El uso de un material altamente inflamable como el poliuretano, el efecto chimenea de la fachada ventilada... Son dos de los factores que, junto a las altas temperaturas y el fuerte viento, se han barajado a la hora de explicar la rápida propagación del fuego en el voraz incendio de Valencia. Sea cual sea el resultado final de la investigación, los arquitectos llaman a la calma. “Lo ocurrido en Valencia no puede pasar en un edificio actual”, asegura Víctor Otero, coordinador del Centro de Asesoramiento Técnico del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro. “El poliuretano está en desuso y un incendio de esas magnitudes nunca va a poder pasar porque ahora las fachadas ventiladas ya van con cortafuegos. Además, se tienden a utilizar materiales ignífugos, que no saquen llama”, añade el expresidente del COAVN Jesús Cañada.

Aunque está por confirmar si los edificios que fueron pasto de las llamas en un tiempo récord contenían en sus fachadas ventiladas poliuretano, este material ya ha sido puesto mediáticamente en el punto de mira. “En la década del 2000 al 2010 sí que hubo más aplicación de poliuretano y aún se utiliza, porque tiene sus ventajas, pero no es el material más habitual en fachadas y mucho menos desde las últimas modificaciones normativas. En proyecto se ve ya muy poquito”, avanza Otero.

A raíz del incendio que en 2017 devoró la torre Grenfell de Londres, cobrándose la vida de 72 personas, “se generó muchísima alarma en Europa” y “se limitó mucho la utilización en fachadas ventiladas de los derivados del petróleo”, explica este arquitecto. De hecho, desde 2019 “se puede utilizar el poliuretano en una fachada ventilada, pero solo en edificios de hasta 10 metros de altura, el equivalente a tres plantas. En Valencia estamos hablando de 14 plantas. Utilizarlo en un edificio así ahora mismo sería inviable”, aclara.

“A veces tiene que ocurrir un drama para que pueda haber alguna normativa que exija alguna revisión”

Según la normativa actual, en las fachadas ventiladas se deben utilizar materiales ignífugos, como la lana de roca, las lanas minerales o la fibra de vidrio. “Esos materiales los puedes colocar sin problema aunque no haya mucha sectorialización ni barrera cortafuegos porque no arden ni propagan la llama. Es como tener una fachada de piedra”, pone como ejemplo. “Lo que se busca -añade- es que siempre haya como mínimo una estabilidad de 30 minutos, que dispongas de ese tiempo para desalojar el edificio si fuera necesario. En el caso de Valencia hemos visto que en algunos momentos no había ni de cerca ese tiempo”.

Aclarado que el poliuretano no supone un riesgo en los edificios de nueva construcción, cabe preguntarse si existen fachadas ventiladas que contengan este material en antiguos inmuebles de Bizkaia. “No tengo el censo de edificios, pero es posible que haya alguno. Serían pocos porque la fachada ventilada antes casi no se utilizaba. Por tanto, esa combinación de fachada ventilada con derivado del petróleo se puede producir”, pero en un porcentaje “muy bajo”, recalca y señala que no se realizan inspecciones para detectarlas. “Todas las normativas no son de aplicación retroactiva. A veces tiene que ocurrir un suceso dramático para que pueda haber alguna normativa que exija alguna revisión, pero ahora mismo no existe”, zanja.

Aislamientos más espesos

 En caso de que alguna comunidad de vecinos constate, tras consultar con el arquitecto de su edificio, que se encuentra en dicha situación, no hay por qué alarmarse. “Si es una fachada ventilada, lo bueno que tiene es que es desmontable. Podrían retirarla y aprovechar para mejorar el aislamiento de su vivienda”, propone. Y lo hace con conocimiento de causa. “Si han puesto un aislamiento antes de 2005, de cara al futuro no va a ser suficiente. Todas las regulaciones que están llegando con la directiva europea de eficiencia energética están indicando que en una zona climática como la de Bizkaia hay que colocar espesores de aislamiento muy superiores a los que se ponían entonces. Visto que pueden tener una situación de riesgo, que aprovechen para convertirlo en una oportunidad”, plantea por verle “un punto de vista positivo” al asunto.

Tras insistir en que “lo que hemos visto en Valencia no es posible con un edificio nuevo o una rehabilitación moderna”, Otero destaca que la legislación vasca e incluso algunas ordenanzas municipales son incluso “más exigentes” que la normativa estatal, ya que consideran obligatoria la instalación de cortafuegos en las rehabilitaciones energéticas.

Dado que “en Bizkaia se construye relativamente poco”, el expresidente del COAVN Jesús Cañada cree que “no tiene que haber muchas viviendas que hayan utilizado el poliuretano” en sus fachadas ventiladas porque, “tras la última reforma de la normativa, ha entrado en desuso”.

Cañada, que “nunca” había visto nada como lo sucedido en Valencia, llamó a “no ser alarmista” y resaltó que en el incendio se habían dado “una concatenación de circunstancias, como el viento y las altas temperaturas”. Con otra climatología, dijo, “el edificio no habría quedado tan dañado, fue en media hora”. 

En este sentido, señaló que los muebles actuales suelen tener “una combustión más rápida” y que “los edificios antiguos, de maderas macizas, tardaban más en arder”. A la espera de una “investigación más profunda”, a Cañada le parecía “inconcebible que un edificio moderno” hubiera prendido por completo en llamas. 

Consejos

Prevención.

La decana del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana (COIICV), Nieves Romero, recordó ayer “la importancia de la regulación, la prevención, la responsabilidad y el esfuerzo constante en la búsqueda de una mayor seguridad y garantía en nuestras infraestructuras y edificaciones en la protección de la vida y el patrimonio de las personas”.

Información a los ciudadanos.

En caso de existir una preocupación y no localizar al arquitecto que diseñó el edificio para interesarse por los materiales empleados en una fachada ventilada, se aconseja ponerse en contacto con el COAVN. “Tenemos una oficina de ayudas a la rehabilitación abierta al público. Todos los ciudadanos pueden consultar con ella”, se ponen a su disposición.

Recomendación.

Si la fachada está instalada antes de 2005, los arquitectos consideran que “este puede ser un buen momento para cambiarla, puesto que el aislamiento no será suficiente”.