Me volvió a pasar ayer. Abro los ojos a las seis de la mañana y ya no hay forma de volver a dormir. Y eso que la víspera el día terminó muy, muy tarde, después del debate... Llegué al hotel, me duché, intercambié los últimos mensajes con amigos que habían seguido el programa y a la cama. Pero ya les digo, como un búho cuando ni siquiera había amanecido. Así que me enfundé las mallas, las zapatillas y un gorro, y me fui a correr al Retiro. Hora y media. Me viene estupendamente para soltar esa adrenalina que se acumula estos días...
Después tocó entrevista. En ABC Punto Radio. Con Melchor Miralles. Se lo imaginan, ¿no? Así que a las nueve de la mañana ya tenía energía suficiente para el resto del día. Antes de volver a Bilbao, pasé por el Congreso para saludar al resto del equipo que se han quedado allí para trabajar. Y de allí, a la carrera de nuevo, al aeropuerto. Si les digo la verdad, no sé por qué; al final, para variar, el vuelo que nos traía de vuelta se ha retrasado. Una hora exacta. Así que he tenido el tiempo justo para acercarme a Bakio a recoger... uy, casi desvelo lo que voy a hacer mañana. Tendrán que esperar.
Por cierto, en el avión he coincidido con Txiki Benegas. "Voy a ganar yo", me ha dicho. "Siento contradecirte, pero el que va a ganar soy yo", hemos bromeado. También han surgido en la conversación -¡cómo no!- las benditas encuestas que se publican estos días. Otro día prometo hablarles de ellas...
Después de comer en casa -sí, ayer sí pude- he tenido que grabar la entrevista con Pepa Bueno que Televisión Española emitía ayer por la noche. Reunión de trabajo en Sabin Etxea y a la plaza del Ensanche, donde he tenido un acto con jóvenes. Mis hijos, Jokin y Alex, se encontraban entre ellos. El mayor estudia Derecho, en Deusto, como yo; Alex es más pequeño. Me ha emocionado ver a Jokin en el vídeo con el manifiesto I'm basque... Ha sido un acto distendido, donde jóvenes y no tan jóvenes hemos podido compartir preocupaciones, análisis y posibles soluciones. Con una temperatura estupenda, por cierto, aunque el viento parecía no estar muy convencido del atrezzo que habían preparado. Antes de acudir a la última entrevista del día me ha dado tiempo a charlar con los amigos, compartir un rato distendido y sacarme un buen puñado de fotos. Un día completo, sí señor.