La situación política en Brasil se deteriora a pasos agigantados. La salida del Gobierno de Dilma Rousseff de sus socios del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) ha agravado la posición de un ejecutivo que cuenta con una tasa de aprobación de apenas el 10% entre la población. Los casos de corrupción en los que están involucrados altos cargos de la administración, con la propia presidenta y su antecesor en el cargo, Lula da Silva, a la cabeza, han dado lugar a las más insólitas imágenes en las instituciones y en las calles. Algunas duras, con enfrentamientos entre partidarios y detractores de Rousseff y Lula, y otras incluso graciosas, aunque con un fondo bastante más agrio, como la de miles de patos que una asociación patronal situó ante el Congreso Nacional de Brasilia, con un elocuente eslogan: No voy a pagar el pato.

Las grandes centrales empresariales de Brasil, encabezadas por la Federación de las Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp), la mayor y más influyente patronal del país, publicaron el martes un manifiesto de pago a favor del juicio político a la presidenta, Dilma Rousseff, en los principales diarios del país. Este anuncio forma parte de las acciones para forzar la salida de Rousseff que lleva a cabo la Fiesp, cuyo presidente Paulo Skaf, es miembro del oficialista PMDB, que acaba de abandonar el gobierno y que es la principal fuerza política del país, liderada por el hasta ahora vicepresidente Michel Temer, primero en la línea de sucesión de la presidenta si esta es apartada del cargo.

La publicidad, suscrita por las más de 400 entidades que apoyan la campaña No voy a pagar el pato, contra el aumento de impuestos impulsado por el Gobierno, fue publicada en Folha de Sao Paulo, O Estado de Sao Paulo y O Globo, de Río de Janeiro, los tres grandes periódicos de Brasil. Con el lema Impeachment ya, en referencia al juicio en el Legislativo que puede despojar a Rousseff del cargo y cuyo proceso se tramita en la Cámara de Diputados, las organizaciones coparon un tercio de cada una de las páginas de las secciones de Política e Internacional de la edición en papel de los diarios. Además, las centrales empresariales trataron de colocar un pato inflable de veinte metros de altura -equivalente a un edificio de siete pisos- frente al Congreso Nacional de Brasilia, pero al no recibir autorización decidieron colocar en los jardines colindantes 5.000 pequeños patos pequeños hinchables y de peluche.

La tasa de aprobación del Gobierno de la presidenta brasileña se mantiene en un escaso 10%. La encuesta fue realizada por el Instituto Ibope, por encargo de la patronal Confederación Nacional de la Industria (CNI), y añade que el índice de reprobación del Gobierno se sitúa en un 69%. En cuanto a la evaluación que los brasileños hacen de la propia Rousseff, un 80% declaró que no confía en la mandataria y un 82% desaprobó su forma de gobernar. - DEIA/Efe