El 24 de julio de 1987 una bomba asesinó a Juan Carlos García Goena en Hendaia. Tenía 28 años y vivía junto a su familia en esta localidad tras haber desertado 7 años antes del servicio militar. Maider García Martín, la mayor de las tres hijas de Juan Carlos y de Laura, tenía en ese momento cinco años y desarrolló una amnesia transitoria como mecanismo de defensa. Tres décadas después, esta mujer, vecina de Irun, que trabaja como administrativa, reclama la verdad de lo sucedido, y anhela un reconocimiento del Partido Socialista sobre el GAL. El día del 34 aniversario del asesinato de su padre publicó un tuit llamando al PSOE, al presidente del Gobierno español Pedro Sánchez, al delegado del Gobierno en Euskadi, Denis Itxaso, a la vicelehendakari Idoia Mendia, así como al secretario general del PSE-EE, Eneko Andueza, a tener “valentía” y dar “el paso hacia ese reconocimiento público por parte de su partido”.Son 34 años sin su aita y siguen reivindicando su memoria, reclamando información del caso y apelando a la responsabilidad de la gente que podría ayudar al esclarecimiento.

—Mi madre lleva 34 años peleando, su inquietud no ha cambiado, y ha sido buscar la justicia y la verdad, yo había sido su apoyo, pero me mantenía al margen. Creo que el nacimiento de mi hijo me hizo abrir los ojos, y decidí tomar parte más activa. Después de que nuestro caso se haya abierto y cerrado muchísimas veces, no sé si es tanto justicia lo que queremos. Yo personalmente justicia a estas alturas de la vida... a mí que me venga el mercenario que colocó la bomba a decirme que fue él y que le impulsaron tales motivos, pues bueno, me gustaría saberlo. Pero no tengo ese ansia de justicia.

¿Qué le impulsa entonces?

—Después de tantos años y de tantas peleas de mi madre, ya no solamente las conocidas a nivel público, sino de infinitas investigaciones por detrás intentando abrir puertas. Después de una labor inmensa, incansable y brutal, después de tanto trabajo, ves que por parte de la Justicia no hay ningún interés por nada, porque al final es así de sencillo.

Debe ser una sensación de impotencia gigantesca.

—Hoy por hoy mi lucha o mi pelea yo la centro más en que de una vez por todas se haga un reconocimiento por parte del PSOE. En el caso de las víctimas de los GAL ha llegado un punto que esto no se sostiene por ningún lado. Creo que tienen que dar ese paso. Como partido político yo soy consciente que hoy día la gente que está gobernando en el PSOE no tiene nada que ver con los GAL. No estaban ellos cuando actuaron los GAL. Pero a lo largo de todos estos años el PSOE no ha dado ningún paso para reconocer que aquello estuvo mal, que lo que se hizo en aquella legislatura con ciertas personas al mando de ese partido estuvo mal. En ningún momento ha dado el paso para limpiar la cara, que yo creo que como partido lo tienen que hacer, porque es totalmente necesario. Ha llegado ese momento.

Reclaman reconocimiento.

—Por parte del PSOE, que en su día tuvo esa implicación, y bueno, evidentemente, para mí sería lo más que los que gobernaron en aquel momento, tanto Felipe González como Barrionuevo, Vera... todos estos nombres que van ligados a los GAL, también hiciesen ese reconocimiento. Pues mira, sí, efectivamente, hicimos esto, esto y esto, y estuvo mal. Y yo se lo digo sinceramente, con eso me valdría.

¿Sin consecuencias penales para ellos?

—No. A estas alturas de la vida yo pediría un reconocimiento honesto, y que ya de una vez por todas se cuente la verdad. Siempre con la coletilla presuntamente. No, que se diga que efectivamente lo hicieron ellos. Hoy por hoy es lo que más necesito.

De la tríada ‘verdad, justicia, reparación’, lo que más reivindica es lo primero.

—Ahora mismo sí. Es al final a lo que nos podemos aferrar. Estamos en un contexto donde ETA ha dejado de matar, se habla de convivencia y se quieren dar pasos. Vale, muy bien, todo eso me parece estupendo, y yo soy la primera que para construir esa convivencia pongo el primer ladrillo. Pero a ver, faltan muchas cosas, y una de las más importantes es esa, que haya un reconocimiento por parte del PSOE para la víctimas del GAL. Y la Policía, Guardia Civil, etcétera, etcétera, que han tenido algo que ver en toda esta trama, sin olvidar los abusos policiales y las torturas. Toda esa maraña que hay más allá de ETA y las víctimas de ETA, que existe, que hay muchas otras víctimas. Todo eso hay que darle una vuelta de tuerca, hay que limpiarlo, no se puede quedar ahí como en una esquina. No, no. Eso tiene que tener la misma importancia al escribir un relato y en cuestión de convivencia, como la puede tener el relato de una víctima de ETA o lo que se cuenta de esta. No podemos dejar esto a medias. No es viable. Si no, es una historia a medias.

