Ahí, a lo lejos, parecía que el hito de Rubén Beloki era algo inalcanzable. El zaguero de Burlata, medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, debutó en la pelota profesional de la mano de Asegarce poco después de saborear el primer puesto del podio en el frontón Val d’Hebron. Tenía apenas 18 primaveras. En su primera campaña actuó en el Manomanista de Segunda. Se llevó el cetro ante Juan Luis Irazola en Donostia. La txapela le abrió el camino hacia la élite, y hacia el Olimpo, pues en 1995, con apenas 20 años, tumbó a Iñaxio Errandonea en la final de Primera en el frontón Atano III de la capital guipuzcoana (22-15).
Ese récord se marcó en la pelota a mano profesional de forma indeleble. Por la modalidad reina pasaron fueras de serie como Abel Barriola, Juan Martínez de Irujo, Aimar Olaizola o Yves Xala, pero ninguno fue capaz de reinar desde tan corta edad. La enciclopedia de la pelota tuvo que aguardar hasta 2016. Iker Irribarria deslumbró desde las primera eliminatorias para acabar llevándose el cetro. Sorprendió por la potencia de su pelotazo, pero también por la tranquilidad que destiló en la cancha. Entre otros, el novato se llevó a tres campeones por delante: Aimar Olaizola, Oinatz Bengoetxea y Mikel Urrutikoetxea en la final. El guipuzcoano de Aspe tenía 19 años.
Irribarria debutó el 22 de marzo en 2015 y contaba con la vitola de futura estrella desde el campo aficionado. Pocos esperaban que su crecimiento inundara la mano profesional tan rápido y con tanto brillo. Fruto de la fábrica de Xalton Zabala –como Erik Jaka, Jokin Altuna, Xabier Erostarbe o Xabier Tolosa, todos ellos profesionales–, también jugó a baloncesto a buen nivel durante su etapa formativa. De hecho, disputó la Minicopa de 2010 con los colores de Bilbao Basket. Era alero. Se decantó por el frontón, donde su potencia innata y la capacidad para atrasar la pelota llamó la atención al promotora Aspe.
El de Arama dio el salto al profesionalismo en un instante crucial para el destino de la firma dirigida por Fernando Vidarte, pues el destello enorme de manistas de la talla de Titín III, Sébastien Gonzalez, Yves Xala o Juan Martínez de Irujo estaba a punto de apagarse. El campeón de Ibero, el principal ariete de Aspe, jugó su último encuentro el 9 de abril de 2016. Iker y Juan nunca llegaron a enfrentarse de blanco mano a mano, una pena. El hueco de los delanteros se cubrió con una nueva generación. La punta de lanza: Irribarria y Jokin Altuna. Joseba Ezkurdia era fijo ya. Tomaron la responsabilidad y dieron el do de pecho.
El campeón más joven de la historia
Pues bien, en el Manomanista de Promoción de 2015, el de Arama llegó a la final ante Víctor Esteban. Ganó el riojano por 22-17 en el Beotibar. En otoño, Vidarte apostó por él para el Cuatro y Medio, distancia en la que nunca se ha encontrado cómodo al ser un bombardero, y después se le alineó directamente en el Campeonato de Parejas de Primera.
Al mano a mano llegó desatado. Hizo saltar la banca. Tumbó a Iker Arretxe (14-22), Jon Jaunarena (2-22), Aimar (14-22) y Oinatz (10-22). El 29 de mayo arrebató la txapela a Mikel Urrutikoetxea (13-22).
“Pudo venir de un golpe o de nacimiento. Le pasa a algunas personas y muchas ni se dan cuenta de que lo tienen. En mi caso y en el de los que hacemos mucho deporte, eso castiga. Si no lo tienes bien, llegan los dolores, los desgastes"
El colorado no pesó al muchacho: ganó el Parejas de 2017 con Beñat Rezusta en un campeonato prácticamente perfecto. Solamente perdieron dos encuentros, los dos ante Bengoetxea VI-Larunbe, a la postre finalistas. El aramarra devoró otra marca: la del campeón más joven de la especialidad, con 20 abriles. El anterior mojón lo había colocado Beloki en 1996 como zaguero de Miguel Capellán. Tenía un año más. La pesadilla de Rubén.
Esa misma campaña repitió presencia en la pelea por la txapela del Manomanista. Oinatz Bengoetxea derrocó al de Aspe en un grandísimo choque, en el que el leitzarra esbozó mente de arquitecto. Ganó 18-22.
En 2018 no tuvo la suerte de llegar a ninguna final, pero en 2019 aterrizó en dos. En el Parejas, junto a José Javier Zabaleta, lució. En la cita por el título, Danel Elezkano y Beñat Rezusta les arrebataron el sueño (22-19). De nuevo, sanó las heridas en el Individual, donde reafirmó su poderosa propuesta ante Mikel Urrutikoetxea en la final. Fue un partidazo de los que no se olvidan. Se cruzaron 285 pelotazos en 62 minutos de juego. 20-22. Fue dura, peloteada, emocionante.
Los problemas de rodilla
Aspe volvió a juntar a los campeones de 2017 en el Parejas de 2020, pero no hubo éxito. La llegada de la pandemia del covid-19 echó el freno a toda la actividad y a la vuelta Irribarria no pudo volver a sumar éxitos. En octubre, preparando el Manomanista, ya sentía dolores en la rodilla derecha. Un tiempo después se fastidió la mano y tomó la decisión de parar. Le diagnosticaron rótula bipartita. “Pudo venir de un golpe o de nacimiento. Le pasa a algunas personas y muchas ni se dan cuenta de que lo tienen. En mi caso y en el de los que hacemos mucho deporte, eso castiga. Si no lo tienes bien, llegan los dolores, los desgastes. Mirando al futuro, porque después de la pelota hay muchos años por vivir, igual era mejor estar parado seis meses ahora que tener que ponerme una prótesis a los 40 años. Hemos acertado. Además, no podía prepararme bien: el cuerpo iba a una velocidad y la rodilla, a otro”, dijo entonces.
Le operaron en marzo de 2021 y regresó a la actividad en septiembre. Seis meses parado. En el Parejas de 2022 fue semifinalista, pero los dolores se han ido acentuando. Declinó participar en el Cuatro y Medio de 2022 a cuenta de las molestias y no fue de la partida en el Parejas de 2023.