Una entrevista con Susi Caramelo es más que conocer un adelanto de sus intenciones televisivas. Es un show privado de cómo es la vida real de una humorista desinhibida, chispeante y sin dramatismos.

Es práctica en el amor, llora poco por quien la abandona y no quiere estar con ella, y se concentra en poder cumplir sus ilusiones, como dar el discurso del Orgullo Gay.

Lo veremos este próximo miércoles en su nuevo programa Caramelo.Caramelo En este espacio se echa a la calle con la mesa Late motiv, un elemento que van a mover de un lado a otro. Durante el confinamiento un vídeo suyo se hizo viral.

Pedía solidaridad femenina: “Chicas, en estos días de confinamiento, deberíamos ser todas solidarias las unas con las otras. Yo, por ejemplo, me he propuesto no hacer nada de deporte durante estos días. No quiero estar más buena cuando esto acabe, me parece algo abusivo. Espero que te unas a mí y que, por favor, te quedes en casa, pero sin hacer nada, no seas cabrona. Que hay cada zorra por ahí que se está poniendo de buena...”

Dicen que vuelve a la televisión más descarada que nunca, ¿es eso posible?

—Ja, ja, ja… Eso es imposible. Creo que estoy igual que siempre. Por cierto, ¿me estás llamando descarada?

¿Usted qué cree?

—Es verdad, lo soy. Lo que sí que llego es con muchas ganas de salir a la calle y estoy muy desconfinada, y más que lo voy a estar; se nota y se va a notar. Quizá me veas más loca porque llevaba mucho tiempo encerrada.

Más o menos como todos, ¿o usted más?

—Sí, pero yo es que me subía por las paredes, estaba harta. Date cuenta de las condiciones, yo vivo en una casa de 25 metros cuadrados…

¿Y sin balcón, no?

—Eso es, encima sin balcón, tengo cuatro ventanuquis. Estaba muerta del asco, así que, imagínate, menos mal que tengo la suerte de tener perro y me ha sacado a la calle.

¿Ha sacado algo en claro durante el confinamiento?

—El confinamiento me ha valido para saber que de una situación de mierda pueden salir cosas muy buenas. Cuando todo esto empezó, estábamos ya trabajando en el formato del programa. De repente se paró el mundo y fue como un shock y pensé: ¡Hostia! Justo en mi mejor momento todo se paraliza. La verdad es que te estoy hablando egoístamente, aunque cada uno piensa en lo suyo. Me tranquilizó que Movistar en todo momento me comentó que el programa se mantenía. Lo que no se sabía era cuándo se iba a poder emitir.

¿Ha tenido que cambiar mucho la idea del programa?

—Sí que han cambiado cosas en él. Este programa tenía que haber salido a finales de abril y nos hemos tenido que reinventar completamente. Así que me he dado cuenta que de situaciones de mierda pueden salir cosas muy guays, solo hay que adaptarse.

No siempre es fácil adaptarse a situaciones adversas...

—El ser humano está siempre en un continuo proceso de adaptación. ¿Te acuerdas cuando nos quitaron el tabaco de los bares? Parecía terrible, pero a las dos semanas todos estábamos en los locales sin humo totalmente adaptados, y en poco tiempo nos habíamos buscado la vida para darle al vicio de otra manera. Esto es lo mismo. De repente, te veías haciendo cola con una mascarilla puesta, y eso que durante años nos había chocado mucho ver a los japoneses con la mascarilla. Lo veíamos ridículo, pues ya ves ahora, todos con la mascarilla encima.

Vi su vídeo del confinamiento. Eso de llamar zorras a las que hacían deporte...

—¿Hacías deporte tú?

¿Si le digo que sí, me va a llamar zorra?

—Ja, ja, ja… Es que es verdad, a muchas les dio por montarse el gimnasio en casa, querían salir buenísimas del confinamiento.

¿Y eso es malo?

—No. Pero algo tenía que decir. Es que no entiendo por qué todas se pusieron a hacer ejercicio como unas locas.

No me diga que no ha hecho ni una flexión.

—Te lo digo, te lo digo. No he hecho nada. Colgué una foto y me decían: ¡Qué piernazas! Tú has hecho algo. Pues no. Yo os pedí a todas que no hicierais nada, ¿para qué os ibais a poner cachas y buenas…?

Entre otras cosas porque el confinamiento pilló en plena operación bikini, y del confinamiento hemos salido directas a las playas o a la piscina.

—Bah. A mí no me gusta hacer deporte. He sido bailarina de joven y lo que me divierte es bailar. Lo dejé con dieciséis años y no he vuelto a hacer deporte nunca. Lo de mis piernas es genético. He tenido algunos intentos de apuntarme a un gimnasio, pero al final no he hecho nada.

Pues su vídeo se hizo viral...

Muy viral. Fue un vídeo muy loco. Estaba yo en Toledo aburridísima en la autocaravana. No lo tenía planeado ni nada y joder, fue un bombazo. Pienso que la gente estaba muy harta de ver a todo el mundo haciendo deporte, era muy cansino.

¿Qué hacía usted confinada en una caravana?

—Es una historia larga. Te cuento. Me fui a Toledo con mi chico, estábamos empezando. Era su cumpleaños y nos fuimos a un hotel, un hotel burbuja en el que se ve el cielo. La idea era quedarnos una noche en el hotel y luego irnos de marcha con la autocaravana. Allí nos pilló el estado de alarma. Así que aparcamos la caravana enfrente de la casa de su hermano y nos quedamos allí.

Un confinamiento de conciliación con la familia política.

