Al dolor por el asesinato de su hermano se suma el de no haber sabido durante estas cuatro décadas quién cometió el crimen.

—Sí, ese dolor es una constante y me gustaría al menos saber por qué lo hicieron. Ya me llamaron una vez de la Audiencia Nacional, dos o tres años después del asesinato, diciéndome que incluso había detenidos, pero todo quedó en nada... Y con el tiempo también he ido descubriendo cosas en el pueblo (Amurrio).

¿Sospecha entonces que quienes mataron a su hermano eran vecinos del pueblo?

—Exactamente, personas que lo conocían de cerca.

Tras el atentado sufieron la falta de apoyo social.

—Tuvimos muy poco apoyo, parecía que los culpables éramos nosotros. En aquellos años no era como ahora, los que vinimos de fuera estábamos muy marginados y nos llamaban maketos y coreanos. Gracias a Dios, la vida va cambiando bastante, pero aquellos fueron años muy duros en los que vivimos el desprecio y la humillación.

Pero usted se quedó en el pueblo. ¿Se planteó irse de Euskadi?

—Mis hermanos varones se fueron, pero mis hermanas y yo no podíamos dejar aquí sola a nuestra madre, que no quería moverse de donde estaba enterrado su hijo y quería que lo enterraran con él, como así ha sido.

¿Pasaron miedo en aquellos años?

—No, miedo nunca, porque no recibimos amenazas ni nada por el estilo. Todo lo de mi hermano fue muy imprevisto, nunca lo hubiéramos podido imaginar. Mi hermano era prácticamente analfabeto, que lo poco que sabía leer y escribir lo había aprendido en la mili. Si es que no tenía ni idea de política y por eso me daban tanta rabia algunas cosas que dijeron sobre él, como que era chivato. ¿Chivato de qué? Si no tenía ni idea de política.

¿Ayudan actos de respaldo institucional como el de hoy del Gobierno vasco?

—Sí que ayudan porque te ves por fin un poquito arropada. Es algo con lo que vamos a tener que convivir toda la vida, pero se agradece que por fin hagan algo las instituciones, están haciendo mucho más que en la época en que mataron a mi hermano.

¿Confía todavía en que se arroje luz sobre la autoría del crimen?

—La esperanza nunca se pierde y mi esperanza es que algún día sepa el porqué. Simplemente saber eso me ayudaría.