UNA ficción con la que levantar alfombras y mirar detrás de la puerta. Este era el objetivo bajo el que nació El rey, largometraje dirigido por Alberto San Juan -que también participa como actor- y Valentín Álvarez, y que tiene como origen una obra teatral. Producida por el Teatro del Barrio y con más de 200 funciones sobre los escenarios, en su salto cinematográfico contó además con el apoyo vía crowdfunding para su financiación y presupuesto. Una película colectiva es la definición que ofrecen desde el equipo.

Tres actores, Alberto San Juan, Luis Bermejo y Willy Toledo, son los encargados de representar en la ficción al rey Juan Carlos I, a Franco, a Adolfo Suárez, a Felipe González, a Carrero Blanco o a Martín Villa, entre muchos otros. Todos ellos personajes fundamentales en la Transición y en sus años previos y posteriores que llevarán al espectador, apuntan, a distintos momentos claves para entender el presente.

Según reivindican, “no es una obra de teatro filmada, sino que es una película teatral” y acerca de las razones de llevar el montaje a la gran pantalla, Alberto San Juan explica que “para cualquier persona supone todo una apuesta recuperar el relato pensado inicialmente para el teatro, porque cuando acaba la última función, solo queda en el recuerdo de los que la vieron, pero esta cinta va a quedar para el futuro”. Porque según apuntan desde el equipo, si bien el primer objetivo de todas las piezas es “hacer un espectáculo y entretener, conmover y apasionar”, su segunda tarea no es otra que “contribuir al debate público que desde el 15-M cuestiona la etapa política que comenzó con la Transición hace cuarenta años, pero también participar en el actual cambio histórico para contribuir -humildemente, apuntillan- a que el nuevo ciclo sirva para el bien común”.

Apuesta arriesgada Todo ello trabajado, según relata Alberto San Juan, desde una apuesta arriesgada en formato de cine ya que “refleja en la pantalla lo que pasa en la cabeza de un hombre, una pesadilla durante la madrugada que tiene un rey destronado y que se enfrenta a sus fantasmas”. Será este el hilo conductor para desarrollar, explica Willy Toledo, “una película crítica, porque cualquier ser humano con un mínimo de inteligencia sabe que la monarquía es ilegítima”. Irónico, Alberto San Juan reflexiona acerca de cómo “si se hiciese una película dentro de veinte años sobre el actual rey, probablemente Franco apareciese, porque las personas que han sido importantes en la vida de su padre serían los mismos”.

En cuanto al variado abanico de personajes representados, el equipo avanza que se realiza sin ningún tipo de elemento más allá del peinado, ya que “lo que nos interesa es el texto y los personajes en sí, más allá que la propia caracterización”, remarca Willy Toledo. De ahí que la estética del largometraje busque “mostrar una realidad psicótica” pero todo desde una puesta en escena de carácter minimalista, concretó Willy Toledo. Una revisión histórica dirigida especialmente a “personas interesadas en nuestra biografía colectiva como país y aquellas con un ánimo dispuesto a seguir reflexionando sobre nuestro presente, y a tomar una postura activa respecto a lo que pasa, a lo que queremos que pase”.