A pesar de que está celosamente guardada por el lehendakari Iñigo Urkullu –que es quien puede activar el botón electoral–, el nuevo año que llega en breve está profundamente condicionado en Euskadi por una cita estelar de la que todavía se desconoce su fecha: las elecciones autonómicas. Sean después de la Semana Santa, en abril, o sean más tarde, lo cierto es que las formaciones políticas han comenzado a prepararse de cara a los comicios incluso en este frenético 2023 a punto de cerrar. Las caras conocidas dejan paso a los nuevos valores aún por descubrir en un impasse en el que todos los analistas coinciden en un asunto obvio: se avecinan aires de cambio generacional. Esta situación es efecto directo del mapa arrojado por las elecciones municipales y forales del pasado mes de mayo, en las que PNV y PSE aguantaron el tipo ante el empuje de EH Bildu, la ligera recuperación del PP y el desgaste de Elkarrekin Podemos-IU.

Aquello que acontece en Euskadi es, en muchas ocasiones, reflejo de lo que pasa en el Estado. Pero ante la política de gatillo fácil que se ha instalado en otras coordenadas más al sur, la CAV se mantuvo inalterable: la mayoría en Gasteiz les permite a jeltzales y socialistas llevar adelante sus propuestas. Con las principales instituciones –Gobierno vasco, las tres diputaciones forales y los Ayuntamientos de Gasteiz, Donostia y Bilbao– sumidas en la estabilidad, el curso político apenas ha tenido alteraciones reseñables salvo los preparativos internos para encarar un 2024 que viene plagado de citas electorales: primero el paso por las urnas a nivel autonómico y después las europeas que ya tiene fecha: serán en junio.

El recambio generacional se ha comenzado a vislumbrar este mismo año, toda vez que las formaciones en suelo vasco –PNV, EH Bildu, PSE y PP– ya han presentado a los que, salvo hecatombe de última hora, serán sus candidatos. Todos ellos hombres: Imanol Pradales, Pello Otxandiano, Eneko Andueza y Javier de Andrés. A falta de la decisión que tomen en la hipotética confluencia entre Podemos y Sumar, la reclamada feminización de la política queda por ahora relegada a un segundo plano. Pradales, Otxandiano, Andueza y De Andrés afilan espadas junto a sus equipos para encarar una pugna electoral que se presupone más que interesante pero que todavía no tiene fecha.

Revolución

En cuanto al PNV, la revolución efectuada en la parte final del año ha sido total, empezando por la figura de Iñigo Urkullu, que ha sido lehendakari durante los últimos 12 años. Le sustituye en la cabeza de la candidatura el actual diputado foral de Infraestructuras y Desarrollo Territorial de la Diputación Foral de Bizkaia Imanol Pradales. “La propuesta de Pradales es el resultado de un profundo análisis de lo que el partido necesita, de lo que Euskadi necesita y, sobre todo, de lo que el partido puede aportar a Euskadi, no ya en un tramo corto de la vida política sino levantando la vista y pensando en dos o tres legislaturas”, afirmó el presidente del Euzkadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar sobre el proceso que está viviendo el partido de Sabin Etxea. “Y, fruto de esta reflexión, veíamos conveniente que una nueva generación, que por edad encajara en este plazo de doce años, asuma en este momento la máxima responsabilidad y se coloque ya en primera línea de la gestión de las instituciones vascas. Es algo razonable, y es muy parecido a lo que hicimos hace doce años”. De hecho, confían en que el santurtziarra sea “un nuevo eslabón de la cadena Ardanza-Ibarretxe-Urkullu”.

En la renovación anticipada Ortuzar, son muchos los nombres salen respecto a la lista de los anteriores comicios en 2020, entre ellos el presidente del Gipuzko Buru Batzar (GBB) y veterano portavoz jeltzale en el Parlamento Vasco, Joseba Egibar; y otros se mantienen, como la actual presidenta de la Cámara, Bakartxo Tejeria. A la espera de que este proceso culmine en la Asamblea Nacional del 27 de enero, se puede decir que los nombres planteados a la militancia jeltzale hacen ver que el PNV confía en su banquillo. Se van pesos pesados como el lehendakari Iñigo Urkullu y tres de los consejeros que conforman la sala de máquinas en Lakua: Arantza Tapia, Josu Erkoreka y Pedro Azpiazu. La única que se mantiene es la titular de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa.

La maniobra realizada sorpresivamente por el PNV fue contestada un día después por EH Bildu con otra pirueta que impactó en el tablero político vasco. El coordinador general de la coalición soberanista, Arnaldo Otegi, daba un paso al lado para abrir camino a una figura más joven: Pello Otxandiano, jefe de maquinas de la formación desde su posición de ideólogo del partido. “Además de solvencia, seguridad y compromiso con nuestro país”, Otxandiano “tiene dos cosas muy importantes: pasión por cambiar las cosas y alma por recuperar el estadio y escenario que este país necesita y quiere. Solvencia, seguridad, rigor, compromiso, alma y pasión”, abundó Otegi sobre la propuesta de EH Bildu, que sale “a ganar”, en las próximas elecciones vascas.

PSE y PP también han optado por caras nuevas aunque con un largo bagaje en la política vasca para tratar de llegar a Lehendakaritza: así, entre los socialistas vascos, el elegido ha sido el secretario general Eneko Andueza. que remplaza a la vicelehendakari Idoia Mendia; mientras que el exdiputado general de Araba, Javier de Andrés, ocupa el puesto legado por Carlos Iturgaiz. La carrera electoral ya ha comenzado. Ahora solo falta conocer el desenlace de una autonómicas cuyos resultados pueden delimitar las coordenadas de la política vasca en los próximos años.