Bilbao- “Jamás pensé que la niña se encontraba detrás de la puerta; al abrirla le di un trompazo. Me quedé clavado. Cuando la abrí me encontré a la pobre niña tumbada en el suelo, boca arriba, sobre la alfombra y llorando”. Víctor Manuel D. S., padrastro y presunto asesino de Yaiza, la niña de 3 años fallecida en octubre de 2013 en Barakaldo, cambió la versión de lo ocurrido en el juicio que se inició ayer en la Audiencia Provincial de Bizkaia. Un jurado popular formado por siete mujeres y cuatro hombres juzga desde ayer en Bilbao al presunto asesino de la hija de su pareja sentimental. El acusado, de 31 años y natural de León, declaró el día de los hechos que de regreso a casa la pequeña Yaiza se cayó por las escaleras del portal y que se golpeó. Ayer, aparentemente tranquilo, el acusado se retractó y reconoció que haber contado que la niña se cayó por la escalera fue “un error”. El acusado dijo que el día de la muerte de la menor relató a la Ertzaintza y a los servicios de emergencia que la pequeña se había caído por las escaleras porque “me entró miedo, pánico”. “Me salió decirle que se había tropezado y caído por las escaleras”, explicó. En la primera sesión del juicio, el acusado declaró que tras dejar a la menor sola en casa, “en el salón viendo dibujos animados”, se dio cuenta que se había olvidado el tabaco y el móvil en el coche, aparcado en frente. “Cuando volvía a casa, el vecino me dijo que la niña estaba gritando y escuché: “Papá, papá, el teléfono” (refiriéndose al de casa). Subí corriendo, abrí tan fuerte la puerta, que le di un trompazo. Nunca la golpeé, ni la maltraté”, dijo.
Por su parte, la madre de la niña, Ruth S. J. R., que tiene un hija del presunto asesino de año y medio, -declaró tras un biombo- que al principio creyó la versión del acusado de que la menor se había caído por las escaleras porque “¿quién iba a imaginar que la persona que tienes a tu lado iba hacer algo así?”, pero, según transcurría el tiempo y, tras conocer los informes forenses, “las pruebas que había no concordaban con lo que él me repetía”. El acusado dijo que siempre mantuvo la versión de las escaleras aunque cuando asistía al juzgado “algo me decía que soltara la verdad”, confesó el acusado que contó parte de la nueva versión a su hermana y, por carta, este mes a su abogado, cuando se encontraba en prisión preventiva en Nanclares.
ESCRITO DE ACUSACIONES Los hechos se remontan al 3 de octubre de 2013, cuando el acusado, que se encargaba del cuidado de su hijastra, regresó al domicilio común en Retuerto, tras recoger a la menor en el colegio, ubicado en Cruces. En los escritos de calificación, el Ministerio Fiscal señala que, una vez en el domicilio, tras recoger a la menor del colegio, a las 14.25 horas, “por motivos no aclarados, el imputado sujetó con su mano derecha por debajo de la mandíbula la cabeza de la menor y con la intención de atentar contra su vida la golpeó contra la pared del pasillo de entrada en dos ocasiones. Tras los impactos recibidos, Yaiza sufrió “traumatismo craneoencefálico cerrado, causante a su vez de una hemorragia intracraneal y un edema cerebral que le produjo una disfunción neurológica y, como consecuencia, la muerte”. Como lesiones, la pequeña presentó “una equimosis en región frontal con morfología cuadriculada y equimosis digitada a nivel submandibular”. Por todo ello, el fiscal pide 18 años por un delito de asesinato con alevosía porque la menor “no tuvo ninguna posibilidad de defenderse” del ataque de su agresor que “ejercía de padre”.
El letrado, Carlos Sáenz, que representa, Bruno Francisco D.S., mantiene que la niña” no presentaba ninguna lesión compatible con una caída por las escaleras” y solicita 20 años de prisión por un delito de asesinato. En el escrito de acusación formulado por Javier de Frutos, abogado que representa a la madre de la menor, se califican los hechos como un delito de asesinato, por lo que solicita 18 años de prisión. Por su parte, el abogado defensor mantiene que “no ha quedado acreditada la participación dolorosa” del imputado en el fallecimiento de Yaiza e hizo hincapié, que tras el incidente que sufrió la menor, su defendido “trató de auxiliarla”. “Llamó a los servicio de emergencia y obedeciendo todas las instrucciones que le fue indicando el médico para reanimarla la trató de auxiliar”. Por todo ello, Gaizka Garzón pide la libre absolución del acusado porque “no había ánimo de matar, móvil no parece que existiera y, en todo caso, sería un caso de homicidio involuntario”.
La madre de la niña se derrumbó en varias ocasiones en la declaración. Relató que no pudo ver a su hija hasta tres días después del fallecimiento en el Instituto Anatómico Forense y, que solo vio “una rojez en la cabeza y un hinchazón”. La madre de Yaiza reconoció que mientras que vivió con el acusado preguntaba qué había ocurrido. “Él seguía manteniendo la misma versión, la contaba tranquilo, con frialdad... demasiada. Ahora no creo que falleciera de un modo accidental”, dijo. Unos meses después del nacimiento en enero de la hija que tiene con el acusado, Ruth, que vivía en una casa de acogida, rompió la relación con Víctor, que se encontraba trabajando en Francia. Tras negar que en septiembre estuviera en León, en casa de la familia del acusado, la madre de Yaiza explicó que en noviembre de 2014 denunció al acusado por amenazas y el juez dictó una orden de alejamiento. Por su parte, una prima de Ruth, que declaró como testigo, afirmó que la única que vez que vio a los tres juntos se dio cuenta que el acusado “no trataba bien a mi prima y a la niña”. “Oí cómo dijo la niña: Con Víctor no, con Víctor, no”. La tutora de la menor también declaró y dijo que no vio nada extraño” y que la entrega de la niña al padrastro a la salida del colegio “era normal”. La vista oral contra el acusado debía haberse celebrado en enero, pero Víctor Manuel huyó. El acusado fue detenido en abril en Francia.