bilbao. Begoña Elorza asegura que atiende a los medios de comunicación "únicamente por la memoria de Jorge". Agrega que no quiere ningún protagonismo, ya que "la víctima es él, no yo". Habla de su hijo en presente -"en julio cumplió 36 años", señala- y utiliza su teléfono móvil, un aparato de unos 15 años de antigüedad. Rechaza, además, que el décimo aniversario del asesinato de su hijo y de Fernando Buesa tenga un significado especial. "Para mí es igual que cualquier otro. Quizá la prensa le da más relevancia, pero para mí es lo mismo", afirma.

¿Cómo vive la familia de Jorge Díez cada 22 de febrero?

Pues muy mal. Para nosotros todos los días son igual de dolorosos, pero estos los vivimos con un poco más de nerviosismo, y el propio aniversario lo volvemos a revivir todo otra vez. Preferimos ser optimistas, porque a él no le gustaría que estuviéramos mal, por lo que nos esforzamos por estar bien. Intentamos hacer una vida normal, entre comillas, como si no pasara nada. Pero nosotros sabemos lo que pasa.

Nunca se piensa que pueda suceder algo así, y cuando te toca...

Cuando te toca es terrible. Y no se supera nunca. Todas las muertes de los hijos son iguales, pero de esa manera, en la que alguien lo ha matado porque sí, eso no se supera nunca. Porque la naturaleza humana es muy sabia y si un hijo fallece de muerte natural, el dolor es el mismo pero no hay nadie con quién pagarlo. Esto es mucho más terrible en ese sentido.

¿Cree que la figura de Jorge ha quedado ensombrecida por la entidad del político al que protegía?

Para nada, mi familia se siente apoyadísima por Natividad Rodríguez -viuda de Fernando Buesa- y su familia y estoy muy agradecida. Tenemos su contacto y nos une la tragedia de aquel 22 de febrero. Es más una cuestión de la prensa, que es la que decide a quién pone y a quién no. Cuando ocurrió la tragedia, me dolía muchísimo que en toda la prensa, hablada y escrita, pusieran "Fernando Buesa y su escolta". Me harté de llamar a medios de comunicación para decir que el escolta tenía nombre y apellidos y una familia. Algunos me hicieron caso y otros no, pienso que más por dejadez que por otra cosa.

A lo largo de todo este tiempo, ¿cómo ha llegado a valorar la figura y trayectoria de Buesa?

Yo le conocí, trabajé en la Diputación en la época que él era diputado general de Álava. Estábamos en la misma planta, nunca hablé con él porque yo trabajaba en un lugar y él en otro, nos saludábamos y ya está. Quién me iba a decir a mí que no sé cuántos años después mi hijo sería asesinado junto al hombre con el que yo me he cruzado muchos días en los pasillos de la Diputación.

En 2002 y 2005 la Audiencia Nacional condenó a los asesinos. ¿Qué supusieron para usted y los suyos esas condenas?

La verdad es que no lo he seguido mucho, sé que les condenaron, no sé a cuántos años, y que están en la cárcel pero nada más. Supuso saber que los asesinos de Jorge están juzgados y en prisión. Que es donde tienen que estar.

No es un consuelo.

No. Para nosotros no es ningún consuelo. Pero la justicia tiene que prevalecer, y así ha sido.

¿Qué le pasa por la cabeza cuando ve las noticias sobre los movimientos que siguen llevando a cabo los etarras?

Lo mismo de siempre, que son unos desalmados que matan por matar y que no van a conseguir nada más que dolor, provocar tragedias y destrozar familias.

¿Cómo ve a la Ertzaintza hoy día?

Ahora tiene mucho protagonismo contra el terrorismo junto a las Fuerzas de Seguridad, lo que antes no tenía, o al menos yo no lo veía.

Ha afirmado que Jorge era optimista por naturaleza. ¿Y usted?

Quiero ser optimista y creo que esto se acabará más pronto que tarde. Ahora los ciudadanos están muy concienciados de que esta gente son unos asesinos y nada más. No hay ninguna razón para asesinar a nadie, y ya nos hemos dado cuenta de eso. Junto con la eficacia policial, son un cúmulo de cosas unidas que ayudan a que esto se esté acabando. Es lo que esperamos y deseamos.