Aunque el Museo del Prado albergue buena parte de las obras capitales de Francisco de Goya y Lucientes, es su localidad natal, la zaragozana Fuendetodos, donde su espíritu vertebra cada piedra, casa y calle. Su obra impregna cada cuarto de su casa natal, las salas del museo cercano, que albergan sus grabados, y cada fachada.

Cercana a Calayatud y Cariñena, Fuendetodos vio nacer a Goya el 30 de marzo de 1761. Aunque el artista esté enterrado en la ermita de San Antonio de la Florida, donde pintó unos frescos, cualquiera que pase por este enclave zaragozano debe visitar su casa natal, en la que vivió sus primeros seis años pero cuyo espíritu y recuerdo se advierten en cada uno de sus modestos cuartos de origen campesino.

Al lado de la casa natal, que alberga una exposición de objetos y muebles de la época (siglo XVIII), está instalado el Museo Zuloaga, que debe su nombre al pintor Ignacio Zuloaga y su trabajo en favor de la obra de Goya. Allí se exponen sus inolvidables series de grabados: Caprichos, Desastres, Tauromaquia y Disparates, junto a otra sala dedicada al arte gráfico.

Paseando por Fuendetodos encontrarás huellas de Goya en cada plaza, calle y fachada, con juegos relativos a su obra, mosaicos de sus firmas y dos trabajos escultóricos: el de la plaza de la iglesia Nuestra Sª de la Asunción, que sufragó Zuloaga; el segundo, de hierro forjado y frente a su casa, lo realizó José Gonzalvo.

Fuendetodos parece que tuvo origen árabe, así que debes visitar la Fuente Vieja, uno de sus elementos más antiguos, que dio nombre al topónimo de la villa, dado el carácter comunal del aljibe. Y como curiosidad, están los neveros, que todavía siguen en pie y se utilizaban antiguamente para almacenar la nieve del invierno y convertirla en hielo.