Bajo el Algarve más tímido y desconocido, a 230 metros de profundidad, se encuentra el enclave turístico más profundo de Portugal: la Mina de Sal-Gema de Loulé. Allí, al abrigo de serranías vestidas de verde intenso, donde la hermosa luz algarvía no llega, se realiza uno de los oficios más antiguos del Algarve, el de los mineros que siguen manteniendo con vida una de las industrias que aún hoy lleva el nombre de esta región por todo el mundo: la industria de la sal. El ‘oro’ del Algarve. Acercarse a conocer cómo se extrae de estas formaciones geológicas de hace millones de años es otra manera de hacer turismo. Una en la que descubrir otra de esas tradiciones que hacen del Algarve un destino tan apetecible. Contagiarse del ritmo pausado que late en las profundidades del Algarve puede ser uno de los mejores planes para este otoño.

Industria minera y arte se dan la mano en las galerías subterráneas. Visit Algarve

Mina de Sal-Gema de Campina de Cima

Descender 230 metros (unos 12 edificios de 10 plantas cada uno) desde la superficie terrestre y adentrarse en esta catedral de sal es un viaje en sí mismo; uno que te lleva a otro Algarve, en el que la luz, el olor y la vida transcurre a otro ritmo.

Aquí abajo, en la Mina de Sal-Gema de Campina de Cima, en el municipio de Loulé, se extiende un laberinto de galerías en el que los colores y la inmensa maquinaria lo deja a uno sin palabras. El oro del Algarve se extrae de las paredes de esta mina esculpiendo a su vez grutas que convierten a esta mina en una auténtica catedral de sal en la que se abrazan, en total armonía, la extracción de sal gema y el turismo minero, ofreciendo a los visitantes una experiencia única.

Durante un recorrido de aproximadamente 1,3 kilómetros, el viajero podrá vivir una auténtica aventura subterránea junto a Fininho, la mascota de la mina, y su amigo Salty, dos perfectos anfitriones con los que aprender sobre geología e ingeniería, comparar la evolución de la maquinaria y de las técnicas de extracción a lo largo del tiempo y disfrutar, cómo no, de la belleza de esta mina formada por sal gema hace 230 millones de años de antigüedad.

Una visita guiada al interior d ela mina, a unos 230 metros de profundidad. Visit Algarve

Aparte de ser testigo directo de cómo transcurre el trabajo en una mina activa, el viajero podrá además visitar la exposición Santa Bárbara, Patrona de los Mineros y Otras Artes, que se extiende sobre suelo salino en una de las cuevas. Esculturas de espectacular tamaño, pinturas y utensilios religiosos, procedentes de varios países y desarrollados con técnicas de ejecución diferentes, son solo algunas de las curiosidades que sorprenden a esta profundidad, donde descansa también una colorida muestra del artista contemporáneo Klaus Zylla. No siempre se puede disfrutar del arte a 230 metros bajo tierra.

Loulé: un Algarve sorprendentemente hermoso y tranquilo

Loulé, ciudad cercana a Faro, de personalidad tranquila y prominente huella musulmana, es la parada perfecta tras recorrer la impresionante mina de sal que atraviesa sus cimientos. Su castillo del siglo XIII se roba la mayoría de sus miradas, pero merece la pena también perderse sin rumbo por los laberintos de calles empedradas que diseñan su casco histórico. Descubrir los tesoros que resisten al paso del tiempo y recuerdan que estamos en lo que fue una importante urbe musulmana entre los siglos VIII y XII es un plan ideal para aprender de la historia de este lugar. Tal es el caso de los Baños Islámicos de Loulé, unos baños públicos de la época musulmana, que se esconden bajo los cimientos de una casa señorial del siglo XV (propiedad de la Familia Barreto) y que, por su importancia patrimonial e histórica, fueron declarados en 2023 Monumento Nacional. En Loulé, el tiempo parece haberse detenido en pro de sus costumbres. Y es que las algarvías bien merecen ser disfrutadas así, sin tiempo ni prisas.

El castillo de Loulé. Jorge Gomes/Visit Algarve

Por su parte, el mercado de Loulé, de estilo neoárabe, es el verdadero corazón de la ciudad y una de las visitas obligadas si se quiere probar los bocados más típicos de la gastronomía local o llevarse a casa alguna de las hermosas artesanías que se fabrican en la zona. Otra buena manera de empaparse de las tradiciones es detenerse en cualquiera de los espacios que forman Loulé Creativo, una red de artesanos locales que trasladan sus talleres a la calle a fin de acercar las auténticas raíces de Algarve, al viajero que desea conectar de verdad con esta región del sur de Portugal.