De ruta por el alto Oria, donde la historia se oculta tras un manto verde
Donde nace el río Oria, el paisaje propició la presencia humana y se alió creando una simbiosis que une la tradición arraigada en la naturaleza con el desarrollo industrial
Entre el Parque Natural de Aizkorri y la sierra de Aralar nace el río Oria, uno de los más importantes de Gipuzkoa y que tras casi 90 kilómetros de recorrido desemboca en el Cantábrico por Orio.
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En la parte alta de su cuenca, en su nacimiento a los pies del monte Aizkorri, el verde es el protagonista del paisaje, un entorno de ríos, prados y bosques donde el ganado pasta mientras excursionistas, mendigoizales y viajeros recorren sus caminos.
Desde arriba
La vertiente guipuzcoana de la sierra de San Adrián es la que nutre de agua a los arroyos y pequeños ríos que dan caudal al río Oria. Desde el túnel de San Adrián, paso natural entre Araba y Gipuzkoa, se puede contemplar la panorámica quebrada y profundamente verde que comienza a recorrer el recién nacido Oria camino de Zegama, la primera villa que crece en las orillas del río.
Este paso se convirtió en punto estratégico durante la Edad Media, muy disputado por los reinos de Navarra y Castilla. La antigua calzada empedrada que lo atraviesa sigue comunicando ambos lados y la salida del túnel hacia el Oria se abre a un mirador por encima de prados.
Lo que aquí es historia medieval, al llegar a Zegama se convierte en un recordatorio a la historia del siglo XIX con el general Zumalakarregi como protagonista y las guerras carlistas como telón de fondo. Fue en esta localidad donde murió y fue enterrado. Su mausoleo se puede visitar en la iglesia de San Martín de Tours.
Y es alrededor de esta iglesia donde se agrupa la mayor parte del casco histórico del pueblo, en la orilla derecha del Oria. Destaca el edificio del Ayuntamiento y el que aloja al Ostatu Zegama. Muy cerca, la Casa de Cultura, de amarillo refulgente, atrae todas la miradas y reúne a los vecinos con su oferta. El antiguo hospital Anduetza junto a la ermita de San Bartolomé y la casa Mazkianabarrena son otros puntos de interés histórico y patrimonial.
De nuevo sobre el curso de Oria, el río llega a la localidad de Segura, donde la historia vuelve a hacerse patente en sus edificios. Su nombre ya da una pista de su origen como punto fuerte en el camino que Castilla tenía abierto por tierra hacia Francia. Su cercanía con la frontera con Navarra y su importancia como localidad ganadera la hacía muy apetecible, así que se fundó una villa fortificada para proteger a sus vecinos y el territorio. Las dos únicas puertas que quedan de la muralla así lo atestiguan.
Con un renombrado patrimonio arquitectónico en el que destacan la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, el convento de las Concepcionistas y la casa Arixarra, en realidad casi cualquier fachada palaciega de su calle Mayor da fe de su importancia.
El visitante que recorra esta zona del Goierri no podrá evitar alejarse un poco del Oria para subir hasta Idiazabal, la localidad ganadera que da nombre a la Denominación de Origen de uno de los quesos de oveja más famosos de Gipuzkoa y la vecina Navarra, el Idiazabal. La sede de su consejo regulador espera a los visitantes que quieran conocer y degustar este producto.
Aunque la iglesia de San Miguel Arcángel destaque sobre el resto de los edificios y su casa torre recuerde tiempos convulsos, son las casas de los indianos los que le dan un sabor especial a su callejero. Además son un recordatorio de que en otros tiempos, los hijos de este pueblo tuvieron que emigrar para labrarse un futuro. Algunas de ellas son Pilarrene, Toki-eder, Txomenarenea, Lardizabalenea, Jauregialzorenea...
La villa asturiana que no debes dejar de visitar para conocer los palacios indianos más bonitos
El Oria industrial
La abundancia de agua y madera hicieron que las ferrerías se convirtieran en un primer motor industrial que llevó riqueza a la comarca. Desde entonces, la industria ha sido una fuente económica que llevó riqueza al Goierri.
