Castellón tiene innumerables atractivos turísticos. Playas cristalinas, pueblos medievales con encanto, rutas de senderismo espectaculares, una gastronomía envidiable, etc. Pero también un ecosistema natural único que engloba el río subterráneo navegable más largo de Europa.

Está maravilla de la naturaleza está en la localidad de La Vall d´Uixó y tiene una extensión de 2.750 metros de longitud, de los cuales 800 corresponden a un apasionante recorrido que puede realizarse en barca y que supone una experiencia única.

El río subterráneo de las Coves de Sant Josep (Cuevas de San José , en castellano) está enclavado en el paraje natural del mismo nombre dentro del Parque Natural de la Sierra de Espadán.

Varios piragüistas, en la cueva iluminada. C. S. J. / Turismo de Castellón

Los geólogos datan la formación del lugar hace 250 millones de años, que llegó a convertirse en un asentamiento humano tras el Paleolítico (hace unos 17.000 años) gracias a un río de agua cristalina de abundante pesca, montañas cubiertas de pinos, con un clima templado y una gran cueva protectora.

Tras varias actuaciones en el siglo pasado para barrenar galerías y regular el cauce en 1975 se acabarán para descubrir nuevas galerías y sifones, después de llegar hasta el final conocido de la cavidad, consiguiendo los 2.348 metros de longitud.  Aunque se han realizado múltiples visitas de espeleólogos, todavía se desconocen el origen del río y el final de la gruta.

Grandiosidad de una de las galerías. C. S. J. / Turismo de Castellón

En definitiva, un enclave con historia milmilenaria que se ha conservado excepcionalmente bien y del que las nuevas tecnologías te permitirán disfrutar en toda su plenitud.

Dos personas recorren en barca la cueva. C. S. J. / Turismo de Castellón

Actualmente un sistema de barcas y de retención de agua ha logrado estabilizar el río subterráneo de las Coves de Sant Josep y poder ser visitado en barca en una excursión espectacular ente aguas cristalinas, formaciones rocosas caprichosas y una cuidada iluminación que confiere a la travesía de unos 50 minutos de unas sensaciones mágicas.

A través del viaje en barca se pueden contemplar las formas singulares que la erosión del agua ha ido realizando en la roca durante el transcurso de miles de años y contemplar estalactitas, estalagmitas y diferentes figuras.

Aguas cristalinas en la zona de bajos techos. C. S. J. / Turismo de Castellón

Dentro de la zona navegable, se pueden ver la galería de los Sifones, el lago Azul, la sala de los Murciélagos y el perro Pachón. También el embarcadero, el lago Diana y el lago del Diablo.

La grandiosidad del lugar no se puede contemplar en su totalidad. Solo se puede recorrer poco más de un kilómetro, 800 metros en barca y otros 250 por una galería seca. El resto de esas enormes galerías de roca caliza no están accesibles para el gran público.

Zona rocosa del acceso a la cueva. C. S. J. / Turismo de Castellón

El lugar ha sido declarado Bien de Interés Cultural y Patrimonio Mundial de la Unesco y puede ser visitado durante todo el año. Las linternas y la instalación de focos LED permiten la visualización de gran parte del río. Además, dentro de les Coves se lleva a cabo un espectáculo de luces y sonidos que se puede ver a bordo de la barca. Incluso en fechas especiales se organizan conciertos y recitales.

Su encanto ha cautivad a miles de personas, y en 2022 registró el récord de 219.000 visitantes, por eso es recomendable dado su aforo limitado comprar entradas previamente (preferiblemente on line) para garantizar una visita inolvidable, sobre todo en primavera y verano.

Detalle de una zona con formaciones calizas. C. S. J. / Turismo de Castellón

El precio para este recorrido sin par a una temperatura constante de 20º todo el año es de 14 euros para los adultos, 10 para jubilados y pensionistas, y 8 para los niños, con un amplio abanico de descuentos para familias numerosas, discapacitados, etc.

También puedes visitar todos los días junto al río navegable el poblado ibérico de Sant Josep y su yacimiento arqueológico, del siglo VI antes de Cristo, y una vez al mes la muestra de arte rupestre.

Y para los más arriesgados, la vía ferrata Sants de la Pedra, situada en la zona de Cingles de Tido, sobre el barranco d’Aigualit en la Vall d’Uixó, ofrece en sus 119 metros de recorrido unas vistas espectaculares de este municipio, situado a medio camino entre la montaña y el Mediterráneo.

Esta actividad es un desafío para los más valientes, ya que tiene la singularidad de ser una ferrata con varios juegos aéreos, entre ellos el bautizado como paso del pajarito.