Una lesión muscular de Xabier Tolosa, que ayer lunes fue sometido a pruebas médicas, abrió las puertas de la final del Campeonato de Parejas del domingo en el Navarra Arena a Aitor Elordi y José Javier Zabaleta. El mallabitarra, que se estrena en estas lides, confiesa que vivió el desenlace con “tristeza”, pero que conviene no anclarse en el pasado.

El domingo lograron el pase a la final del Parejas tras la lesión de Tolosa. ¿Sintió que no había nada que celebrar?

—Sí. No terminó el partido de la mejor manera posible. No sabíamos qué iba a pasar, si íbamos a ganar o perder. Nadie quiere ver a un compañero así, tan mal. Después del campeonato que ha hecho, que terminara así el partido fue muy triste.

Se le vio tocado emocionalmente.

—Comprendo perfectamente a Tolosa. Zabaleta y Altuna III eran los pelotaris que más experiencia tenían de los cuatro. Xabi y yo éramos los debutantes. Además, Tolosa lleva años luchando por tener una oportunidad como la que tuvo. Me dio una pena terrible que todo se torciera tanto. Pero no queda otra que seguir hacia delante, no te puedes quedar estancado en la pena. Muchas veces cuando una cosa sale mal, otras salen bien. En la semifinal salieron muy mal para Xabi, pero tengo claro que la pelota le va a devolver lo que le quitó. A nosotros nos toca pensar en la final.

Es el momento de pasar página.

—Ese partido queda en el pasado. Ahora lo que tenemos claro es que estamos en la final y no podemos tener en cuenta cómo hemos llegado. Tanto Laso-Imaz como nosotros tenemos merecido estar en el Navarra Arena. Pasó lo que pasó y debemos centrarnos en lo nuestro. Es una oportunidad muy grande y vamos a trabajar por conseguir la txapela.

Acaba el partido de Bilbao y se va a casa. ¿Piensa sobre la final en la cama?

—No. No tuve tiempo de reflexionar. Después de la tensión y la presión, el cuerpo se te queda muy tocado. Me costó un poco dormir. Al llegar a casa vi que no tenía sueño y me puse otra vez el partido. He descansado bastante bien.

Alcanza su primera final en la élite. Se le cuentan hace ocho meses y...

—La verdad es que no lo veía. En Segunda sí que he tenido oportunidad de jugar finales y ganar txapelas, pero viendo la competencia en la delantera de la empresa no veía que pudiera pasar. Aspe estaba dando opciones a otros pelotaris y yo me veía sin ellas. Gracias a un buen Cuatro y Medio, logré la plaza del Parejas tirando todas las puertas. Creo que he respondido bien. Había bastantes dudas sobre cómo iba a hacerlo en un campeonato tan largo, pero vista la exigencia he hecho un Parejas completo, siempre teniendo en cuenta que he jugado con Zabaleta.

Lleva desde 2016 en profesionales, tiempo en el que ha vivido la cara y la cruz del deporte. ¿En algún momento perdió la fe en que podía llegar a estar peleando por una gran txapela y encontrar su hueco en Primera?

—Nunca he tenido pensamientos a tan largo plazo. Habitualmente me he puesto objetivos cortos y asequibles. Eso sí, siempre he pensado en llegar a este nivel algún día. Lo que hace un año veía imposible ahora es realidad. Estoy aquí, disfrutando mucho del momento. El ver que tengo la capacidad de jugar contra los mejores es un chute de adrenalina para seguir trabajando y mejorando.

En la semifinal de Bilbao demostró que no se arruga. En Iruñea no jugó bien, pero dio lo suyo en un partido mucho más comprometido.

—A la mínima, la gente piensa que a los deportistas nos puede la presión. Fíjese, en el primer choque de la liguilla de semifinales, tanto José Javier como yo jugamos muy bien. Y también era un encuentro de presión. Como respondí, no pasó nada. Al fallar en el segundo, se me señaló. De todos modos, yo confiaba en mí y fui capaz de darle la vuelta. Demostré que puedo jugar partidos de categoría.

¿Le dolieron los comentarios sobre usted?

—No. Durante todos estos años si he aprendido una cosa es eso: hay gente que está más para atacar que para defenderte. Al final, la vida deportiva me ha enseñado a confiar al cien por cien en mí mismo y dejar a un lado los comentarios de los demás. Soy duro conmigo mismo. Los comentarios que me puedan afectar me entran por una oreja y salen por la otra.

Uno se va a haciendo más fuerte psicológicamente con el tiempo, ¿no?

—Sin lugar a dudas. Los que estamos sometidos a tanta presión tenemos los focos encima. Esa presión se nota y hay que saber gestionarlo, pero hay veces que salen las cosas y otras que no. Lo estoy llevando bastante bien y le doy importancia a disfrutar del momento.

3.000 personas llenarán el Navarra Arena de Iruñea. Están recibiendo continuamente notificaciones en sus móviles. ¿Está preparado para lo que implica una final del Parejas?

—En Bilbao había cerca de 2.000 personas en el frontón. Era una situación parecida y la supe gestionar bien. Tengo que tomar la final con la misma mentalidad: ir a mi bola durante la semana y salir a disfrutar del partido.

Solamente disponen de una semana de preparación. Va a ir a toda velocidad.

—Cuando uno acaba mal, el poco tiempo es malo, porque no tienes opción de recuperarte, pero yo terminé bien de manos y de físico. Han pasado unas horas de la semifinal y me siento bien.

Lo esencial para usted es no perder la identidad: ser usted mismo.

—Eso es. El partido del Labrit ante Laso-Imaz me vino bien para darme cuenta cuál es la actitud que tengo que tener en la cancha. Nuestra esencia es que Zabaleta domine y que yo me compenetre para ser atrevido como en la liguilla. La clave es disfrutar.