superficialidad y el cinismo. No es nada desventurado compararlo con La dolce vita, de Federico Fellini. El director no oculta la inspiración felliniana. Las monjas o el gusto por la comida de los cardenales sobrevuela también por una película hecha con gusto e intensidad.

Dirección: Paolo Sorrentino. Guionistas. Paolo Sorrentino y Umberto Contarello. Reparto. Toni Servillo, Carlo Verdone, Sabrina Ferilli, Serena Grandi