El tubérculo que deberías incluir en tu dieta para mejorar tu salud
Este alimento, aún poco habitual en nuestras cocinas, destaca por su efecto prebiótico, su bajo índice glucémico y su versatilidad en la cocina
El yacón es un tubérculo originario de los Andes, cultivado principalmente en Perú, Bolivia y Ecuador. Aunque en su tierra natal forma parte de la dieta desde hace siglos, aquí todavía es un gran desconocido. A primera vista, su forma y piel marrón pueden recordar a la batata, pero basta con pelarlo para descubrir una pulpa clara y crujiente con un sabor que se aproxima al de la pera o la manzana, con un dulzor suave. Ese dulzor, sin embargo, no procede de azúcares simples como la sacarosa o la fructosa en grandes cantidades, sino de fructooligosacáridos (FOS), un tipo de carbohidrato que el cuerpo no metaboliza de la misma forma que los azúcares comunes y que, por lo tanto, ofrece beneficios únicos para la salud.
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Una popularidad creciente
Fuera de los Andes, el yacón empieza a despertar curiosidad. No es casual: su sabor dulce, su textura crujiente y sus posibles beneficios para la salud lo colocan en el radar de quienes buscan alimentos que cuiden por dentro y se disfruten por fuera. En un momento en el que cada vez más gente presta atención a lo que come, este tubérculo encaja bien: es nutritivo, versátil y aporta algo distinto a la mesa.
Un aliado para nuestro estómago
Uno de sus puntos fuertes está en el aparato digestivo. El yacón contiene unos carbohidratos llamados fructooligosacáridos que no digerimos como el azúcar habitual. En su lugar, sirven de “comida” a las bacterias buenas que viven en el intestino, ayudando a mantenerlo en equilibrio. Esto se traduce en digestiones más cómodas, menos problemas de estreñimiento y un sistema inmune que funciona mejor. Al ser rico en fibra soluble, además, retrasa la digestión y deja sensación de saciedad durante más tiempo, lo que puede ayudar a quienes intentan controlar su peso sin pasar hambre.
Su dulzor puede engañar: aunque parezca un capricho, tiene un índice glucémico bajo. Esto significa que no provoca subidas rápidas de azúcar en sangre, por lo que personas con diabetes tipo 2 o que quieren evitar picos de glucosa pueden consumirlo con tranquilidad. De hecho, en algunos países se utiliza su jarabe para endulzar café, infusiones o postres, en lugar de miel o azúcar refinado. También es útil para deportistas, ya que libera la energía de forma más lenta y ayuda a mantener el rendimiento sin altibajos.
Pero no todo son carbohidratos. El yacón también aporta antioxidantes, que ayudan a frenar el desgaste celular, y minerales como potasio, calcio y fósforo, que contribuyen a la salud de los huesos, los dientes y el sistema nervioso. Es decir, es de esos alimentos que suman en varios frentes al mismo tiempo.
¿Cómo se come el yacón?
En su lugar de origen, se come sobre todo crudo, pelado y cortado como si fuera una fruta. También se licúa para zumos o batidos, se mezcla con yogur o se cocina en recetas dulces y saladas. En el Estado no es fácil encontrarlo fresco, pero sí en forma de jarabe o polvo en tiendas ecológicas, herbolarios y algunos comercios online. Eso sí, al ser de importación, el precio es más alto que el de otros endulzantes.
Por sus características, tiene pinta de que oiremos más hablar de él. Dulce pero ligero, bueno para la digestión y con un aporte nutricional interesante, el yacón podría convertirse en uno de esos superalimentos que pasan de rareza de mercado a ingrediente habitual en las despensas. Eso sí, como con todo, conviene no abusar: un exceso de fibra soluble puede dar problemas a estómagos sensibles. En la dosis justa, es un ejemplo perfecto de cómo un alimento desconocido puede ofrecer mucho más de lo que parece a simple vista.