Bilbao - Le gustaría contar en la radio una invasión marciana. También desearía ser invisible fuera del micrófono porque no le gusta la popularidad. Prefiere la noche y, durante varias temporadas, ha estado al frente de Gabon, pero se ha convertido en la voz de Euskadi hoy. Encargado de espabilar al oyente, comenta cómo sería su vida si se topara con un Euromillón, por qué o por quién puede perder la cabeza o qué plato degustaría con gula y placer en una mesa. Sin embargo, Javier Vizcaíno tiene claro que no dejaría de trabajar, flexibilizaría los horarios porque se levanta al alba y es de los que les gusta trasnochar, pero estar cerca de la radio es una pasión que le viene de niño y que le puede más que el ocio a tiempo completo.

¿Qué le gustaría contar en la radio que nunca ha podido narrar?

-Que hay una invasión marciana, como en La guerra de los mundos, de Orson Welles, solo que esta vez serían extraterrestres majos que vendrían a echarnos una mano para librarnos pacíficamente de los indeseables que padecemos.

¿Sería infiel a la radio?

-Con la radio tengo una relación abierta, así que la infidelidad sería consentida. De hecho, es.

¿Con quién?

-Obviamente sería con los medios escritos.

Imagínese que le toca el Euromillón y que de pronto es millonario. ¿Qué es lo primero que haría?

-Comprobar veinte veces que no me he equivocado al mirar los números. A partir de ahí, nada muy lustroso. No soy de vicios caros.

¿Qué se compraría?

-Quizá un ordenador muy potente, pero tampoco lo tengo claro.

¿Un lugar para vivir sin trabajar?

-No podría vivir sin trabajar. Como mucho, me quitaría la servidumbre de los horarios, pero no soy capaz de estar sin hacer nada demasiado tiempo. Y para hacer eso me vale mi casa actual. O para una temporada un poco más larga, un pueblo que no esté muy lejos de algún centro urbano. Ayoó de Vidriales, en Zamora, por ejemplo.

¿A quién o quiénes les daría con el micrófono en la cabeza?

-Literalmente, a nadie. Metafóricamente, a bastantes. Sobre todo, a la cantidad de farsantes que, viviendo como Dios, andan de portavoces de los que lo pasan mal.

¿Cuál es ese capricho que nunca ha conseguido?

-Como en mi casa pasábamos bastantes estrecheces, especialmente en una época, me acostumbré a tener caprichos alcanzables.

¿Pecados confesables en su vida?

-De los capitales, soy bastante perezoso y en alguna ocasión me dejo llevar por la ira. Una migajita pequeña de orgullo también tengo, sí.

¿Inconfesables?

-Se ha quedado un buen día, ¿no le parece?

¿A quién invitaría a comer?

-A las muchísimas personas a las que debo un buen rato compartido desde hace mucho tiempo y, aun así, siguen queriéndome.

¿A cenar?

-A los mismos.

¿Una mujer ideal?

-Pues, aunque quede cursi, la persona con la que comparto mi vida.

¿Coqueto?

-Nada de nada.

¿Qué nos encontraremos si abrimos su armario?

-Si llevo una temporada solo en casa, un cristo ingobernable, aunque solo en mi parte.

¿Y si entramos en su cuarto de baño?

-Lo habitual, incluyendo una radio.

Más íntimo, ¿qué podemos encontrarnos en su frigorífico?

-De todo.

Una pasión que le pierda.

-Escuchar a los demás.

Una comida que le desate la gula.

-Va por épocas, aunque no sería nada con glamur. Me vuelven loco los espárragos, las alcachofas y los modestos puerros. También los encurtidos, especialmente, las guindillas de Ibarra. ¿Unas patatas fritas con huevos y pimientos rojos? ¡Venga!

¿A quién le cerraría el micrófono?

-A los requeteprofesionales del blablablá.

¿Qué foto no enseñaría nunca en público?

-Lo que me gustaría es eliminar muchas de las que sí son públicas, empezando por algunas que han salido en estas páginas...

¿Qué fantasía no se ha cumplido?

-Meter el gol que le dé la liga al Athletic en el último minuto.

¿Alguna que sí haya conseguido?

-Conocer personalmente a decenas de oyentes.

¿A qué ha renunciado por la radio?

-En realidad, a nada.

Una música que le ponga?

-Va por ratos. Aitormena fue mi canción. Si tengo el día tonto, unos bolerazos, pero cada vez me permito menos excesos sentimentales.

La película de su vida

-La típica es Lo que el viento se llevó, que la he visto un porrón de veces. Durante una época me flipó El lado oscuro del corazón.

¿Qué prenda no se pondría nunca?

-Unas mallas de running.

Un recuerdo de infancia?

-Colándome en el cuarto de mi padre para quitarle la radio y llevarla a mi cama.

¿Qué borraría de su vida?

-No, rien de rien. Je ne regrette rien.

El último libro.

-Los leo de cinco en cinco al mismo tiempo. Ninguno que merezca locamente la pena, últimamente.

¿El día o la noche?

-La noche.