No sé si cada vez que les llamamos de un medio de comunicación tienen la esperanza de que pueda removerse alguna conciencia, y que alguien en el PSOE tome nota. ¿Vivir con eso es muy agotador?

—Lo que me impulsa a hacer esas entrevistas, y hablar ahora es por un lado que se siga manteniendo vivo el recuerdo, y que se sepa. Gracias al eco de Twitter, que me ha llamado mucho la atención, la gente suele comentar mucho el desconocimiento de este tema, por esa desinformación u ocultismo. Eso también me empuja. Al final, callada no consigues nada. Está claro que hay que seguir dando la matraca. Y en cuanto a alguno se le escapa alguna coletilla que te da pie para meter cizaña, pues allá voy a saco. Me ha pasado últimamente con entrevistas a Eneko Andueza e Idoia Mendia. Yo en cuanto veo la oportunidad allá voy, y sé que al final molesta. Creo que no me pueden negar que saben que tiene que hacer esa limpieza de imagen, que tienen que dar esos pasos. No me creo que no lo vean como yo.

¿Teme que en vida de Felipe González o de Alfonso Guerra, por ejemplo, este reconocimiento se evite por parte de los socialistas?

—Por supuesto, yo soy consciente de que es casi improbable que ocurra. Han pasado, sí, 34 años, pero hay mucha gente implicada en ese tema que sigue viva. Podía caer muchísima gente, todavía hay muchas cosas que ocultar, incluso hoy día, gente que está activa. Tengo la esperanza de que cuando toda esa gente muera, de alguna manera irán saliendo cosas o sabiendo la verdad, pero será demasiado tarde, porque ellos no darán una explicación. Es como lo que me ocurrió cuando murió Galindo hace meses. Sientes un poco de impotencia, porque se ha ido una persona que sabía muchísimo, que cumplió una condena ridícula en proporción a lo que tenía que haber cumplido. Se le condenó por Lasa y Zabala, pero se le podía haber condenado por muchísimas cosas más. Sabía mucho y no contó nada. Entonces queda ese vacío. Pero yo quiero creer que esa gente de alguna manera ha dejado por ahí legados, y que en algún momento se sabrá. Aunque cuando mueran sea ya demasiado tarde para pedirles explicaciones.

El socialista Odón Elorza ha reclamado el esclarecimiento de la muerte de Mikel Zabalza. Poner luz en ese caso debería iluminar cualquier caso de violencia de Estado.

—Lo suyo sería que se hiciese como partido. A nivel personal ya hemos recibido apoyo de gente del PSOE. El apoyo personal reconforta, pero yo lo quiero como partido. Ya es hora, esto no se puede alargar mucho más. Cada vez son más voces las que piden reconocer esa violencia. No nos podemos quedar a las puertas de ETA y ya está. Hay que ir más allá. En cualquier caso se agradece que él dé ese paso, pero creo que hay que darle una vuelta de tuerca más.

Hay cuadros socialistas que aunque fuese de forma anónima les podrían pasar alguna clave, o alguna confesión desde el remordimiento. ¿Eso en algún momento lo han barajado?

—Pero igual está el miedo a que pueda repercutir de alguna manera. Las personas importantes que organizaron el GAL siguen vivas, y tienen mucha influencia y mucho poder todavía. (Rafael) Vera ha hecho unas cuantas entrevistas y sobre el GAL siempre va en el mismo tono. Es que no muestra un ápice de arrepentimiento, todo lo contrario. Le vi hace unos años en un programa de Jordi Évole y poco más le faltaba sacar el champán. No se veía ni un mínimo arrepentimiento. Parece muy orgulloso de lo que se hizo entonces.

Eso añade dolor.

—Claro, por supuesto que sí, yo cuando vi aquel programa salí muy tocada. Cuando oyes decir ellos atacaban, nosotros nos defendíamos... y encima lo que duele más todavía es que nadie haga nada, que salga en televisión haciendo apología del terrorismo y que no pase absolutamente nada. Al final no puedes evitar compararte con otra situaciones como las víctimas de ETA o el tema de los ongi etorris, que sale todoel mundo a decir que esto es una barbaridad. Ya, pero ¿y en la otra situación, que es lo mismo? Eso duele mucho. De esos ejemplos tengo varios y te echan más tierra encima, pero bueno, es lo que hay. Yo tengo muchas ganas de pelear y de luchar. Es un momento que lo pasas mal, pero luego realmente a mí me da más fuerza, y digo, ¿sí? Pues doble ración (sonríe).

Tenía cinco años de edad cuando sucedió, pero guarda recuerdos de su padre.

—Sí, muchísimos. Yo el día del atentado estaba de vacaciones en casa de mis aitonas, y no viví nada en primera persona. Pero posteriormente tuve una amnesia prácticamente total durante dos a tres años. No recuerdo prácticamente nada, ni el nacimiento de mi hermana, de la que estaba embarazada mi madre cuando el atentado.

Un mecanismo de defensa.

—Totalmente. De antes tengo muchísimos recuerdos, incluso muy banales, a pesar de que era pequeña. Con 5 años no sé el resto de la gente qué recordará, a lo mejor cosas que se te quedan muy marcadas. Pues yo tengo recuerdos totalmente banales. Creo que ahí sí que hay un mecanismo de la mente, un corte después.

