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Ion ArocenaBiólogo y Director General de AseBio

Ion Arocena, biólogo: "A pesar de los ‘terraplanistas’, la gente confía en la Ciencia”

“Tanto en el Estado como en Euskadi tenemos un nivel de producción científica excelente. Además, a pesar de las teorías ‘terraplanistas’, la sociedad sigue confiando en la ciencia, porque es consciente de que es la única que puede aportar solución y esperanza a los pacientes que lo necesitan”, sostiene Ion Arocena, director general de ASEBIO

Ion Arocena, biólogo: "A pesar de los ‘terraplanistas’, la gente confía en la Ciencia”M.G.

Si falla la salud, de nada sirve todo lo demás. Eso lo sabe la población, que lo demuestra con su firme apoyo a la Ciencia y a los profesionales sanitarios, como se puso de manifiesto en la pandemia. Esto lo tiene muy claro también Ion Arocena, director general de ASEBIO, la Asociación que aglutina a las empresas biotecnológicas del Estado. Arocena ha sido el artífice de que el próximo encuentro BIOSPAIN en 2026 vuelva a celebrarse en Euskadi, en concreto, en Bilbao.

QUIÉN ES

Ion Arocena, (Urretxu, Gipuzkoa) es licenciado en Biología por la Universidad Complutense de Madrid con Premio Extraordinario (2003). Master MBA por la EOI (2010) y Director general de la Asociación Española de Empresas de Bioempresas (ASEBIO). Cuenta con años de experiencia en evaluaciones científico-técnicas y de viabilidad comercial de tecnologías, proyectos y empresas en el ámbito de la biotecnología para ofrecer soluciones a los pacientes.

A veces citamos la IA en futuro, pero ya es un presente real. ¿Qué está suponiendo la IA en la generación de nueva tecnología biológica?

Cada vez más estamos viendo que las compañías biotech hacen uso de las nuevas tecnologías digitales, incluyendo la ciencia de datos y la inteligencia artificial (IA) en los procesos de descubrimiento de medicamentos para asistir los procesos y hacerlos más eficientes. Ahora mismo, incluso la propia IA y los algoritmos se están convirtiendo en productos sanitarios. Se están desarrollando, fundamentalmente en el ámbito del diagnóstico, productos certificados como sanitarios donde detrás hay IA desarrollada. Lo que observamos es una aceleración muy importante y una convergencia entre lo digital y lo biológico, y una gran oportunidad de generar sinergias.

“La IA y los algoritmos se están convirtiendo en productos sanitarios”

La IA acorta el intervalo entre la investigación y la traslación de sus resultados a clínica. ¿Tanto como para que ya lo notemos los ciudadanos?

Hay procesos en los cuales se utiliza la IA que para los ciudadanos son transparentes y lo ven. Hoy día, en los procesos de descubrimiento y desarrollo de medicamentos y productos sanitarios, la IA ya es una realidad, ya se está utilizando.

Existe furor institucional por fomentar servicios y el turismo. ¿También en impulsar la investigación y sus patentes sin importarlas de otros países? ¿Nos acercamos ya al 2% del PIB en investigación?

Todavía nos queda mucho espacio por trabajar. Es cierto que hemos avanzado mucho desde la pandemia, incluso antes de la pandemia estábamos creciendo. Después hemos dado un empujón muy grande en inversión en I+D, particularmente en nuestro sector, aprovechando el viento de cola de la pandemia que puso en el foco en las biotech como sector estratégico que aportó soluciones al reto del covid19. Ha sido un impulso muy importante, y ahora tenemos el reto de continuar manteniéndolo y seguir invirtiendo como sector estratégico.

La salida de EEUU de la OMS tiene evidentes repercusiones en la salud privada y pública, sobre todo de países del tercer mundo. ¿Qué influencia está teniendo y puede tener en las biotech?

La incertidumbre es enemiga de la inversión. Estamos en un momento geopolítico complicado donde la toma de decisiones en algunos momentos, particularmente por parte de EE.UU., no parece ser todo lo racional que nos gustaría como representantes del sector, y eso hace que los operadores no acabemos de ver muchas veces los drivers que están forzando las decisiones. Lo que a nosotros nos preocupa es el efecto que pueda tener en el ecosistema de inversión y si ésta puede retraerse porque no acaba de entender cuáles son los modelos de negocio de futuro o si están cuestionados los actuales.

Proliferan los terraplanistas de la ciencia (antivacunas, anticovid, anti tratamientos…). ¿Reducen la esperanza en la biotecnología? ¿La ciudadanía confía en la Ciencia para su salud?

Sí. La gente sigue confiando en la Ciencia. El sector biotecnológico sigue manteniendo una buena reputación a nivel general, por lo menos en el Estado. Otra cosa es si puede haber corrientes que cuestionan la ciencia y las bases en las cuales se fundamenta el progreso científico. Ante esto lo que hay que ser es transparentes, explicar lo que estamos haciendo y que las innovaciones que desarrollamos tienen el potencial de proporcionar solución y esperanza a pacientes que lo necesitan, que es en lo que hemos de estar todos trabajando: para mejorar la calidad de vida del paciente.

Ion Arocena.

Si la población ve que la solución a los avatares de su salud está en el desarrollo biotecnológico, ¿lleva esta visión a inversiones públicas y privadas mayores? ¿Aumentan las empresas biotecnológicas?

