Hoy hace 40 años, en el año 1976, Hondarribia vivía, como cada 8 de septiembre, un día grande, el de su su más querida fiesta, la del Alarde y el cumplimiento del voto a la Virgen de Guadalupe.

Aquella jornada se vivió con la alegría y el jolgorio habituales, pero había una gran tensión política y social, menos de un año después de la muerte del dictador Franco, con una brutal represión de los aparatos del Estado ante constantes manifestaciones en demanda de la ansiada libertad.

Josu Zabala, un joven irunés de 24 años que trabajaba como delineante en la empresa Laminaciones de Lesaka, participó ese día en el Alarde y estuvo luego en Irun con varios amigos (entre ellos Ricardo García, hoy empresario y presidente del Real Unión), para tomar un refrigerio y descansar. Mas tarde, volvió con ellos a Hondarribia en coche, para participar en la manifestación que estaba convocada aquella noche.

La protesta recorría el barrio de La Marina cuando fue disuelta, con botes de humo, porrazos y pelotazos por la Guardia Civil, sin distinguir a niños, jóvenes o mayores.

Había mucha tensión aquel verano, con incidentes en las fiestas de muchísimos pueblos y ciudades, “y ese día 8 de septiembre, desde primera hora, la presencia de dos decenas de Land Rover de la Guardia Civil, con agentes jóvenes, que parecían muy nerviosos, era notoria”, señala José Manuel Nogueras, concejal de la corporación de Hondarribia en 1976, en el vídeo que, dirigido por Markos Sodupe, se ha filmado para recoger testimonios y vivencias de lo ocurrido entonces

abatido a tiros El joven Zabala, el pequeño de seis hermanos de una familia afincada en la calle Aduana de Irun, corría para resguardarse de la acción policial, cuando, al doblar la esquina de uno de los callejones que comunican las calles San Pedro y Santiago, junto al actual bar Txantxangorri, cayó abatido por los disparos de un guardia civil.

“¡Jódete, hijoputa o Jódete, cabrón!, es lo que dijo su asesino, al que pude ver. Su cara no se me olvidará en la vida”, señalaba hace unos días Juan José Larrarte, hondarribiarra de 62 años, que aquella trágica noche se encontraba junto a Josu Zabala, en la inauguración de una exposición que ha recordado la tragedia.

“A Zabala lo conocía de vista, pero lo ví allí tirado en el suelo, ensangrentado, y esa imagen la he llevado y la llevaré en mi corazón toda la vida. Ese día, muchos nos temimos que algo iba a pasar y así fue”, decía Larrarte.

El cuerpo del joven fue trasladado a Donostia. La autopsia, llevada a cabo por forenses militares, determinó que la causa del fallecimiento fue una hemoperitonitis, y no las dos balas que recibió en el tórax.

En el lugar de los hechos, los hondarribiarras improvisaron un altar en su memoria con flores y velas. Incluso se recogió dinero para su familia y la muerte de Josu Zabala generó grandes protestas, con huelgas y manifestaciones. Incluso el grupo andaluz Gente del Pueblo le dedicó una estrofa de la letra de Pan, trabajo y libertad, uno de los temas más conocidos de su carrera.

recuerdo Hondarribia no ha dejado de recordar a Josu Zabala cada 8 de septiembre durante estos 40 años. Pero este año, el recuerdo ha sido especial. En la exposición de Itsas Etxea y en el vídeo filmado con ocasión de este aniversario se han recopilado testimonios, documentos, portadas de la prensa de la época o poesías que se escribieron en homenaje a Josu Zabala, y hasta el traje del Alarde que el joven portaba ese día, con una ikurriña cosida en el pecho y en el que se pueden observar las rasgaduras de las dos balas que acabaron con su vida.

Ayer mismo, en vísperas de la gran fiesta que hoy vivirá de nuevo Hondarribia, hubo un acto de homenaje especial, con la presencia de centenares de personas y también de los portavoces de todos los grupos políticos del Ayuntamiento de Hondarribia (PNV, Abotsanitz, EH Bildu, PSE y Partido Popular). El alcalde, Txomin Sagarzazu, disculpó su ausencia por el fallecimiento de su padre, acontecido la pasada madrugada.

Los familiares, compañeros de Zabala en Laminaciones de Lesaka, amigos, Ayuntamiento y Mercedes Iridoy, entonces alcaldesa de la ciudad, que dimitió junto con toda su corporación en protesta por aquella muerte, depositaron ramos de flores en el mismo lugar donde el joven irundarra cayó muerto. Arantxa Zabala, sobrina de Josu, que contaba con seis meses de edad cuando este fue asesinado, descubrió una placa en su recuerdo.

Un recuerdo “que debe hacerse, sobre todo para las nuevas generaciones, que desconocen lo que pasó, para que algo así no vuelva a ocurrir”, decía a este periódico Pilar Zabala, de 77 años, y una de los tres hermanos de Josu que siguen hoy vivos.

Aquel día como hoy, “mataron a un chaval alegre, abierto, siempre sonriente y sencillo, además de combativo y comprometido”, tal como lo recuerda un compañero de trabajo de Laminaciones de Lesaka.