Bilbao - El puerto pesquero, a primera hora de la mañana, es el lugar escogido por Joseba Ramos, presidente de la asociación de restaurantes Santurtzi Gastronomika, para el encuentro con DEIA. “Aquí es donde reside la esencia del pueblo”, explica entre el aroma del café recién hecho y el salitre. Joseba conoce bien Santurtzi, el de su infancia “con menos comodidades” y el actual, en el que trabaja día a día para atraer a turistas y servirles en una buena mesa. Menú obligatorio, sardinas, esas que han dado fama a este municipio de casi 50.000 habitantes que se ha renovado en los últimos años. Atrás quedan los largos minutos esperando al autobús junto al puesto de perritos calientes “donde probé por primera vez la mostaza”: el metro ha cambiado Santurtzi, posicionándolo en el mapa “y acercándolo a Bilbao”, explica.
¿Cómo era el Santurtzi de su infancia? ¿Qué recuerda?
-En su esencia era muy parecido al de ahora. Mi principal zona de juego era el parque central, donde todos los críos hemos jugado al balón y nos hemos atizado algún que otro soplamocos, y la plaza Juan José Mendizabal, detrás de la iglesia. En los últimos años ha sufrido un cambio a mejor, sobre todo en infraestructuras y accesibilidad. Detalles que antes no se tenían en cuenta, de unos a años a esta parte, han cambiado a mejor. La vida más accesible, más cómoda para todos. Antes teníamos la opción de subir a Kabiezes a pata o a pata. Y ahora puedes salvar el desnivel con el ascensor de Larrea, tienes autobuses con una frecuencia impresionante, el metro...
Si hubiese tenido metro entonces...
-Recuerdo que cuando era crío iba a cursos de natación en el polideportivo central, salía con la mochila y el hambre que daba el agua y cuando llovía íbamos a la parada de la churrería para subir hasta Kabiezes. Por aquel entonces, el autobús pasaba cada tres cuartos de hora, así que siempre andábamos pendientes de cogerlo. En la parada había una churrería y un puesto de salchichas, que ahora ha desaparecido. Y yo le daba la lata a mi ama para que me comprara algo porque salía con hambre? Ahí fue la primera vez que probé la mostaza (risas). El metro nos ha posicionado en el mapa, pero también nos ha acercado a Bilbao y a los barrios. Como yo digo, con la Barik se llega a cualquier sitio.
¿Se imaginó en algún momento el trajín de turistas que se vive?
-Santurtzi siempre ha tenido un atractivo turístico porque somos el único municipio de la Margen Izquierda con puerto pesquero, porque seguimos manteniendo esa esencia y por nuestra fama con la sardina. Lo que no imaginaba era el vuelco que ha dado. El otro día tuve en el restaurante un 80% de clientes de fuera, y hablo no solo de turistas ingleses, catalanes, madrileños sino también de visitantes más cercanos de Araba, Iruñea o Donostia. Ahora tenemos cosas que ofrecer, algo que hace mucho tiempo no teníamos tanto.
Se ha orientado el pueblo más hacia el turismo.
-Sí. Teníamos cosas pero estaban muy deterioradas. Me refiero a la Casa Torre, la cofradía de pescadores que estaba en ruinas con la zona de abajo inundada... Estas recuperaciones han sido pequeños pasos que nos han ayudado mucho en el aspecto turístico. Ahora nos queda un reto muy grande que son las vías del tren.
¿Cree que Santurtzi se librará pronto de ellas?
-Esperemos que desde la institución que tiene que tomar la decisión, que es Fomento, lo hagan lo antes posible, porque el pueblo ha aportado mucho al sostenimiento de Bizkaia, de Euskadi y también del Estado. Ya han invertido dinero en la solución y espero que no se quede en un túnel con entrada pero sin salida.
¿Dónde envía Joseba Ramos a los turistas cuando le piden consejo?
-Lo primero, a visitar la parte más entrañable para los santurtziarras, que es el monumento a la virgen de El Carmen y el puerto, porque es donde está la esencia del municipio. Les mandaría alojarse en el Palacio de Oriol, acercarse al parque de La Sardinera, recorrer el paseo que va desde Santurtzi a Portugalete, tomar un vinito en Portugalete y que se vuelvan a Santurtzi, a comer unas sardinas.
No hay plan que no incluya unas sardinas, ¿verdad?
-Es la visita obligada. Yo siempre digo que Santurtzi es la sardina asada y muchas otras cosas más, porque es así. El patrimonio gastronómico que tenemos con tantos restaurantes y tan diferenciados es algo que los municipios del entorno quizá no tengan. Tenemos la gran suerte de tener la sardina como elemento tractor. Con unas simples sardinas asadas de la forma tradicional conseguimos que el turista se lleve ese aroma a salitre, a brasa, a pescado asado. Y para el que tenga el bolsillo más animado, también hay besugos (risas).
Santurtzi tiene mar, pero también monte. ¿Con cuál se queda?
-Con una combinación de ambas. Lo bueno que tenemos es que en Santurtzi no pierdes nunca las perspectivas de los dos sitios.
Presidente de Santurtzi Gastronomika