La patata es uno de los alimentos más consumidos en el mundo. Presente en platos cotidianos como el puré, las patatas fritas o la tortilla, esta hortaliza es considerada un básico de la despensa. Sin embargo, no todos saben que la patata, bajo ciertas condiciones, puede convertirse en un peligro para la salud. Su aspecto, en ocasiones engañosamente inofensivo, puede ocultar una amenaza que muchos ignoran: la solanina, una sustancia tóxica que se desarrolla cuando la patata presenta brotes o se vuelve de color verde en algunas zonas.
Lejos de ser una alarma infundada, consumir patatas con estas características puede provocar intoxicaciones leves o moderadas, especialmente si se hace con frecuencia o en grandes cantidades. ¿Cómo identificar el riesgo y, sobre todo, cómo evitarlo?
El enemigo invisible: ¿qué es la solanina?
La solanina es un compuesto químico natural que algunas plantas, como la patata, producen para defenderse de insectos y hongos. Se encuentra en mayor concentración en la piel, los brotes y las zonas verdes del tubérculo. A diferencia de otros compuestos, la solanina no se destruye con la cocción, lo que significa que hervir, freír u hornear la patata no elimina el riesgo.
La doctora Sara Marín en su cuenta @uncafecontudoctora advierte que el consumo de patatas con estas características puede generar síntomas como náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal, mareos e incluso alucinaciones en casos extremos. Aunque las intoxicaciones graves son poco frecuentes, el consumo repetido de pequeñas cantidades puede afectar la salud con el tiempo.
¿Por qué algunas patatas se vuelven verdes?
El color verde en la patata no es solanina en sí, sino clorofila, una sustancia inofensiva que se desarrolla cuando el tubérculo ha estado expuesto a la luz. Sin embargo, su presencia suele indicar también un aumento de la solanina, ya que ambas sustancias se forman como respuesta del vegetal a condiciones adversas, como la exposición prolongada a la luz o al aire.
Por lo tanto, si una patata tiene zonas verdes, es señal de que puede contener niveles peligrosos de solanina. Lo mismo ocurre cuando presenta brotes, ya que en ellos se concentra una cantidad significativa del tóxico.
¿Qué hacer si una patata tiene brotes o partes verdes?
La recomendación más segura es desechar la patata por completo, especialmente si está muy brotada, arrugada o verdosa. En casos leves, se puede cortar generosamente la zona afectada, asegurándose de eliminar al menos un centímetro adicional alrededor del brote o parte verde.
No obstante, esta solución parcial solo es válida si la patata está en buen estado en el resto de su superficie. Si dudas, es mejor no consumirla. El riesgo, aunque pequeño, no compensa el beneficio.
¿Cómo almacenar las patatas correctamente?
Una buena conservación es clave para evitar la aparición de solanina. Aquí algunos consejos prácticos:
- Evitar la luz: Guarda las patatas en un lugar oscuro, como una despensa o armario cerrado. La luz activa la producción de clorofila y solanina.
- Temperatura adecuada: Mantén las patatas a una temperatura fresca (entre 6 y 12°C), pero nunca en la nevera. El frío extremo transforma los almidones en azúcares y afecta tanto al sabor como a la textura.
- Buena ventilación: Usa cestas de mimbre, bolsas de papel o cajas con orificios para permitir la circulación del aire.
- Separarlas de otras frutas: Especialmente de manzanas o plátanos, que emiten etileno, una hormona que acelera la maduración y los brotes.
¿Qué dicen los expertos?
Tanto organismos de salud como asociaciones de consumidores han advertido del riesgo potencial de consumir patatas en mal estado. Aunque la solanina no representa una amenaza generalizada, su toxicidad está bien documentada. Incluso la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha emitido informes alertando sobre el consumo de patatas con altos niveles del compuesto.
En algunos países, los supermercados están obligados a retirar lotes de patatas con presencia excesiva de partes verdes, y en el ámbito doméstico se recomienda no utilizar aquellas que presentan signos claros de deterioro.