BILBAO. En sus casi 40 años de reinado, tanto el rey Juan Carlos, acompañado de su esposa la reina Sofía, como el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, han visitado oficialmente el País Vasco en más de una veintena de ocasiones, con dos objetivos fundamentales: expresar su apoyo tanto a la sociedad vasca y a las fuerzas de seguridad que combatían el terrorismo de ETA, como a promover al desarrollo industrial y cultural de Euskadi.
También han visitado el País Vasco siempre que la tragedia ha afectado a sus habitantes, para demostrar su solidaridad y cercanía con las víctimas de desastres naturales o accidentes importantes como las inundaciones de 1983 en Bizkaia o la tragedia en un colegio del municipio vizcaíno Ortuella en la que murieron 49 niños en una explosión de gas accidental.
Con la decadencia de la banda terrorista, a finales de la década de los 90, el objetivo de los viajes se volcó en el apoyo a la labor de los empresarios vascos, con quienes inauguró distintas infraestructuras industriales claves para el desarrollo económico de Euskadi a finales del siglo XX, y de la cultura.
Esta relación con el mundo económico y empresarial y la cultura vasca adquirió mayor preponderancia en la agenda del rey y su hijo, el príncipe de Asturias, con la entrada en el siglo XXI.
Como príncipe de España, don Juan Carlos visitó cuatro veces las entonces llamadas por el régimen franquista "provincias vascongadas", tres de ellas acompañado por la princesa Sofía, en octubre de 1971, julio de 1972, julio de 1973 y octubre de 1974.
El momento de mayor tensión y crispación vivido por el jefe del Estado en sus viajes al País Vasco fue la visita a la Casa de Juntas de Gernika (Bizkaia) el 4 de febrero de 1981, 19 días antes del intento de golpe de Estado protagonizado por el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero y el general del Ejército de Tierra, Milans del Bosch.
Su visita, acompañado de la reina, provocó una gran contestación social y política en las calles del País Vasco por parte de los sectores más extremistas e independentistas de la sociedad vasca, que le consideraban sucesor del general Franco al frente de la jefatura del Estado.
Toda la visita, de tres días, se desarrolló en medio de importantes medidas de seguridad por la amenaza que representaba la actividad de ETA.
En este su primer viaje como rey a Euskadi, una vez recuperadas sus instituciones de autogobierno, Juan Carlos I y su esposa fueron recibidos en el palacio de Ajuria Enea por el primer lehendakari tras la restauración democrática, Carlos Garaikoetxea.
También visitaron el acuartelamiento de la Policía Nacional de Basauri, por aquel entonces núcleo, junto al cuartel de la Guardia Civil de La Salve, de la lucha contra ETA, y recorrieron con el príncipe Felipe la zona industrial y portuaria de Bilbao.
El día 4, los reyes se trasladaron a la Casa de Juntas de Gernika para pronunciar un discurso ante las incipientes instituciones vascas, cuando sucedió el momento más tenso del viaje.
Una veintena de parlamentarios, junteros y dirigentes de la formación independentista Herri Batasuna interrumpieron el discurso real y entonaron el "Eusko Gudariak" ("Himno del soldado vasco"), mientras los electos de los partidos democráticos, PNV, PSE-PSOE, AP y UCD prorrumpían en un fuerte y prolongado aplauso.
Desalojados por la fuerza los representantes de HB y restablecida la normalidad, don Juan Carlos retomó el discurso y, tras almorzar en un caserío de Durango, donde presenciaron competiciones de deportes rurales vascos, los reyes visitaron el Santuario de Loyola, de la compañía de Jesús, y el municipio de Azkoitia, en Gipuzkoa.
De forma imprevista, los reyes volvieron a Bilbao el 29 de agosto de 1983 con motivo de la devastación que sufrieron numerosas zonas de la capital vizcaína y municipios adyacentes por las lluvias torrenciales caídas tres días antes.
El 23 de octubre de ese mismo año, otra tragedia humana de importantes consecuencias, la muerte de 49 niños y dos adultos en un colegio de Ortuella por una explosión de gas, hizo que la reina regresase al País Vasco para presidir el multitudinario funeral que se ofició por las víctimas al día siguiente.
Más de cinco años tardarían los reyes en volver de forma oficial al País Vasco tras esta primera visita.