Uno de los polígonos más importantes es el de Olaberria, con la factoría de Arcelor Mittal como industria más significada. Resulta llamativo, y quizá sea una consecuencia directa de ello, que una traducción de Olaberria al castellano pueda ser ferrería nueva, mostrando así que esta industria tiene un largo historial en la comarca.
El núcleo original del pueblo se encuentra separado del río, en un alto cercano desde donde la iglesia de San Juan y el Ayuntamiento parecen vigilar la labor industrial que se lleva a cabo junto al río.
Algo similar ocurre con la cercana Beasain, donde el conjunto monumental de Igartza ejemplifica el desarrollo industrial de la comarca. Desde la Edad Media se aprovechó la fuerza del río Oria para desarrollar una fuerte industria que aunaba junto al palacio de los señores,el dolare (un lagar de sidra), un molino y una importante ferrería. Todos estos edificios, junto con la ermita de Nuestra Señora de Belén, el puente medieval sobre el río, la presa y el canal para llevar el agua que movía el molino y el martillo industrial forman el conjunto monumental de Igartza, base del desarrollo industrial de Beasain. El dolare se convirtió en una venta y ahora es un renombrado hotel y restaurante. De la ferrería salieron los maestros que desarrollaron la industria metalúrgica, fundando primero en el siglo XIX la Fábrica de Hierros de San Martín, que luego sería la empresa CAF. Por su parte, el palacio es ahora un centro cultural que se puede visitar y conocer la antigua estructura del edificio.
Visita aparte merecen la ermita y la basílica de San Martín de Loinaz, levantada en el siglo XIX en honor a este santo local, aunque su origen se lo disputan con Bergara y la vizcaina Ibarrangelu. Próxima a este templo se alza otro, la ermita de la Virgen de Loinaz, un edificio de planta rectangular y cubierta a cuatro aguas.
La última parada del recorrido es Ordizia. Su casco histórico está declarado conjunto histórico-monumental, jalonado por notables edificios como la iglesia parroquial de Nuestra Señora de La Asunción, los palacios Zabala y Barrena, la casa-torre Muxika y el monumento de Fray Andrés de Urdaneta, entre otros.
Pero lo que destaca en Ordizia es su mercado semanal en la plaza Mayor frente al Ayuntamiento. Allí se venden los productos agrícolas y ganaderos de los productores locales, siendo sus precios referencia para el resto de los mercados en Gipuzkoa.
Sandratiko tunela, la vía que atraviesa la sierra de San Adrián
Aunque la visita a la cuenca alta del río Oria se plantee como eminentemente urbana, casi es de obligado alto el túnel de San Adrián, Sandratiko tunela, a algo más de una decena de kilómetros de Zegama, en el extremo suroriental del Parque Natural Aizkorri-Aratz. Se trata de un paso natural que atraviesa la cresta rocosa de la sierra de San Adrián, en plenos Montes Vascos, y que ha sido utilizado por los pobladores locales como vía de paso desde que necesitaron trasladarse.
Lo que comenzó como una conexión entre las dos vertientes de una montaña acabó siendo un punto de referencia del Camino Real de Postas que llevaba desde Gasteiz hasta Burdeos. Los restos de la calzada empedrada, que algunos dicen que es romana, aún se pueden ver a ambos lados del túnel. En su interior se adivinan los restos del antiguo castillo, que comenzó como defensa fronteriza navarra frente al reino de Castilla, después fue aduana para mercaderes y viajeros, y ahora su lugar lo ocupa una ermita bajo la advocación de San Adrián.
El camino parte desde el aparcamiento de Aldaola-Ubier y es una cómoda subida sencilla, primero bordeando el arroyo Ubier por un bosque hasta la antigua Casa de los Mikeletes, y después por prados de la ladera siguiendo la antigua calzada. Aunque es difícil perder el camino, ya que está bien señalizado y es claro, conviene estar atento a las señales blancas, rojas y verdes que lo marcan, especialmente si hay algo de niebla.