—Ya. Estuve durante 17 días sin poder salir de Toledo en la casa del cuñado, que lo acababa de conocer. Muy loco todo. Hay parejas que llevan juntas 20 años y están más acostumbrados a estar juntos.

Sí, pero no tanto y tan seguido.

—Eso también es cierto. Pero los que estábamos empezando y, de repente, nos pilla esta situación, menuda movida…

Así se conocen más a fondo. Mucho más fácil, no hay que irse a buscar hoteles o escapadas románticas. Juntos por orden del gobierno, ¡qué más quiere!

—Ja. Es horrible, pierdes toda la magia. Lo más bonito de una relación es el principio, y llega un estado de alarma y te comes el principio con patatas.

Parece que fue todo muy intenso. No quiero ser indiscreta, pero ¿sigue usted con el mismo chico con el que se fue a Toledo?

—¡Qué va! Me ha dejado. ¿Te lo puedes creer? El confinamiento ha sido muy duro. Estábamos empezando y nos encierran, pues nada, la relación se ha ido a tomar por saco.

¿Afectada?

—No pasa nada. Sin dramas. La relaciones van y vienen, hay unas que fluyen y otras que no. Le deseo mucha suerte a él.

¡Qué generosa! De verdad le gustaba ese chico? ¿No tendría que odiarle por haberle dejado? Es lo que está escrito en el guion de unas relaciones: Me dejas..., ¡pues te odio!

—No. Está en su derecho. Era solo una relación y no nos conocíamos bien… pero ¡qué sinvergüenza!

¿Perdone?

—No, no te estaba llamando sinvergüenza. La sinvergüenza soy yo, tenía que estar aquí cubierta de llanto y estoy con toda mi felicidad hablando de mi ex. Es que yo soy muy práctica para el amor.

¿Se puede ser práctica en el amor?

—Convertir una ruptura en un dramón parece lo más lógico. Da lugar a que las amigas te consuelen y a que te mimen. Además, eres la protagonista del momento. Lo que tú dices es de película de chicas y no es la realidad. Hay que ser práctica. Hay personas que viven unos dramas alucinantes cuando les dejan. Hay tantos miles de hombres en el mundo, hay tanta gente interesante, que no hay problema. Mira, yo me lo planteo de una forma lógica. Una persona que te deja, es una persona que no quiere estar contigo. Así que hay que llorar, lo justo, un par de días de luto y ya…

¿Y al tercer día?

—Tiras de orgullo y sales adelante. ¿Qué te parece?

Que muchos dirían que usted tiene el romanticismo en unos niveles de menos de veinticinco...

—Pues tal vez sea así. Hay gente que se queda estancada en una ruptura, y eso no puede ser. Seguro que tengo mi media naranja en algún lugar y yo no era la media naranja del chico con el que me fui a Toledo. Además, si una persona no quiere estar contigo, ¿qué vas a hacer? ¿Vas a pasarte la vida llorando y perdiendo el tiempo por nadie? No, me niego. Mira, un consejo: No hay que llorar por quien no quiere estar contigo.

¿De dónde nace ese descaro y esa desinhibición que muestra?

—No lo sé. Hasta los catorce años fui super tímida…

Y ahora se está cobrando venganza a esa timidez a golpe de descaro, ¿no?

—Mis amigas siempre querían pasar por delante de los chicos, yo me daba toda la vuelta a la manzana para evitarlos. No sé qué pasó para cambiar, empecé a crecer y con una familia tan divertida como era la mía, perdí en timidez y gané en descaro. Y aquí me tienes, estoy dispuesta a no echar una lágrima por un hombre que se va y a comerme el mundo si puedo. Uy, casi me ha salido una promo.

Hablemos del programa. ¿Qué vamos a ver en ‘Caramelo’?

—Mucho amor…

¿De verdad? ¿Crónica rosa?

—Ja, ja, ja… No. ¿Me ves haciendo un programa del corazón? Es un programa hecho a mi medida. Lo que más me gusta es que me han dejado hacer lo que quería, tengo un equipo maravilloso y estoy trabajando con la gente que quería. Movistar me ha dicho: Vamos a cumplir tus deseos.

El primer programa parece que va a cumplir uno de sus sueños, ¿no?

—Sí. Sabes que me siento muy cercana al colectivo LGTB, siempre me han acogido superbien. Celebro mucho la fiesta del Orgullo y siempre decía: Joder, ¿algún día podré dar yo el pregón? Este año me sentía más cerca de eso, y el mundo se paró en marzo y se cancelaron todas las fiestas. Me preguntaron qué quería hacer, les dije que dar ese pregón y es lo que vamos a hacer. En Caramelo soy yo en estado puro, mantengo el tono de Las que faltaban.

¿Entre sus deseos está el pedir un novio? Uno que le dure.

—No, para nada. No necesito que Movistar+ me busque un novio. ¿Un novio?, uf, qué va. Voy a pedir cosas molonas de verdad. Además, no tengo ganas de novio ahora, estoy muy bien sola. Tengo que estar centrada y distraída.

¿Distraída dice?

—Sí, ya me entiendes, puede aparecer algún chico, pero no para todo el rato. Me pueden distraer de vez en cuando, pero no para siempre. ¿Novio ahora? Nooo.

“Llego con muchas ganas de salir a la calle, estoy muy desconfinada, y más que lo voy a estar. Quizás más loca. Llevaba mucho encerrada”

“Hasta los catorce años era supertímida, pero al crecer, y con la familia tan divertida como era la mía perdí en timidez y gane en descaro”

“Caramelo’ es un programa hecho a mi medida. Lo mejor es que me han dejado hacer lo que quería y trabajar con la gente que quería”