Fue el 20 de octubre de 1986 para presidir los actos conmemorativos del centenario de la Universidad de Deusto, ya visitada en 1966 cuando todavía no había sido designado por Franco sucesor a la jefatura del Estado.
Diez años tardaron los monarcas en regresar a la Casa de Juntas de Gernika, y fue el 30 de julio de 1991, con motivo de su tercera visita al País Vasco.
Allí, don Juan Carlos rememoró con los nuevos responsables del Gobierno Vasco y la Diputación vizcaína los incidentes y momentos que había vivido en 1981.
En este viaje, por expreso deseo del rey, protagonizaron una visita de especial significación para el mundo nacionalista moderado para verse con el centenario etnólogo vasco José Miguel de Barandiarán, padre de la etnología vasca, en su caserío de Ataún, una villa guipuzcoana feudo de la izquierda abertzale más radical.
El 5 de octubre de 1993, los reyes viajaron por espacio de un día y por cuarta vez, a Bilbao y Zamudio (Vizcaya), donde don Juan Carlos y doña Sofía participaron en varios encuentros con empresarios vascos.
En la capital vizcaína, don Juan Carlos expresó además su "optimismo" ante el futuro del País Vasco, que estaba poniendo las bases de su regeneración industrial y urbanística que se haría patente años después.
El 11 de marzo de 1996, los reyes visitaron por quinta vez Euskadi con motivo de la inauguración de la Feria Internacional de Muestras de Bilbao de la XIX Bienal de la Máquina y la Herramienta.
El rey elogió entonces el "valiente y ejemplar" comportamiento de los vascos en la búsqueda de la paz y la prosperidad y apeló a la "unidad y firmeza" de la democracia en la lucha contra ETA.
A la entrada del recinto, unos 300 seguidores de HB increparon a los monarcas con gritos de "los Borbones, a los tiburones", "independencia" y vivas a ETA, una contestación social sensiblemente menor ya a la que despertaban sus viajes en la década de los 80.
En junio de ese año, regresaron a Euskadi para subrayar el apoyo de la Corona a la unidad de los partidos en su lucha contra la violencia, cuando la llamada Mesa de Ajuria Enea, que consagraba esa unidad, atravesaba momentos difíciles.
En 1997, los reyes inauguraron dos símbolos de la transformación urbanística e industrial que iba a vivir el País Vasco a partir de ese año: el Museo Guggenheim Bilbao y la Acería Compacta Bizkaia (ACB), empresa a la que calificó de "ejemplo" de la capacidad de España de "superar adversidades", apenas seis meses después del cierre del último horno alto de la en otros tiempos potentísima siderurgia vasca Altos Hornos de Vizcaya (AHV).
LOS REYES EN EL PUNTO DE MIRA DE ETA
ETA había preparado un atentado con granadas contra los reyes que pretendía perpetrar el día de la inauguración del Guggenheim y que fue frustrado por la intervención de una patrulla de la Ertaintza, uno de cuyos agentes, José María Aguirre Larraona, fue asesinado al intentar evitarlo.
Ya con la llegada del nuevo siglo, las visitas de los reyes y el príncipe heredero y su esposa, la princesa doña Letizia, a distintos lugares de la geografía vasca se intensificaron con hasta cuatro y cinco visitas en un mismo año, en las que fueron recibidos de forma amable y, en algunos casos, hasta cordial.
Destaca de estos años la especial relación que el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, trabó con Juan Carlos I y su hijo, hasta tal punto de que el rey, en su última visita a la capital vizcaína para inaugurar el foro de económico global organizado por el Gobierno de España el pasado mes de marzo, visitó en su casa al alcalde, ya muy afectado por el avanzado estado de su cáncer de próstata.
Esta relación de un significado representante del PNV contrastó con el posicionamiento republicano y las críticas a la monarquía que hizo el lehendakari, Iñigo Urkullu, con motivo del debate en que se vio envuelta a principios de este año la Casa Real a raíz del "caso Urdangarin".
La última visita de Juan Carlos al País Vasco tuvo lugar el pasado 20 de mayo a la factoría de la empresa Mercedes en Vitoria, para refrendar su apoyo al empresariado vasco y apoyar la sustanciosa inversión del grupo alemán en la planta para fabricar la nueva furgoneta de la clase V de la marca alemana.