Paul Watson, el conservacionista marino actualmente detenido en Groenlandia, ha pedido asilo político en Francia, anunció este miércoles la presidenta de la organización Sea Shepherd en este país, Lamya Essemlanli.

Watson "ha solicitado oficialmente asilo político al presidente Emmanuel Macron", anunció Essemlanli durante una conferencia de prensa en París junto con varios abogados del activista canadiense.

"Escribió una carta en la cárcel, que me entregó y que ha sido presentada al presidente a través de sus asesores, y en la que explica por qué quiere recibir asilo político en Francia", añadió, antes de recordar que el activista vive normalmente en suelo francés junto con su familia.

"Si otro Estado da asilo político a Paul Watson, significaría que está perseguido políticamente", apuntó por su parte el abogado William Julié.

Orden de arresto de Japón

Watson está detenido desde hace casi tres meses en Groenlandia por una orden de arresto internacional de Japón, denunciaron hoy en París la "violación de los derechos más elementales" en este caso.

"Dinamarca es un país conocido por ser extremadamente respetuoso de los derechos humanos y ahora está negando los derechos más elementales" a Watson, dijo Jean Tamalet, otro de los abogados.

Tamalet afirmó que Watson, un canadiense de 73 años que lleva detenido desde el 21 de julio en Groenlandia -un territorio autónomo de soberanía danesa- está acusado de "hechos no existentes y martilleados con insistencia" para hacerlos parecer reales.

La detención, que ha sido prorrogada, es válida hasta el próximo miércoles, explicó por vídeo el abogado local Jonas Christoffersen, quien señaló que se espera una decisión de las autoridades danesas sobre la extradición "en las próxima semanas".

La acusación

La acusación japonesa contra Watson se basa en un incidente ocurrido en 2010, cuando el ballenero japonés Shonan Maru II abordó y destruyó el pequeño trimarán privado Ady Gil, del activista Pete Bethune, poniendo en riesgo la vida de sus seis tripulantes, recordó Essemlanli.

Añadió que las imágenes de ese incidente se pueden ver en internet desde hace años y muestran claramente cómo el buque ballenero es el que embiste a la pequeña embarcación conservacionista.

Pero la Justicia japonesa acusa a Watson, con el que Bethune colabora, por destrucción de propiedad privada, ya que le responsabiliza por el abordaje y por causar daños leves al ballenero, incluso si no estaba a bordo de Ady Gil.

"Si se autoriza la extradición de Watson a Japón sería un gran error de la Justicia", afirmó Bethune, que intervino por vídeo.

Sea Sheperd, la organización creada por Watson, considera que no hay delito ni base legal para justificar la extradición del activista, sino que se trata de un intento de Tokio de camuflar su caza de ballenas, más de mil al año, en el santuario antártico, en violación de las convenciones internacionales y sin que "nadie se atreva a hacer nada" contra Japón.

Además, la organización teme que si Watson es extraditado a Japón será encarcelado y, dada su edad, no saldrá con vida del país.

Essemlanli consideró que la detención de Watson en Groenlandia "no es casualidad", ya que el activista también ha combatido repetidamente el 'grindadrap', la matanza anual con cuchillos de delfines, en ocasiones más de mil en un día, en las islas Feroe, otro territorio autónomo de Dinamarca.

"Me pregunto si hay una colusión entre Japón, las Feroe y Groenlandia", añadió Julié, quien también apuntó contra Interpol, por dar curso a una orden internacional de detención teniendo en cuenta que, según ellos, hay una nula base legal en contra de su defendido.