Bilbao. Entre sus medallas sobresale impedir más de un desahucio o conseguir alguna que otra custodia compartida. Son medallas de carne y hueso que le llenan de orgullo. No por nada, Kenari Orbe es un hombre con marcado acento social. Quizás por ello ha sido galardonado con el prestigioso galardón Best Lawyers 2013, que otorga le revista norteamericana del mismo nombre, que premia, año tras año, a los mejores letrados. Le han reconocido los propios abogados "ni siquiera sé por qué, quizás porque me ven mucho por los juzgados". También para en Getxo, a la altura del número 10 de la calle Reina María Cristina, donde da cuerda al despacho Asesoría Busturia Consulting.
Estudió Derecho Urbanístico en San Petersburgo...
No lo diga así, que parece algo más de lo que es. Había mucha variedad arquitectónica, desde los zares al comunismo, y era un buen lienzo para aprender.
¿Aplicó aquellos conocimientos aquí, en Euskadi?
Sí, claro que sí. Durante unos años asesoré a varios ayuntamientos de Bizkaia pero poco a poco dejaron de edificar. Además, ya lo compaginaba con los litigios y siempre tuve el deseo de tener un despacho propio.
Ser uno su propio jefe...
Eso es. Es uno de los mejores consejos de aita: si puedes trabajar para ti mismo, mejor. Meterás más horas, pero no tendrás que obedecer órdenes que no compartas ni tendrás a quien echar la culpa si las cosas te salen mal.
¿Le sorprendió el premio?
Sí. Y me emocionó porque es algo que reconocen los compañeros. Estás acostumbrado a que los premios se lo lleven los grandes -Uría, Garrigues...- y es bueno que de vez en cuando ganen despachos terrenales.
¿Por qué los abogados no tienen buena prensa?
Es curioso. Cuando un médico hace algo bueno es un gran profesional. Si quien acierta es un abogado, seguro que va a robar, que ha hecho alguna artimaña...
¡Angelitos!
No. Hay ejemplo minoritarios que justifican esa mala fama. No hace poco se filtró la minuta del primer despacho que contrató el PP para defender a Bárcenas y... ¡uf!
¿Bárcenas no merecía defensa?
Todo el mundo la merece. Ahora bien, hay dos sensaciones en la calle: que este señor es culpable y que la resolución de su caso está muy lejana.
¿Defendería a un culpable?
No sería la primera vez.
¡Ay, Dios mío!
Lo que quiero es saberlo de antemano. Recuerdo el caso de una trabajadora de Arteixo a la que habían despedido por un fraude en la baja. Ella me juraba que no y en el juicio salió un vídeo de ella bailando en la discoteca con un esguince cervical. ¡Joder, por lo menos dime la verdad!
¡Igual le delata!
Calla, calla. Somos como los periodistas y los sacerdotes, tenemos que salvaguardar y respetar esas cosas.
¿Hacen más mal que bien las películas de juicios?
Han sido un semillero de vocaciones, pero muchos descubren después de que las cosas no son como las pintan.
La calle critica que haya sentencias injustas
Por supuesto que las hay. Es más, resulta muy difícil ver que la ley y la justicia vayan de la mano. Ni siquiera hay una separación de poderes.
¡Apañados estamos!
Es lo que toca y contra lo que hemos de luchar.
¿Y se puede ser abogado viviendo al margen de la ley?
Ja, ja, ja. Según lo dices, sí. A mí me gusta pensar en una función social. Me siento orgulloso de casos sin apellidos, cuando paralizo un desahucio o consigo una custodia compartida para un padre, aunque no sea políticamente correcto decirlo.
Perdón, ¿cobra mucho?
Espero que no. La ley de tasas trae la aristocratización de la jusitica, y eso no es bueno para nadie.