Hoy es el día. María Chivite será reelegida como presidenta de la Comunidad Foral gracias al complejo acuerdo de coalición suscrito con Geroa Bai y Contigo-Zurekin, y a la abstención de EH Bildu que permitirá la mayoría simple en segunda votación, tras el debate de investidura que arrancó ayer y que visibilizó los dos bloques que imperan en la política navarra, amén de la necesidad a la que se verá obligada la líder socialista de cohesionar su gabinete, donde ha primado el dique de contención frente a la derecha pese a las diferencias internas.

La candidata del PSN promete “diálogo y centralidad”, un Ejecutivo “estable” y situar la sanidad pública, asunto rocoso la pasada legislatura, como cuestión nuclear, con el departamento de Salud en manos esta vez de la formación nacionalista. “Será un gobierno al servicio de toda la sociedad que, desde una visión progresista de las políticas públicas, lidere y acompañe las transformaciones que están ya en marcha y que tienen que implementarse en los próximos años”, alentó. Sus socios le conminaron a practicar un proyecto aún más ambicioso y, como señaló la portavoz de Geroa Bai, Uxue Barkos, próxima senadora por designación autonómica, una hoja de ruta que “fortalezca los acuerdos y medie para el interés general de la sociedad” con mecanismos de control para atar en corto las disensiones, de las que se valdrá UPN para ejercitar la oposición.

Nafarroa trabajará una ley sanitaria basada en “un sistema universal, equitativo, solidario e igualitario en el acceso de sus prestaciones”, que incluya el abordaje de las listas de espera y el uso racional de los servicios, el refuerzo de la Atención Primaria y el abordaje de retos como el de la salud mental, entre otros aspectos. Chivite desgranó en su eje de acción un plan de reindustrialización que permita mejorar “la competitividad hacia una producción sostenible y que aporte valor, que genere empleo de calidad y con la debida oferta formativa”; así como un “amplio acuerdo social y político en torno al euskera desde la realidad sociolingüística y la voluntariedad, sin mezclar la lengua con el debate partidista”. De hecho, el nuevo Gobierno navarro espera aprobar el segundo Plan Estratégico del Euskera. Respecto a la convivencia, indicó que el pacto suscrito muestra el “compromiso con el apoyo y solidaridad a las víctimas del terrorismo de ETA y de cualquier otra organización terrorista”. “Seguiremos trabajando con las asociaciones y desde la educación para promover los derechos humanos, una memoria compartida y un relato contrastable con el pasado”, argumentó la líder socialista, que persigue un modelo “descentralizado de Estado” en el que prime la “cogobernanza”.

Del mismo modo, adelantó que el Ejecutivo desarrollará las leyes memorialísticas y continuará con el Plan Estratégico de Convivencia, además de impulsar una modificación de la actual ley de víctimas del terrorismo “para actualizarla y adecuarla a la problemática actual de las víctimas”.

Niega la agenda soberanista

Aunque EH Bildu estuvo dispuesta a darle un sí sin condiciones si Geroa Bai no hubiese entrado en esa alianza de gobierno, Chivite señaló a la coalición abertzale que su agenda “no contempla la agenda soberanista”. “No contempla la independencia de Navarra ni de Euskal Herria, ni la eliminación de la zonificación lingüística”, expuso, emplazándoles a trabajar “en lo que tenemos en común y no en lo que nos separa”. A su vez, espetó al portavoz de UPN, Javier Esparza, que “tendrán que hacer autocrítica porque están aislados”. “Se va a pegar 12 años en la oposición, no ha aprendido que la política es dialogar y llegar a acuerdos”, le inquirió en la réplica. De paso, se dirigió a la portavoz de Vox, Maite Nosti, para censurarle su “discurso de odio”. “La mayoría social progresista irá creciendo cuanto más se radicalice la derecha, cosa que está pasando. Nos plantaremos ante quienes quieren hacer desaparecer Navarra tal y como es”, expuso la socialista, para quien hay “una buena base implantada esta legislatura, y hemos de ser audaces porque tenemos retos de gran calado y exigen un paso más”.

En este sentido, Barkos le respondió que “queda trasladar la ambición del acuerdo a los ayuntamientos” en los que gobierna la derecha, “por lo que es posible cambiar los gobiernos”, en clara alusión a Iruñea. Geroa Bai se congratula de haber logrado un consenso en los términos que requirió tras el resultado electoral y “nunca hubiéramos dado un sí sin condiciones”, en referencia a la oferta de Bildu. “Debemos recuperar para Navarra la dignidad de ser sujeto político”. Una reivindicación “para terminar con el manido discurso del Navarra cuestión de Estado que solo escondía la triste realidad tantas veces evidenciada de que la voluntad democrática de las navarras y los navarros terminaba sometida a los vaivenes partidarios fuera de nuestras mugas”, consideró la próxima senadora, que apeló también a la mejora de la sanidad pública y la transformación ecológica y digital, áreas que gestionará su coalición dentro del Ejecutivo. Respecto al euskera, Geroa Bai seguirá exigiendo cumplir con lo que acordó el Consejo Navarro del Euskera.

Por su parte, la portavoz de Contigo-Zurekin, Begoña Alfaro, manifestó que “nos hubiera gustado un pacto mucho más ambicioso, más audaz, más valiente”, pero confía en que “la clara mayoría de progreso en la Cámara trabaje en profundizar las transformaciones sociales”. Desde EH Bildu, Laura Aznal mostró su desconfianza pero aclaró que actuarán “con responsabilidad para cerrar la puerta a la derecha”. Esta legislatura “tiene que ser un punto de inflexión” y en ella tendrán que hablar de todo “sin inercias del pasado, sin vetos y sin exclusiones”, decidiendo la ciudadanía qué relación quiere tener con el Estado y con los territorios vascos. Abogó también por el “reconocimiento del euskera como lengua propia de todos los navarros a todos los efectos” eliminándose la zonificación lingüística.

La oposición

Desde el espectro de la derecha, el líder de UPN, Javier Esparza, denunció que el nuevo Gobierno foral “nace roto tras un bochornoso espectáculo de acusaciones cruzadas, amenazas, puñaladas y baile de sillas” en las negociaciones entre PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin, anticipando “la inestabilidad que regirá la actual legislatura”. “Los cuatro años anteriores van a ser un chiste en comparación con lo que vamos a ver”, espetó a Chivite, reprochándole “haber preferido a Bildu”. “De nuevo ha optado por entregar Navarra al independentismo vasco””, cargó. Por parte del PP navarro, Javier García aseveró que será un Ejecutivo “continuista en las concesiones a los abertzales”.

Tras no alcanzar los 26 votos de la mayoría absoluta en primera votación, a sus 21 apoyos Chivite sumará hoy las nueve abstenciones de Bildu para amarrar la mayoría simple necesaria y revalidar así su cargo. Lo difícil arranca mañana. l