HEMOS volado hasta el esprint intermedio en la parte plana de la etapa. La montaña se concentraba en los últimos 65 kilómetros. El Peyresourde se ha subido rapidísimo porque estaban disputando el maillot de la montaña. En el Tour siempre hay guerra. La anterior ha sido por el esprint bonificado. La bajada ha sido rápida para entrar en Val Louron. La subida la hemos hecho en marcheta, con el UAE tirando, pero ha sido más o menos cómodo, nada que ver con el Peyresourde. En la parte final, encarando el colosal Portet, hemos entrado a poco más de dos minutos respecto al dúo en fuga. A partir de ahí, el equipo del líder ha endurecido la subida. Estaba claro que buscaban el triunfo de etapa con Pogacar. El líder ha arrancado para tratar de dejar al resto, pero Vingegaard y Carapaz han aguantado. Finalmente, Pogacar ha firmado otra exhibición que le acerca aún más a un Tour que domina. Si no ocurre nada extraño reeditará la victoria de 2020. En mi caso, me he abierto cuando han empezado las hostilidades y he subido a mi ritmo a la espera de la última etapa de los Pirineos. No lo he pasado tan mal como esperaba. En ese aspecto estoy contento de cómo me ha ido. Además, el hecho de correr con tanta gente de casa animando ha sido muy bonito. Hemos visto muchas ikurriñas que nos animaban al subir. Es de agradecer. Ion Izagirre y yo hemos subido juntos y la verdad es que con ese ambiente maravilloso se nos ha hecho supercortito.