Bilbao
El fenómeno de las lonjas juveniles lleva años instaurado en Euskadi. Simulando a los tradicionales txokos gastronómicos y, al mismo tiempo, empujados por la crisis y la búsqueda de privacidad, los jóvenes -muchas veces menores de edad-, han trasladado sus opciones de ocio a locales que comparten características similares: son lonjas a pie de calle, normalmente comerciales y en desuso, propiedad de la familia de algún miembro de la cuadrilla o arrendadas "a escote" por los jóvenes, y con escaso o ningún acondicionamiento para su habitabilidad, más allá de algunas tomas de electricidad y agua. Otras características de estos txokos a pequeña escala es que se preparan como si fueran salones, con mobiliario que los miembros del grupo consiguen en la calle o cedidos por familiares y conocidos.
Además, suelen estar decorados con numerosos aparatos electrónicos destinados al disfrute de los jóvenes: consolas de videojuegos, televisores de gran formato, ordenadores, vídeos, DVD, equipos de música, electrodomésticos, móviles e incluso carteras y monederos... En definitiva, objetos con un relativo valor económico y fáciles de vender en el mercado negro.
Todo ello convierte estas lonjas en objetivos potenciales para los amigos de lo ajeno. De hecho, la Ertzaintza ha puesto su punto de mira en estos hechos como consecuencia del repunte percibido. No en vano, a lo largo de 2012 y en lo que va de año se han practicado 18 detenciones por diversos robos en locales ocupados por jóvenes. También por ello, la Policía vasca ofrece una serie de normas básicas de seguridad para evitar tanto los asaltos por parte de ladrones como incidentes por la falta de acondicionamiento de los locales.
Desde el punto de vista de los jóvenes, las lonjas resultan lugares muy atractivos. "Son un punto de reunión exclusivo que les protege de la intemperie, les ofrece privacidad y contiene todo aquello que les permite disfrutar de su ocio a su manera, sin apenas gastar dinero", explican desde el Departamento de Seguridad del Gobierno vasco. Aunque se están convirtiendo en foco de atención de los ladrones. "A nosotros no nos han robado todavía, pero conocemos a otras cuadrillas a las que sí", explica Nerea, desde su local de Barakaldo. Menos suerte tuvo una cuadrilla de veinteañeros que la pasada semana vieron cómo alguien desvalijó su lonja ubicada en el barrio de San Vicente de la localidad fabril.
Los peligros Los riesgos que entrañan este tipo de locales son varios y de diversa índole. La experiencia policial ha constatado que estos riesgos son "notables". "Está el problema de la seguridad de personas y bienes, es decir, el riesgo de sufrir robos o agresiones mientras se está en el interior de estas lonjas. A ello contribuye la inexistencia de una puerta que ofrezca la seguridad suficiente, con lo que se pierde la capacidad disuasoria contra posibles ladrones o agresores. Esto, sumado a la atracción que genera la alta probabilidad de encontrar dentro de las lonjas aparatos electrónicos, provoca un verdadero efecto llamada para determinados delincuentes", destacan las mismas fuentes policiales.
Una situación "peligrosa" que se da con frecuencia es cuando un par de jóvenes que se encuentran en una de estas lonjas de madrugada, jugando con una videoconsola o viendo una película, comentan en las redes sociales esta situación. Con ello están dando cuenta de la ubicación de la lonja, y en muchas ocasiones, facilitando una completa información sobre lo que tienen o no tienen en ella -aparatos, muebles, etcétera- e invitando a sus interlocutores a visitarles, sin caer en la cuenta de que sus mensajes están siendo recibidos por un numeroso grupo de "amigos", a muchos de los cuales es posible que ni siquiera conozcan personalmente.
Sin saberlo, con este comportamiento están aventando una información que puede llegar con facilidad, y de forma inmediata, a uno o varios indeseables que piensan que sería muy fácil presentarse en ese lugar con una navaja, y vaciarlo. Y esto es lo que está ocurriendo.
De ahí la importancia de que los usuarios pongan en práctica unas normas básicas de autoprotección "de puro sentido común". Por ejemplo, ocupar la lonja de madrugada siempre supondrá un riesgo mayor que utilizarla por la mañana o a primera hora de la tarde. Estar solo en el local ofrecerá más facilidades al robo que estar en grupo; y cuanto más numeroso mejor. Abrir la puerta exclusivamente a quienes se conoce ofrece garantías y es una medida básica de seguridad.
"Somos unos 25 en la lonja y siempre venimos en grupo. Además, cerramos la puerta con llave cuando estamos dentro", matiza Nerea.
Antecedentes Entre los casos y las detenciones registradas por la Er-tzaintza se encuentra la del pasado 19 de noviembre, cuando, sobre las once de la noche y aprovechando que la puerta no tenía echado el pestillo, dos individuos irrumpieron en un local de este tipo de Erandio donde se encontraban dos menores. Los asaltantes amenazaron a los chicos con sendos cuchillos y se llevaron una videoconsola, el sintonizador de TDT y dos teléfonos móviles, entre otras cosas.
Un robo similar se producía también el pasado día 24 de febrero en otra lonja del mismo municipio, cuando de nuevo dos individuos se colaron y, tras amenazar al único ocupante con un cuchillo, se llevaron una caja de caudales, una riñonera con un teléfono, tarjetas bancarias y documentación en su interior, y otros enseres. En estos casos, la investigación de la Ertzaintza permitió identificar a los presuntos autores, cuatro individuos, que eran detenidos el pasado 18 de marzo en la misma localidad.
El 17 de enero, los tres integrantes de una banda ingresaban en prisión después de que, entre octubre y enero, sus miembros hubieran perpetrado tres asaltos en dos lonjas de este tipo en el barrio Gazalbide de Gasteiz. En estos casos, los asaltantes agredieron y amenazaron de muerte a los escasos ocupantes de las lonjas para llevarse un ordenador portátil y varios teléfonos móviles.