Mujeriego, irreductible, latin lover, consecuente, patético anciano, astuto político: todo esto y mucho más es Silvio Berlusconi. A nadie le importaría si no fuera porque es el primer ministro de Italia, que arrastra su manera de ser allá donde le llevan sus compromisos oficiales. Sin complejos. Ahora la ha liado lejos de casa, en su viaje oficial a Brasil, en donde ha desplegado sus dotes de encantador de serpientes y de seductor de velinas, que es como se denomina en Italia a las azafatas de programas de televisión. La prensa brasileña revelaba ayer que Il Cavaliere invitó a seis jóvenes mujeres a una cena privada en su suite de hotel, en compañía de muy pocos invitados. El gancho, según confesó una de ellas, era hacerse un hueco en la televisión transalpina. La cena fue la noche anterior a la reunión que Berlusconi tuvo con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
A sus 73 años, Berlusconi gusta de rodearse de jovencitas varias décadas más jóvenes que él, a ser posible de la edad que podrían tener sus nietas. En su reciente gira por Suramérica, todos los medios han estado pendientes de la rubia ex modelo Federica Gagliardi, quien acompaña al primer ministro en su reducido séquito. ¿Su nueva velina?, se preguntan. Pero no contento con eso, según desveló el rotativo O Estado de Sao Paulo, participó en una cena privada en la suite del hotel en el que se alojó durante su estancia en Sao Paulo, a la que asistieron seis mujeres. La bailarina Alexandra Valença afirmó a la publicación que fue contratada por cerca de 900 euros, para hacer una danza erótica en la suite presidencial del hotel de lujo en el que Berlusconi pasó la noche del pasado lunes. "La verdad es que no sabía muy bien lo que iría a hacer. Sólo sabía que había sido contratada para presentar un número de danza", dijo la bailarina, de 28 años. Según Valença, ella y otras cinco mujeres, supuestamente convocadas para efectuar una selección para un programa de televisión en Italia, participaron en lo que el diario califica de "fiesta privada".
Ante el escándalo montado debido al precedente de las anteriores fiestas privadas del mandatario, el Gobierno italiano se vio obligado a desmentir la información, mediante una nota en la que asegura que esa noche Berlusconi, "acompañado por personas de su equipo y de numerosos agentes de seguridad, participó, invitado por un empresario, en una de las recepciones que tuvieron lugar por su visita. En tal circunstancia, se organizó un breve espectáculo de folclore típico con la participación de algunos artistas brasileños". Y zanjó: "El presidente no participó en la posterior cena".