Su padre no quería hacer la mili y se pasó a Francia.

—Eso es. Llegó el momento de irse a hacer el servicio militar y él decidió que no, y no fue. Mi madre me cuenta que el mismo día que él se tenía que ir, vestido de militar, quedaron en un bar de Tolosa, se fue al baño del bar, se cambió, dejó toda la ropa militar allí, y le dijo a mi madre que se iba a Francia. Y mi madre decidió irse con él. Y así fue. Mi padre era, según me ha contado mi madre, antiviolencia y odiaba todo lo que tuviese que ver con ella. Él siempre le decía a mi madre que si algún día tenían un hijo que nunca le compraría un pistola de juguete, por lo que simbolizaba. Era una persona totalmente pacifista, contraria a todo tipo de violencia, y él no concebía hacer el servicio militar y prestarse a algo bélico. No iba con él.

¿Piensan que sufrió el atentado como forma de presión o reafirmación de sectores del GAL?

—Tampoco sabemos. Es otra de las incógnitas alrededor del atentado a mi padre. Ha habido varias hipótesis. Una de ellas fue que se confundieron con un etarra que vivía al lado. La otra hipótesis es que los GAL habían dejado de actuar, y se dice que parte de los integrantes, como generaba dinero, por presionar decidieron atentar de nuevo, contra una persona inocente. Hay otra teoría de que fue al azar, pues el nombre de mi padre salió en una lista de refugiados vascos en Francia.

Tampoco se sabe con seguridad el autor material de la colocación de la bomba.

—Tampoco, ha habido varias hipótesis. No lo tenemos nada claro.

Su madre se reunió con Amedo.

—Tuvo un encuentro con él, Amedo le prometió que no tenía nada que ver en el caso de mi padre. Yo no quiero acusar directamente a Amedo, porque yo no soy nadie para acusarle, pero sí que pienso que su participación en el atentado a mi padre es más que evidente. Creo que él sí que tomó parte, que tiene algo que ver, y pienso que no ha contado toda la verdad y que tiene muchas cosas que contar. Es otra de las personas a las que hay que hacer un llamamiento. De hecho, hace cosa de dos años y medio salió en una radio diciendo que él tenía documentos, presionando el Gobierno del PSOE. Él siempre ha jugado ese papel. Presionar para que le den dinero, amenazar con documentos, dice pero no dice... Le hago un llamamiento para que cuente ya de una vez por todas. A él por ejemplo en el caso de mi padre no le podrían condenar. Que cuente ya la verdad de una vez, que diga lo que sabe sin dilaciones.

En los años noventa, coincidiendo con el final del ‘felipismo’, hubo una irrupción informativa sobre el GAL, y una vez fuera Felipe González de alguna manera eso bajó.

—Todo se mueve al son de intereses y partidismos, yo echo de menos esa labor periodística honesta, sin un fondo de beneficios propios. Me imagino que habría muchos intereses ocultos detrás. Otra cosa que nunca hemos entendido por qué en ciertos casos como Lasa y Zabala o Marey se ha llegado hasta el final, y en el nuestro no. Mi madre tiene la teoría que detrás de nuestro caso debe haber algo bastante gordo y potente. Tras las investigaciones o pequeñas indagaciones que hizo, se dio cuenta de que si se hubiese querido se podía haber tirado del hilo. Si hubiese habido interés en el caso de mi padre se habría podido aclarar qué pasó. Pero siempre se han ido cerrando puertas.

Llegaron a salir como acusación particular, que es la muestra del hastío que arrastran.

—Eso es. Ante la sospecha de que todo había sido un montaje, y la desesperación de estar esperando noticias, al final esa sensación a mi madre le podía, y pedimos que se cerrase. Imaginamos que a estas alturas el caso está cerrado, archivado y en un rincón otra vez llenándose de polvo.

La Fundación Felipe González habla en su web de la “memoria cívica” y de la importancia de “saber entender nuestra historia” para comprender el presente y “abrirnos a un futuro diferente”.

—Es verdad, efectivamente es así. Pero en esa memoria se debe incluir todas las partes de la historia. No podemos poner el foco solo en unas víctimas. Eso es memoria selectiva. La memoria tiene que ser plural, real, y que acoja a todas las víctimas que han existido en este país.

Por civismo, entre otras razones.

—Por civismo, por ética, por muchísimas cosas, es que no se puede ver de otra manera. O todas las víctimas lo somos por igual, o nada.

“Para mí sería lo más que Felipe González, Barrionuevo o Vera también hicieran ese reconocimiento. Con eso me valdría”

“A estas alturas de la vida, pido que de una vez por todas se cuente la verdad. Hoy por hoy es lo que más necesito”

“No puede haber una memoria selectiva, la memoria real debe acoger a todas las víctimas que han existido en este país”

“El PSOE no ha dado ningún paso para reconocer que el GAL estuvo mal. Es del todo necesario y ha llegado ese momento”