SEGURO que has oído una y mil veces lo buena que es la verdura y que comer sano y cuidar nuestro cuerpo nos va a dar años de vida. Pero a pesar de las mil campañas que se hacen cada año animando a seguir esta filosofía, la mayoría caemos en la tentación de ir a visitar los locales de comida rápida que inundan nuestras ciudades y centros comerciales. Bueno, pues con las contraseñas ocurre lo mismo. En todas mis clases, charlas y cursos dedico un apartado especial al mundo de las contraseñas, pero parece que estas enseñanzas caen una y otra vez en saco roto. La revista Wired hace un ranking de las contraseñas más usadas y durante 7 años consecutivos 123456 ha sido la contraseña más utilizada a nivel mundial dentro de la web. La mayoría de los usuarios de ordenadores sabe que tienen que poner una contraseña pero no tienen muy claro cuál es una buena contraseña y, además, no están dispuestos a tener que memorizar una ristra de números y letras que sean muy complicados. El problema es que además no nos vale con una contraseña, sino que tenemos que acceder a cientos de dispositivos, cada uno de ellos con un sistema diferente de acceso.

Una buena contraseña no tiene que ser una palabra que pueda ser fácilmente asociada a nosotros. Nuestra calle, el nombre de nuestra mascota, nuestro numero de DNI o un antiguo novio del que hace años deberíamos haber olvidado su nombre y apellido. Una palabra en la que combinar, números, sustituir algún carácter como la R por un símbolo como el # o mezclar minúsculas con mayúsculas, pueden ayudar a crear una contraseña fuerte que no sea sencilla de saltarse por parte de los hackers. Como nota tranquilizadora, más del 90% de los asaltos hackers no se producen porque nuestro sistema ha sido atacado por un software capaz de atacar mediante múltiples contraseñas; normalmente es porque en una hoja de papel, en un pósit o en el sitio más inverosímil, aparece escrita nuestra contraseña. Porque en muchas oficinas se conoce la contraseña de acceso de los amigos o compañeros, porque somos tan descuidados como para tenerla pegada en la pantalla...

Una forma de resolver el problema de memorizar las contraseñas es usar un programa administrador que ademas de servir de almacén en la nube, nos va a ayudar a crear contraseñas mucho más robustas y por tanto no vulnerables. Tanto Chrome como Firefox disponen de sencillos administradores de contraseña. Gracias a ellos es posible que cuando entras en una web desde tu teléfono el sistema sepa la contraseña que guardamos en su momento desde el PC. Pero no son aplicaciones muy potentes que te van a seguir permitiendo usar 123456 como contraseña. Con una administrador solo es necesario recordar una contraseña y de esta forma accedemos a todas las contraseñas reales que tenemos almacenadas. Muchos de estos administradores gestionan el acceso a los sitios y son capaces de recordar desde donde solemos acceder habitualmente o desde que dispositivos y nos dan avisos en caso de encontrar una dirección de acceso extraña o desde una ubicación geográfica que no se corresponde con nuestro último acceso. Hasta que la huella digital, el sistema de reconocimiento de iris o las nuevas contraseñas volumétricas que son capaces de reconocer nuestra cara, no se incorporen a todos los dispositivos, mi consejo es que busques alguno de estos gestores de contraseñas. Merece la pena invertir unos pocos euros en tener al menos esta puerta de acceso a nuestro ordenador bien cerrada.

@juandelaherran