Aunque este giro de guion ya estaba previsto en su hoja de ruta, Pedro Sánchez se ve obligado a activar un plan B tras la elección de la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, como presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) a partir del 1 de enero de 2024, en sustitución del alemán Werner Hoyer, erigiéndose en la primera mujer que ocupará este cargo en el principal banco público de la UE, que se creó en 1958. La remodelación en el gabinete de coalición progresista afecta a una cartera crucial en cuanto a responsabilidades y peso específico, aunque el líder del PSOE maneja que la transición pueda durar “unos meses” pese a que el nombramiento de su hasta ahora número dos tendrá lugar el próximo miércoles. Desde Moncloa reconocen que Calviño se halla inmersa actualmente en la negociación de “expedientes de mucho calado” que quiere dejar cerrados antes de su marcha, de ahí que el relevo pueda demorarse durante un trimestre. Sobre todo, cuando no está claro que pueda dejar solventada la carpeta de las reglas fiscales antes de que expire el presente año. Sánchez buscará que esta minicrisis involuntaria no perjudique a las conversaciones pendientes con Bruselas, sabedor a su vez de que el balance de la presidencia de turno de la UE depende en buena medida de los avances en expedientes que han sido trabajados desde Economía, como el proceso para completar la Unión Bancaria y la Unión de los Mercados de Capitales o los distintos proyectos de reglamentos de servicios financieros.

Calviño aterrizó hace un lustro en el primer Ejecutivo de Sánchez con un perfil tecnócrata de alta funcionaria y pronto empezó a adquirir relevancia política en el Ejecutivo, más allá de su carácter técnico, convirtiéndose en una de las ministras mejor valoradas junto a la compañera de gabinete con la que más ha chocado la pasada legislatura, la también vicepresidenta Yolanda Díaz. La diatriba se coloca ahora en quién será la figura que le sustituirá. Cuando el líder del PSOE dio a conocer su nuevo equipo de Gobierno, todo hacía indicar que podría ser José Luis Escrivá, ya que se había hecho con la cartera de Transformación Digital, competencias que hasta entonces estaban integradas en este ministerio. Sin embargo, esta posibilidad ha ido perdiendo enteros en las últimas fechas, al tiempo que ha irrumpido con fuerza el nombre de la vicepresidenta cuarta y ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero. Asimismo, han aparecido otra cartas sobre la mesa como la del responsable de Agricultura, Luis Planas o la del recién ascendido a director de la Oficina de Asuntos Económicos y G20 y hombre de absoluta confianza del presidente del Ejecutivo, Manuel de la Rocha-Vázquez. Paralelamente, y no sería nada desdeñable que cuajara, Sánchez sopesa que coja las riendas una persona con trayectoria y prestigio internacional semejante al de Calviño, que no forma parte del actual gabinete y de cuyo nombre no ha querido ofrecer pistas hasta el momento.

Críticas desde el PP

Poco ha tardado el PP en hurgar en este nuevo escenario. Aunque desde Génova trasladan la felicitación de rigor y avanzan que respaldarán a Calviño “en nombre de los intereses de España”, no han dudado en lanzar su particular dardo al señalar que con su aval a buen seguro “contará con más apoyo que el que seguramente obtenga de sus socios de Gobierno”. Es más, los populares mostraron sus dudas sobre el papel de Calviño al frente del BEI tras su “incapacidad” para gestionar los Fondos Next Generation, lamentando que “no haya contribuido” al crecimiento económico en el Estado. Además, a ello añadieron un guiño al pasado recordando la “incoherencia” de los socialistas cuando Luis de Guindos se postuló como vicepresidente del Banco Central Europeo. El PSOE, según señala el PP, no le apoyó y exigió su dimisión inmediata como ministro de Economía en 2018 en favor de “la credibilidad, la imagen y apariencia de independencia del BCE”. Sin embargo, según el partido de Alberto Núñez Feijóo, la dirigente socialista ha utilizado su cargo en el Gobierno como “trampolín para conseguir su nuevo puesto, ejerciendo sus funciones en el Ejecutivo hasta el último día”.

Calviño puede resarcirse de sus frustrados intentos precedentes en arenas comunitarias: en 2019, cuando trató de ser la candidata europea para ser directora gerente del FMI, y en 2020, cuando por sorpresa no consiguió ser nombrada presidenta del Eurogrupo. “Es una muy buena noticia porque confirma el aprecio, respeto y liderazgo de España en el ámbito europeo e internacional”, ha considerado la ministra, que encabezará “el brazo de la UE encargado de financiar políticas europeas que tendrán un papel aún más importante en el futuro de cara a la transición verde, la reconstrucción de Ucrania, o para reforzar el papel de Europa en el mundo”. A partir de ahora, estará en contacto con el ministro de Finanzas belga, Vincent van Peteghem, que ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de Gobernadores. Sánchez no oculta su satisfacción al ver en esto “una magnífica noticia para Europa y un orgullo para España”. “Que sea la primera mujer que vaya a presidir esta organización internacional supone un reconocimiento a su extraordinaria trayectoria, y al rigor y liderazgo de la política económica de nuestro país”. “¡Enhorabuena, Nadia! Te echaré mucho de menos”, se ha sincerado.