El estreno en el cine de este cómico y actor guipuzcoano con parálisis cerebral no ha podido ser mejor, tras llevarse un Goya y el reconocimiento unánime del cine estatal por su papel en La consagración de la primavera, una película de Fernando Franco que habla sobre la asistencia sexual a personas con dependencia funcional. Telmo es licenciado en Magisterio y Pedagogía y está estudiando Psicología, pero tiene muy claro que quiere ser actor. Además, aprovechó su discurso del sábado para reivindicar “un cine más inclusivo y con cuerpos de todo tipo”. Telmo atendió ayer domingo por la tarde a este periódico todavía abrumado por todo lo sucedido la víspera y antes de regresar a Zumaia. “La noche fue larga, emocionante, tensa… tengo mucho lío en la cabeza”.

¿Cómo se siente?

—Buah. Fueron mogollón de emociones y todas juntas. Todo eso ha creado una sensación nueva para mí. Diría que está siendo algo extraño y bonito. Ahora tengo un gran cansancio emocional y físico, pero aquí me tienes, he dado varias entrevistas, tengo la agenda ocupadilla (se ríe), aunque mañana (por hoy) no sé ni lo que tengo. Está siendo todo increíble y estoy muy contento.

¿Qué pensaba cuando dijeron los nombres de los cinco nominados, justo antes de que le concedieran el premio?

—Pues estaba muy tenso, porque además veía a mi tía en el escenario. Ella tampoco sabía si iba a ser yo el premiado. Creo que la Academia lo pensó muy bien. Fue muy bonito para nosotros. Que me diera el Goya mi tía Elena es un plus.

Se metió en la interpretación en parte gracias a su tía.

—No sé si empecé por ella, pero sí es verdad que a través de ella me metí más. La he visto en películas y en teatros y con ella pude conocer más el mundillo. No es que ella me haya empujado a donde estoy ahora, porque si me hubiera dedicado al Magisterio o a la Pedagogía me habría apoyado igual. Ella dice que yo he hecho mi camino y que ella simplemente me ha apoyado. La relación entre nosotros es de tía-sobrino, no de actriz-actor.

Estudió Magisterio y Pedagogía.

—Sí. En Magisterio aprendí mucho, luego hice Pedagogía para completar, pero no estaba convencido. Pensaba que me hacía falta un cambio y con 23 años me apunté al Taller de Artes Escénicas (TAE), en Donostia, y ahí me di cuenta de que esto me gustaba mogollón.

¿Cómo fueron sus inicios en el mundo de la interpretación?

—En el Taller hacíamos algún pequeño sketch, pero mi primera obra de teatro fue Jendartean Bidaide, de Alex Tello (en 2015). Es una obra sobre la inclusión. Hice también microteatros en Tabakalera y luego empecé con los monólogos. En Jendartean Bidaide había una parte en la que se hablaba de discapacidad, y de ahí me vino la idea para los monólogos. He hecho un poco de todo y espero seguir haciendo cosas.

¿Lo más difícil es encontrar papeles para usted?

—Tiene su complicación, te limita para según qué papeles y hay personajes que ni te puedes plantear. Pero hay otros muchos papeles que sí puedo hacer. Por ejemplo, un abogado o muchas otras profesiones pueden tener una discapacidad o estar en silla de ruedas. Quiero normalizar mi condición, que se vea.

Su discurso cuando le entregaron el premio fue reivindicativo.

—Claro, había que defender eso. Tenía mi momento y tenía que soltarlo. Pedí un poco de apoyo a la gente que está en mi situación, o en otra parecida, que hay muchos. Tiene que haber personas de todo tipo y eso es lo bonito, con lo que aprendes.

Este Goya le puede abrir puertas para continuar en el mundo de la interpretación.

—Me encantaría seguir en el cine, estaría muy bien, espero que no sea mi última película, porque me lo he pasado muy bien. Hay muchas historias impresionantes. Yo también escribo, últimamente un poco menos, pero me voy a poner las pilas. Ojalá esto sirva para abrirme puertas a mí y a más gente.

¿Cómo fue la celebración más íntima con su gente?

—Estaban mi representante, mi asistente, mi tía, mi hermana… además de amigos y la gente de la película. Estoy supercontento. Hoy (por ayer) lo celebro en casa. Voy a Zumaia, que es el cumpleaños de mi madre. Imagínate cómo está. Antes de la gala hablamos y le pregunté de cachondeo: “¿Qué quieres que te regale?”. “Tráeme un Goya”, me dijo. Pues hala, ahí te lo llevo.

¿Qué planes tiene a corto plazo?

—Sigo en el teatro con la gira Sexberdinak (Sexpiertos en castellano), en la que estoy con Aitziber Garmendia. Tenemos varios bolos los próximos días por aquí. Vamos también a Galicia y en abril iremos a Bogotá, que será otra experiencia chula. Va aumentando la agenda. Un poco de todo. A ver luego qué hacemos. l