Nosotros seguimos viendo un crecimiento importante del ecosistema biotech; en los últimos datos disponibles, el censo de empresas era de 1.040 en el Estado, un 5% más que el año anterior. Observamos que el sector está en un momento de gran capacidad de generar innovación e impacto. Respecto a si la población general es consciente de ello, es un gran reto porque es cierto que nuestro sector es muy técnico, donde los fundadores y empresarios suelen ser con frecuencia personas del mundo de la ciencia, muy centrados en desarrollar sus productos, su tecnología y, a veces, poco dados a comunicar hacia fuera lo que hace. Tenemos el reto de darnos a conocer, que la sociedad entienda que hay un sector que desarrolla tecnología para hacer frente a los retos sociales de salud y económicos que tenemos. Y tenemos mucho por lo que sacar pecho y mucho que defender y apoyar.

Si deseo montar una empresa biotech. ¿Es más/menos complicado que en otros ámbitos? ¿Es más difícil encontrar buenos profesionales o financiación adecuada?

La dificultad que tiene nuestro sector está en que los proyectos tienen horizontes temporales de maduración muy amplios. Hablamos de hasta 10-12 años desde que se empieza a investigar y el producto llega al mercado, y con unas necesidades de inversión muy amplia. No estamos hablando de dos personas en un garaje, sino de laboratorios con gente muy cualificada, de comprar materiales caros, tecnología puntera y, por tanto, necesidades de inversión muy altas, y todo en un entorno muy regulado. En el momento que estás desarrollando un producto farmacéutico hay que hacer un ensayo clínico y está muy regulado. Estas particularidades hacen que sea un sector donde el riesgo es alto. Hace falta mucho conocimiento, acceso a talento, mucho dinero e inversión especializada.

¿Se fomenta suficientemente la colaboración privada-pública? ¿Habría que incentivarla más?

Hemos mejorado mucho, pero tenemos que seguir trabajando más. Se ha producido un cambio cultural en España, donde hemos visto que los retos, como son relevantes, importantes y profundos, solo pueden ser afrontados a través del trabajo conjunto de todos los agentes del ecosistema, porque el sector privado necesita de la colaboración del público y el sector público necesita contar con el privado para trabajar juntos, y solo así podremos transformar, que es lo que necesitamos.

Comparándonos con países del entorno o parecido poder económico, ¿nuestra inversión y desarrollo biotecnológico es similar, menor, mayor?

Tenemos muy buenos indicadores de producción científica, fantásticos; los indicadores de innovación son un poco más modestos, aunque teniendo en cuenta el peso que ocupa España a nivel internacional son de una buena posición. Pero eso no quita para que nos tengamos que fijar sobre todo en los países y entornos que son modelos en este ámbito y ver lo que ellos están haciendo mejor que nosotros y aprender e impulsar esa colaboración.

“Tenemos un nivel de producción científica excelente”

En la medicina personalizada y de precisión, ¿qué se demanda más: seguridad, rapidez, precisión, técnicas no invasivas…?

Hay algunos retos que tenemos de incorporación de este tipo de productos a la práctica clínica que están relacionados con que son productos atípicos. Hemos pasado de un producto que sirve para todos a tener productos individualizados para poblaciones muy pequeñas, que muchas veces van asociados a un test diagnóstico o a un biomarcador; tenemos también el reto de preparar el sistema para incorporar este tipo de innovaciones para que el sistema pueda poner en valor y premiar aquellas innovaciones que sean más transformadoras, porque aportan más valor y eso implica innovar en todo en los modelos de incorporación, de compra.

Además de en medicina, la biotecnología se utiliza en alimentación humana y animal, cosmética, fertilizantes… ¿Qué campos biotecnológicos tienen mayor expansión y demanda?

En el ámbito de la salud lo estamos viendo clarísimamente, en otros estamos viendo dos ejes de desarrollo: uno en el ámbito de la alimentación y todo lo relacionado con nuevos alimentos, por ejemplo, en el área de las proteínas alternativas. Es decir, sustituir las proteínas tradicionales de origen cárnico o lácteo por proteínas de otro origen como microbianas, cultivos muy relacionados con la sostenibilidad, haciendo más sostenible la producción de la proteína, que es esencial para la vida. Luego, un segundo eje está en el ámbito más relacionado con lo industrial, en donde estamos en un proceso de transición de una economía basada en los combustibles fósiles a una economía que no dependa de ellos, y para eso tenemos que transaccionar del petróleo a lo biológico, para lo que debemos ser capaces de producir a través de la biotecnología y de las materias primas de origen renovable. Nosotros pensamos que ese proceso es clarísimamente otro de los vectores futuros de la biotecnología.

Algunos buenos investigadores deciden quedarse entre nosotros, otros salen, se forman y retornan, pero muchos no vuelven. ¿Qué hacer para retenerlos?

Que los buenos investigadores que tenemos se vayan fuera no es malo en sí mismo porque se forman, establecen relaciones y contactos, y eso es bueno para el sistema sanitario. ¿Nuestro reto? Debemos de ser capaces de atraer talento, tanto el que se ha ido como el de los mercados internacionales globales, para que desarrollen su talento y tareas profesionales aquí. En eso también hemos avanzado mucho y creo que el Estado, y Europa en general, tiene la oportunidad de posicionarse también en esta competencia global por el talento.