Gonzalo Bartolomé (Bilbao, 1978) es fotógrafo todo el año, pero en invierno, además, trabaja como profesor de snowboard en la estación de Astún y, en verano, en un bar de temporada cerca de la playa de Gorliz.

¿Le gustaría centrarse solo en la foto?

-Claro que sí, es mi pasión y es el trabajo que más me gusta.

Pero es usted fotógrafo desde hace poco. ¿Cómo empezó todo?

-Pues todo empezó con Instagram, cualquiera que bucee en mi cuenta hasta la primera foto que publiqué se dará cuenta de cómo ha sido mi evolución. Empecé haciendo fotos con el móvil hasta que un amigo me dejó una réflex. Estuve tres años aprendiendo de manera autodidacta muy intensamente. A partir de 2015, empecé a tomármelo más en serio, y en 2016 empezaron a llegar los reconocimientos. Pero mi actitud sigue siendo la misma: la fotografía es un arte infinito, nunca se deja de aprender y de crecer. Eso sí, la inspiración va y viene.

Premios, exposiciones, charlas, conferencias€ ¿Qué le sorprendió más?

-Lo que más me ha impactado siempre y, a la vez, me ha impulsado a seguir adelante es la cantidad de gente que sigue mi trabajo y que asiste a mis expos o charlas.

¿Y hasta dónde? ¿Se ha marcado alguna meta, algún objetivo?

-Trabajo día a día y solo quiero seguir haciéndolo lo que me gusta. De la fotografía sólo espero que siga poniéndome a prueba cada día para continuar con mi aprendizaje, que siga haciéndome soñar y motivándome para encontrar nuevos lugares y nuevos amigos, y que me siga obligando a ser autocrítico y a intentar llegar siempre un paso más allá.

¿La mejor foto está por venir€ O hay alguna que es ya su preferida?

-Sí que creo que tengo alguna foto que muy difícilmente voy a poder superar, pero ese también es un gran reto, alguna vez ya lo he conseguido y da una satisfacción brutal.

¿Cuántas horas de sueño le roba la fotografía?

-¿Robarme? ¡Ninguna! Todo lo contrario: me hace soñar continuamente, soñar dormido y soñar despierto.

¿Se pasa más frío esperando la foto o dando clases de snowboard?

-Yo suelo pasar frío cuando me aburro y estoy parado, y eso no ocurre en ninguna de esas dos situaciones. Además, el frío se combate con buena ropa, a mí lo que me mata es el calor.

Ya no hay revistas en las que publicar foto de montaña o aventura, ¿las echa de menos o agradece la libertad de trabajar solo para usted?

-Muchas veces me ha dicho gente del mundillo de la montaña que he tenido mala suerte, que si hubiese aparecido cuando las revistas en papel estaban en auge, habría tenido un montón de éxito. Me ha tocado vivir la era digital y hay que adaptarse, hay que disfrutar de lo que uno hace y, si luego salen trabajos y se cosechan éxitos, ¡bienvenidos sean! Así que, sí, las echo de menos pero como lector que es como las viví. Como fotógrafo, no, porque no se puede echar de menos algo que no has vivido.

Va a hacer también el calendario para DEIA, ¿cómo se hace un calendario?

-Hacer un calendario como el de DEIA e una responsabilidad enorme, ¡es el calendario que va a tener colgado en su pared muchísima gente durante todo un año! Para que luzca bien tienes que tener un trabajo acumulado durante años: se podría hacer contando con un plazo para sacar las fotos pero sería mucho más difícil. He buceado en mi archivo y lo que más me ha costado ha sido elegir las fotos. También ha habido dos o tres que he tenido que ir a sacar. Aprovecho para agradecer a DEIA que se haya fijado en mi trabajo y espero que las y los lectores disfruten de las imágenes.

Pongámonos técnicos: ¿qué lleva en la mochila de la cámara?

-Poco a poco he conseguido tener un equipo bastante completo, incluso demasiado amplio para subir todo cada vez que voy a hacer una sesión, así que normalmente adapto lo que meto en la mochila a la sesión que tengo pensada. Lo que llevo siempre es un cuerpo full-frame, un gran angular, un "tele" potente, una GoPro y una compacta avanzada. Si voy a hacer una sesión de acción de amanecer o atardecer también llevo trípode y dos flashes con disparadores, además de un frontal.

A usted es especialmente interesante preguntarle este topicazo: ¿mar o montaña?

-Naturaleza en general, pero naturaleza salvaje, "poco humanizada". Me gusta estar solo o en compañía de alguien muy cercano para disfrutar de esa magia. La verdad es que, a medida que avanza mi vida, me siento cada vez más vinculado a la montaña, sus sonidos, sus luces, sus contrastes, sus moradores y, sobre todo, la infinidad paisajística que ofrece. Los que huimos de las masas encontramos refugio en las montañas y necesitamos caminar por esos lugares desconocidos deseando encontrar esa joya oculta que sirva de escenario para la foto que sueñas.

Hay "influencers" que se ganan la vida sacando fotos de sí mismas en Instagram, no pasan tanto frío y no tienen tantos trabajos, ¿no piensa a veces que se ha equivocado?

-Cada uno vale para lo que vale, y no es fácil saber descifrarlo€ Si esas personas lo hacen porque es lo que les apasiona y son felices, me parece muy bien. Está claro que han escogido una buena opción para ganarse la vida, pero no es la mía. Yo creo que el que se equivoca es el que se mueve por otras motivaciones como puede ser el dinero o la fama, y ese no es mi caso. Hay una frase que siempre ha marcado mi vida: "Desde pequeños todos queremos llegar a la cima, unos por dinero, otros por placer".