Alemania se ha sumergido en un periodo de incertidumbre política y económica tras quedar ayer sellado formalmente el fin de la coalición de Gobierno, cuyo líder, Olaf Scholz, se resiste a adelantar el voto de confianza para la convocatoria inmediata de comicios como piden la oposición y las empresas ante la inestabilidad interna y las tensiones geopolíticas.
El líder del principal partido de la oposición, la Unión Cristianodemócrata (CDU), Friedrich Merz, pidió a Scholz en una reunión saldada sin resultados concretos que no espere al 15 de enero para someterse a la cuestión de confianza en la Cámara Baja, sino que haga esa pregunta a los diputados “a más tardar a principios de la próxima semana”.
Con el calendario previsto por Scholz, que sabe que perderá el voto, las elecciones anticipadas se celebrarán a finales de marzo.
Piden elecciones ya
Merz, favorito en las encuestas para suceder al socialdemócrata en unas elecciones generales, aludió a toda una serie de compromisos internacionales y decisiones en la Unión Europea (UE) que “requieren ahora de un Gobierno alemán capaz de actuar”.
“No podemos permitirnos ahora tener durante varios meses un Ejecutivo sin mayoría (de verdes y socialdemócratas) en Alemania y luego llevar a cabo una campaña electoral durante varios meses más y después tener posiblemente varias semanas de negociaciones de coalición. Esto ahora tiene que ir rápido”, añadió.
También la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), en auge tras sus éxitos electorales en tres regiones del este alemán, el partido populista de izquierda Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) y la izquierdista Die Linke exigieron a Scholz que se someta ya al voto de confianza, al igual que varias asociaciones empresariales e industriales.
“Cada día más con este Gobierno es un día perdido. Exigimos elecciones anticipadas lo antes posible”, declaró el presidente de la Federación del Comercio Mayorista, Exportación y Sector Servicios de Alemania (BGA), Dirk Jandura.
Recalcó que “Alemania se encuentra atascada en medio de un giro estructural fundamental” y “al mismo tiempo, los polos de la economía mundial se están realineando entre Estados Unidos y China”.
Es precisamente el mal estado económico de la otrora locomotora de Europa la que ha llevado a la ruptura de la coalición formada hasta ahora por verdes, socialdemócratas y liberales. Si bien los tres partidos estaban de acuerdo en que hacía falta un cambio de rumbo para sacar al país de la recesión, renovar la infraestructura, impulsar la innovación y hacer frente a la competencia de EE.UU. y China, no hallaban acuerdos sobre cómo hacerlo.
Freno a la deuda
Al final, sobre todo la pregunta de si se debía o no financiar con más deuda la ayuda a Ucrania y el cambio de rumbo económico –con unos presupuestos para 2025 deficitarios aún por aprobar– condujo al fracaso de una coalición que nació en 2021 y en la que socialdemócratas y verdes acabaron formando un bloque contra los liberales del ministro de Finanzas, Christian Lindner.
El presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, despidió ayer formalmente a Lindner y a otros dos ministros liberales expulsados la víspera por Scholz de la coalición.
El jefe de Estado apeló a la responsabilidad y el sentido común de los líderes políticos en el país en los próximos meses, al recordarles que mucha gente “está preocupada por una situación política incierta en Alemania, en Europa, en el mundo, también después de las elecciones en EE.UU.”, en las que ganó Trump, y cuando la guerra rusa en Ucrania está a punto de cumplir tres años.