La incontinencia urinaria es la pérdida del control de la vejiga o la pérdida de orina y puede afectar a todos los grupos de edad, pero sí es cierto que aumenta con los años. En España hay más de seis millones de incontinentes, un 6% de hombres y un 24% de mujeres, cifras que se elevan al 30% y 50%, respectivamente, entre los mayores de 60 años.

Los riñones producen la orina, que es un desecho y un exceso de agua, y desde ellos viaja hacia la vejiga por dos tubos llamados uréteres. Allí se almacena hasta que sentimos ganas de expulsarla. En una vejiga normal caben unos 180 cc de orina (un vaso de agua) y puede permanecer allí de dos a cinco horas, momento en el que habrá que expulsarla.

Este proceso se produce entre 4 y 8 veces al día y falla cuando los músculos se relajan sin previo aviso y la orina se escapa, lo que puede convertirse en un problema a nivel personal y social.

Las mujeres, debido al embarazo, el parto, la menopausia y su propia anatomía, tienen más posibilidades de sufrirla. El riesgo también aumenta con la edad, ya que los músculos de la vejiga y la uretra se deterioran. Los antecedentes familiares, algunas enfermedades y el sobrepeso se asocian a una mayor prevalencia. 

En el caso de los hombres, tienen una glándula prostática que rodea la abertura de la vejiga. A medida que envejecen, se agranda la próstata y puede provocar problemas de incontinencia.

Una mujer realiza ejercicios para fortalecer el suelo pélvico. Freepik

Tipos de incontinencia

Se pueden distinguir cuatro tipos de incontinencia:

- Incontinencia urinaria de esfuerzo. Es el típico escape que se produce cuando uno tose, estornuda, se ríe o realiza esfuerzos como cargar pesos o hacer ejercicio. Se da más en mujeres jóvenes y de mediana edad.

- Incontinencia imperiosa o de urgencia. El afectado nota una necesidad urgente de ir al baño, pero no le da tiempo de llegar.

- Incontinencia por rebosamiento. La vejiga se siente llena porque no llega a vaciarse con la micción, lo que produce un goteo posterior.

- Incontinencia funcional. Algunas personas mayores, aunque controlan la micción, se mueven con dificultad y no llegan al baño a tiempo.

Un hombre coloca sus manos en la entrepierna. Freepik

Métodos para acabar con ella

Si las pérdidas de orina nos suponen un problema, expertos de TK Home Solutions nos muestran algunas propuestas para tratar de acabar con la incontinencia:

1- Ejercicios de Kegel. Debemos identificar los músculos del suelo pélvico conteniendo la orina. Después, con la vejiga vacía nos tumbamos bocarriba con las piernas dobladas y separadas y apretamos esos músculos contando despacio hasta cinco. Nos relajamos otros cinco segundo y hacemos diez repeticiones. Si lo repetimos tres veces al día, lo normal es que notemos mejoría entre 4 y 6 semanas después. 

2- Entrenamiento conductual. Algunas terapias para programar las visitas al baño funcionan: hacer pis cada hora, retrasar la micción, orinar dos veces seguidas y volverlo a intentar...

3- Medicación. Algunos fármacos van bien para solucionar una vejiga hiperactiva y la incontinencia por urgencia o por rebosamiento.

4- Dispositivos médicos. Existen pesarios y oclusores para las mujeres con el fin de evitar escapes. También hay algunos catéteres tipo preservativo y pinzas uretrales para hombres. El especialista determinará si son oportunos.

5- Estimulación eléctrica. Consiste en estimular suavemente los nervios vesicales.

6- Inyecciones de bótox. Trata la incontinencia imperiosa y se administra mediante una sonda.

7- Cirugía. Cuando la incontinencia resulta limitante, tal vez sea posible recurrir a la cirugía con muy buenos resultados, por ejemplo, ante un prolapso pélvico o una próstata agrandada.

El urólogo, en los hombres, y el ginecólogo, en las mujeres, realizarán un examen físico y algunas otras pruebas con las que podrán determinar la causa de la incontinencia y decidir el tratamiento más adecuado.

Consejos para sobrellevarla


- Evitar el sedentarismo.

- Cuidar la dieta.

- No fumar.

- Mantener el peso adecuado.

- Evitar el estreñimiento

- Elegir la protección interior adecuada.