la tasa de impuestos para las empresasthe race to the bottom

A nivel de economía digital, este acuerdo es especialmente relevante por el caso de Irlanda. Un país que durante dieciocho años ha tenido el impuesto con el que grava a las empresas al 12,5%, haciendo que hasta 1.000 multinacionales tecnológicas abrieran su sede allí. Google, Facebook, Apple, Pfizer, Intel, Yahoo, LinkedIn, TikTok, IBM o Twitter, entre muchas otras, se han beneficiado de ello durante mucho tiempo. En la era digital, el servicio, no suele necesitar estar presente allí donde está haciendo negocio. Pero otra cosa es que no quieras juntar a la gente que te desarrolla el producto. Y, para tomar esa decisión, no tienes más que abrir centros de trabajo en aquellos países que menos impuestos te hacen pagar.

Todo lo anterior, lógicamente, atrajo mucho talento a esos países de baja fiscalidad. Tan importante fue esta estrategia para Irlanda, que calculan que 100 compañías, aportaban el 80% de los ingresos fiscales. Sinceramente, no tengo datos, pero no sé si habrá algún país en el mundo con tanta concentración y dependencia de unas pocas empresas. Tampoco tengo datos de la concentración de talento que produjo este fenómeno. Con talento me refiero a personas del ámbito tecnológico que se fueron a Irlanda para estar en los centros de trabajo de estas empresas. De los que estudiaron conmigo, muchas personas trabajan allí.

oportunidades

Quizás ahora con el alza de impuestos, estas empresas tengan que volver a reorganizar sus equipos. Una oportunidad de oro para traer de vuelta el talento. Pero claro, no lo haremos diciendo que “vuelvan a casa”. Los incentivos suelen ser relevantes. Y por eso, deberíamos estar preguntándonos si podemos aprovechar esta situación que se ha dado a nivel fiscal para ofrecer algo atractivo. La economía digital (que no es sinónimo de desarrollo informático) es uno de los grandes retos que debe afrontar nuestra economía en los próximos años.

En este espacio, he hablado con anterioridad sobre la oportunidad que tenemos de aprovechar una de nuestras ventajas comparativas: un clima medianamente competitivo (por raro que parezca) a un coste de vida inigualable (en términos relativos; que esto no es solo ganar dinero, si no también saber en qué y cómo se gasta). Esta ventaja comparativa nos permitiría atraer talento para teletrabajar, que entiendo será parte de lo que deje esta pandemia. Esa tan cacareada aceleración de tendencias que ha traído la pandemia, nos adelanta una era en la que los remoters (trabajadores remotos) podrán elegir dónde trabajar en muchas ocasiones. Pero, el clima y el buen equilibrio de ingreso-gasto, no creo que sea suficiente. El humano responde a incentivos. Por ello, leer que los trabajadores que se vayan a vivir a las regiones del Sur de Italia podrán tener exenciones en el pago de impuestos de sus ingresos de hasta el 90%, me hace pensar que este emprendimiento político es la guinda que le falta al pastel. No sé si tanto solo con políticas de “pagar menos”, pero sí quizás de atraer también tocando teclas en ese plano. Sinceramente, no sé cuáles.

Se trata de vivir, no solo de trabajar. Esto es entender el teletrabajo. Si queremos dar relevo a nuestros mayores y a la par avanzar a la nueva economía digital, debemos organizar el relevo con margen. Y sobre todo, construyendo un ecosistema de atracción de talento donde la vida sea agradable para los que llevan tiempo fuera de aquí o los que nunca han vivido aquí. l

Se trata de vivir, no solo de trabajar. Si queremos dar relevo a nuestros mayores y a la par avanzar a la nueva economía digital, debemos organizar el relevo con margen