La I Jornada de Salud y Neurorrehabilitación Robótica, celebrada en el Hospital Quirónsalud Bizkaia, ha puesto de relieve cómo la tecnología robótica está transformando los procesos de recuperación de pacientes con patologías neurológicas. El encuentro, organizado con motivo del primer aniversario de la Unidad de Neurorrehabilitación Robótica y del décimo aniversario de Gogoa Mobility Robots, reunió a especialistas, investigadores y pacientes para compartir avances en terapias asistidas por robots.

El neurólogo Alejandro Durán, jefe del Servicio de Neurología de Quirónsalud Bizkaia, destacó que cualquier patología que genere un déficit neurológico, ya sea agudo o progresivo, puede beneficiarse de una rehabilitación robótica”, y subrayó la importancia de iniciar la terapia lo antes posible para preservar la funcionalidad. Durán recomienda la neurorrehabilitación robótica tanto en casos agudos como crónicos: “Si es una patología aguda, empezamos en cuanto el paciente está estable y podemos hacerlo de forma segura. En enfermedades progresivas, como el Parkinson, se propone cuando empiezan a aparecer déficits que afectan al día a día. La tecnología nos ayuda a prevenir la paralización de funciones vitales como comer, caminar o andar”. “Es muy importante la rehabilitación en los pacientes para prevenir empeorar o, al menos, ralentizar esa pérdida de movilidad funcional”, ha puntualizado el jefe del Servicio de neurología.  

Por su parte, Sara García, responsable de la Unidad de Neurorrehabilitación Robótica, explicó que la tecnología “permite diseñar tratamientos personalizados, más exigentes y eficaces”, combinando exoesqueletos y herramientas digitales con terapias convencionales, explica que lo primero que se realiza cuando un paciente llega a esta unidad es conocerle. “Parece obvio, pero ser conscientes de dónde parte, cuáles son sus necesidades y hasta dónde puede llegar es uno de los pilares fundamentales de la rehabilitación”, señala.

Durante la jornada, pacientes como Alberto Yanes compartieron su experiencia con la rehabilitación robótica, destacando la mejora en su movilidad y calidad de vida. “Hace un año me diagnosticaron una mielopatía cervical y estuve durante seis meses llevando a cabo una rehabilitación convencional, pero necesitaba seguir mejorando”, explica. Es en ese momento cuando conoció la unidad y junto a su familia, se animaron a probar la neurorrehabilitación robótica. “Cuando llegué, tenía muchos problemas de equilibrio y al de poco, a la cuarta sesión, ya notaba mucha mejoría”, ha relatado con ilusión.

En casos como los de Alberto, ser consciente de sus necesidades y ver sus avances, ayuda notablemente en el proceso: “La neurorrehabilitación me ha ayudado a acordarme que no tengo que llevar la pierna, sobre todo, tan para la izquierda y que la tengo que tirar de frente. Ser consciente de ello y poder cambiarlo es una maravilla”, explica este paciente, quien tiene afectado ese lado izquierdo del cuerpo.

Desde el ámbito tecnológico, Carlos Fernández, CEO de Gogoa Mobility Robots, y Guillermo Asín, director de I+D, presentaron los avances en el desarrollo del exoesqueleto Hank, un dispositivo capaz de adaptar en tiempo real su patrón de movimiento a cada paciente según sus necesidades.

“Lo más primordial es que el patrón de marcha de este exoesqueleto es totalmente personalizable en el paciente. El fisioterapeuta en tiempo real puede modificar todos los parámetros del exoesqueleto (velocidad, resistencia, dirección…) para crear el patrón específico para ese paciente y que pueda evolucionar en el tiempo de rehabilitación mientras el paciente va mejorando” - Carlos Fernández.

Por último, Guillermo Asín, director de I+D de Gogoa Mobility Robots: “En realidad, nosotros sobre todo trabajamos en la parte de control. Y luego también nos basamos en la experiencia que nos transmiten los usuarios, que no son solo los pacientes, también son los fisioterapeutas, quienes trabajan día a día con ellos, como Sara García”.  

La colaboración entre Quirónsalud Bizkaia y Gogoa Mobility Robots demuestra que la innovación aplicada a la salud puede cambiar vidas, ofreciendo a los pacientes nuevas oportunidades para recuperar autonomía y confianza.