Teniendo en cuenta que ocupa el 70 por ciento de la tierra y lo hemos convertido en un discreto basurero, el mar puede traer sorpresas más que insospechadas. Conozcamos la particular lista que hemos elaborado.

1. Los cohetes que lanzaron el Apolo a la luna.

Entre los años 60 y 70 del pasado siglo, varias misiones Apolo fueron enviadas con el fin de ensayar el viaje y preparar a la humanidad para ir a la luna. Los motores que alimentaban las primeras etapas de sus cohetes caían donde les venía en gana y saliendo de Cabo Cañaveral en Florida, era fácil que lo hicieran en el Atlántico así que el hoy hombre más rico del mundo, Jeff Bezos, de Amazon, se dispuso a gastar un poco de su capital sobrante buscándolos. Algunas de estas piezas fueron descubiertas y hoy en día se pueden ver en el Museo del Vuelo de Seattle en Oregón.

2. Probablemente la ciudad más antigua del mundo.

En este caso, no hablamos de un objeto lanzado al mar, más bien de algo que quedó sumergido y allí continúa, cosas de la madre naturaleza. En 2001 unos arqueólogos marinos descubrieron lo que para algunos es la ciudad más antigua del planeta. Está situada en el Golfo de Cambay, frente a la costa de la India y entre los hallazgos que se encontraron, además de construcciones, aparecerían esculturas, restos humanos, obras de arte e incluso madera procedente de muebles. Este material sería el que permitiría datar la antigüedad del hallazgo: ni más ni menos que 9.500 años. La ciudad sumergida continúa envuelta en el misterio y dando muchos quebraderos de cabeza a los científicos; todavía no se ponen de acuerdo sobre quienes la fundaron o qué hacían exactamente en esa costa.

3. Un cementerio de locomotoras.

La basura, las chanclas o los botes de cerveza son objetos muy comunes entre los arrojados históricamente a eso que algunos consideran un enorme vertedero azul. Pero creo el récord al mayor desaprensivo lo tienen en EE.UU.

En 1985 se descubrió un cementerio de locomotoras de 1850 en las costas de Nueva Jersey. Cómo acabaron allí, para qué fueron construidas o para quién, se desconoce. Alguna de las hipótesis dice que cayeron de alguna barcaza por accidente o tal vez, que fueron lanzadas desde un barco para evitar su hundimiento ante un mar agitado. Sea como fuere y, oxidadas pero enteritas, se han convertido en el pecio más extraño de la costa y son un auténtico imán para los amantes internacionales del submarinismo.

4. Un tesoro de esmeraldas.

Jay Miscovich, cazador de tesoros amateur, descubrió en 2010 más de 1.0000 espectaculares esmeraldas en Cayo Hueso, Florida. Corrió a contarlo a todo medio de comunicación que quisiera oírle, atrayendo por el camino la atención del Gobierno Federal que si bien le otorgaría la propiedad temporal de las joyas, no le permitió venderlas legalmente. Ahogado (ironías del destino) por las deudas contraídas para rescatarlas y sin poder hacer nada más que observarlas lánguidamente, Jay se suicidaría en 2013. Estaban valoradas en unos 400 millones de euros.

5. El platillo volante alienígena, el Halcón Milenario o su equivalente a gasoil.

Este es bastante conocido pero sigue llamando mucho la atención. Volvemos a Europa y al año 2011 en que el Ocean X, barco de una empresa profesional de de cazatesoros encontraría la denominada "anomalía del mar Báltico" que además de 3 horas de programa de Iker Jiménez, dio para intensos debates en prensa y redes sociales. Situada en el fondo del mar, es una inusual estructura de forma bastante similar a la nave de Han Solo. Unos han sugerido que son los restos de algún dispositivo antisubmarino de la segunda Guerra mundial, otros que es una antigua base nazi subacuática y además de los fanáticos de los ovnis, están los más centrados que piensan que se trata simplemente una roca de caprichosas formas.