Bitcoin, Ethereum y Litecoin

En este contexto de creciente uso, sabíamos hace unas semanas que El Salvador hacía del Bitcoin moneda de curso legal. Es el primer estado soberano en hacerlo. A partir de este pasado martes, los salvadoreños podrán pagar cualquier producto o servicio con bitcoins. Lógicamente es un movimiento que se debe contextualizar: es un país pequeño, con un presidente muy emprendedor. Semanas más tarde, volvía a ser noticia. Anunciaba que, con los beneficios obtenidos con la introducción como moneda de curso legal del Bitcoin en su país, iba a construir las primeras “20 escuelas Bitcoin”. Los beneficios vienen del crecimiento en valoración del Bitcoin, que estaba en máximos por encima de 60.000 dólares. Es importante este matiz, porque el sesgo de causalidad nos puede llevar a pensar que por introducir el Bitcoin, podremos crear escuelas y que “da beneficios”. Este anuncio lo hizo Bukele mientras ponía la primera piedra de un hospital que también será financiado con el crecimiento en valor del Bitcoin. Espero que el futuro de estos proyectos sociales no dependa de la cotización de este activo todavía algo “volátil” y sí de otros beneficios. Y también espero que se explique bien a la ciudadanía esto. Los matices, en un mundo tan volátil y con poca cultura financiera (máxime aún de la crypto), son realmente importantes.

Por otro lado, el nuevo alcalde de Nueva York (Eric Adams) dijo también hace unas semanas que quería cobrar en Bitcoin. Al menos sus tres primas nóminas. Un movimiento seguramente muy publicitario, pero que viene alineado con su interés y proyecto político de convertir Nueva York en el centro mundial de las criptodivisas. El Salvador y Nueva York son dos realidades muy distintas. Pero sí nos dejan entrever la relevancia que va adquiriendo el mundo de las criptodivisas. Y también lo rentable, políticamente hablando, que puede resultar ahora ponerse del lado de este mundo tan atractivo como es la descentralización financiera y económica.

Se estima que ya casi el 25% de la población estadounidense tiene activos digitales (NFT, contratos, etc.) y criptoactivos. El número de usuarios a nivel mundial, no para de crecer. Por otro lado, la fuente de ingresos para los mineros de Ethereum provienen cada vez más de las tarifas de transacción (gas), que por la emisión de nuevas divisas emitidas (“minado”). ¿Qué quiere decir esto? Que cada vez se usan más para intermediar en la economía, y menos para especular. Un poco lo que decíamos al comienzo de este artículo. El día que Starbucks o McDonald’s acepten alguna de estas criptodivisas, su revalorización va a ser descomunal.

Los intermediarios de confianza han dominado las interacciones económicas durante siglos. Con la llegada de los libros de contabilidad descentralizados, como Bitcoin y Ethereum, ahora podemos comerciar e interactuar sin confiar en los custodios centralizados. Supongo que es lo que busca El Salvador. Las finanzas descentralizadas (DeFi, recuerden este acrónimo) han alcanzado ya la cifra de 100.000 millones de dólares entre préstamos, negociación de márgenes, derivados y otros productos financieros. Pero sobre todo, está ya en las cenas de Navidad.

Cada vez se usan más para intermediar en la economía, y menos para especular. El día que Starbucks o McDonald’s acepten alguna de estas criptodivisas, su revalorización va a ser inmensa