La renuncia del exministro de Consumo Alberto Garzón a ingresar en la consultora Acento, tras las críticas desde amplios sectores de la izquierda, aviva el debate sobre el futuro profesional de los políticos, en especial si eligen salir del salón del poder por la puerta del pasillo o vestíbulo (lobby) donde aguardan los grupos de interés. Según la legislación vigente, tienen que esperar dos años para ejercer en tareas que atañan a asuntos que ellos supervisaron desde la administración, pero eso no impide que puedan fichar por una de esas empresas de presión política o lobbies, si es para encargos más generales.

Esa iba a ser la misión del exministro de Consumo, según él reconoció el martes, pues su cargo en Acento hubiera sido el de director de prospección geopolítica. Al publicar su renuncia el miércoles con “un punto de frustración”, Garzón lamentó la ortodoxia de la izquierda, lo que la impide tener “más influencia” en los espacios de análisis y reflexión.

El sector del cabildeo

La empresa por la que estaba a punto de fichar se define a sí misma como una “firma de consultoría supraespecializada en asuntos públicos” y en la descripción de su web advierte: “Asumimos la intensa intersección actual entre política y empresa”.

Su consejero delegado es José Blanco, exministro del PSOE, su presidente es Alfonso Alonso, exministro del PP, y en su plantilla figuran otros destacados ex altos cargos públicos.

Acento es una de las empresas de cabildeo destacadas en el Estado, junto a Kreab, Atrevia y LLYC, en un mercado en el que se abren paso otras más recientes, como Estrategos y Harmon, y en el que hay muchas de nicho sectorial.

La Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales agrupa a buena parte de ellas y expone que la función es “trasladar intereses legítimos a las administraciones públicas en general y en especial a los poderes legislativos y ejecutivos”.

Durante el bienio en el que los altos cargos cesantes tienen limitada su actividad profesional perciben una compensación económica, que alcanza ahora unos 5.300 euros brutos mensuales si no tienen otros ingresos, públicos o privados, según el Portal de Transparencia.

Ingresar en un grupo de interés o cabildeo es diferente a ejercer directamente un puesto directivo en una gran empresa, según distingue Garzón en su explicación. Aunque en ambos casos se puedan aprovechar la experiencia y los contactos obtenidos en el despacho oficial, acceder a un “espacio de prospección” política, como Garzón lo define, no podría equipararse, según el exministro, a una puerta giratoria.