En 2016, con apenas 20 años, Jokin Altuna (Amezketa, 1996) pisó su primera final de Primera en el Cuatro y Medio. Perdió 22-21 ante Oinatz Bengoetxea en una cita épica en el Ogueta de Gasteiz. Desde entonces suma otras seis finales de la jaula de forma consecutiva. Tiene tres txapelas (2017, 2020 y 2021). Es el pelotari más en forma de la modalidad. Por el camino, otros tres entorchados más: dos del Manomanista (2018 y 2021) y uno del Parejas (2022). El domingo ante Joseba Ezkurdia en el frontón Bizkaia de Bilbao busca levantar los brazos ante un adversario contra el que ha perdido en las dos finales disputadas: 22-17 en 2018 y 22-16 en 2019.

¿Qué espera de la final ante Joseba Ezkurdia?

—Será una final dura. Cuando llegas a estos partidos, no quieres al contrario que te toca, porque por algo está ahí. Joseba ha llegado muy bien, jugando mucho. Es un pelotari muy difícil de batir. Imprime mucha velocidad y suele atacar mucho. Va a ser imprescindible llevar la iniciativa en ataque. Si le dejas jugar, te saca del frontón

Las dos finales anteriores contra Ezkurdia fueron en el Navarra Arena y las perdió. Esta, en cambio, se celebrará en el frontón Bizkaia de Bilbao. ¿Cambia la película?

—Ojalá que cambie. Han pasado tres años de la última y, aparte de esos encuentros, hemos jugado muchos partidos importantes. Uno siempre se queda más con las finales. Por ejemplo, las dos veces que le he ganado en el Cuatro y Medio he acabado saliendo campeón; en el Manomanista, le he ganado tres veces y en dos he salido campeón y en la otra subcampeón. Eso demuestra que cuando me gana, está también muy cerca de la txapela. A mí me sucede lo mismo. Somos rivales muy duros y cuando eliminas a un pelotari así, siempre estás un poco más cerca de la txapela. El Navarra Arena es un frontón distinto al de Bilbao pero nunca sabes lo que te puede deparar una final. Joseba es un gran pelotari en todos los frontones. Sí que es cierto que en Bilbao me siento bien, cómodo. Tiene instalaciones muy buenas y puedes ir cuando quieras a entrenar. Además, mis mayores logros los he conseguido allí. Me encanta el frontón y juego a gusto. También es cierto que me gustan más las canchas más rápidas, pero luego en Bilbao las sensaciones son muy buenas. 

Son los dos capos del Cuatro y Medio. 

—En los últimos años los dos estamos siendo muy regulares y los números lo refrendan. Es señal de que estamos haciendo bien las cosas. El año pasado jugué la final contra Unai, pero en la semifinal también me tocó Joseba. Es un pelotari supercompleto y superduro. Lo más importante es que me encuentro bien y quiero afrontar esta semana con tranquilidad. Cuando lleguen las horas previas a la final, tendré los nervios de siempre, pero si hago bien mi trabajo, tendré opciones. 

El año pasado, por un puñado de partidos contra Unai Laso, se vendieron sus partidos como un clásico. ¿Quizás el verdadero clásico es el Altuna III contra Ezkurdia?

—Sí. En el mano a mano no hemos jugado finales en contra pero también ha sido porque nos hemos cruzado antes y nos eliminamos el uno al otro. La pasada campaña de Unai fue muy buena, llegó a tres finales y llegará a más. Aun así, Joseba y yo estamos ahí en partidos importantes. No solo se trata de alcanzar finales, también hemos jugado mucho cuartos o semifinales en contra. 

¿Cómo conviven en la misma empresa dos pelotaris así?

—Lo llevamos bien, con naturalidad. Siempre se ha portado muy bien conmigo cuando me ha ganado y al revés ha pasado igual. Tenemos una relación muy sana. Joseba es cinco años mayor que yo e igual de pequeños no nos conocíamos. No tengo con él la misma relación que con Darío o Elordi, que nos tratamos desde que éramos niños. Eso sí, nos respetamos mucho y nos llevamos bien. Fíjese, en la pandemia hubo que hablar de muchas cosas y me apoyé mucho en él. Sabemos que algunas veces va a ganar uno y otras veces el otro. 

Han tenido momentos similares en el presente Cuatro y Medio, con dudas, que han acabado resolviendo a la perfección. Trayectorias casi paralelas.

—Para los dos ha sido un campeonato parecido. Él perdió el primer partido y yo, en cambio, el segundo. Nos la jugamos en el tercero, pero sabiendo que hemos vivido muchas más situaciones así. En esos momentos sabes que estás al borde de la eliminación, pero que estás también cerca de jugar otra vez un partido muy bonito, una semifinal, y a un paso de la final. Te agarras un poco a eso y a intentar dar lo mejor que tienes. Nos ha salido bien. Últimamente estamos dando lo nuestro en los partidos importantes. Espero que sea una final igualada y que la gente disfrute.

Hay deportistas que en los momentos clave se empequeñecen y otros que crecen. ¿Cuál es el factor determinante?

—Eso sucede. En una final es importante cómo llegas, pero no son encuentros importantes solo las finales. A lo largo del año hay muchos partidos importantes que son un punto de inflexión. Creo que la personalidad sí influye en esos casos. Además, en todos los deportes, porque en un momento dado todos nos preparamos al máximo, pero a veces tienes que saber que no estando tan bien puedes rendir y agarrarte al partido. En ocasiones, cuando ganas no estando bien, la gente igual se da cuenta; sin embargo, sacar adelante los encuentros en esa situación te da mucha fuerza. Tiene mucho mérito, ya que igual no estás en tu mejor nivel y has sido capaz de ganar. Después, igual, ya tienes mejores sensaciones y te sale todo rodado. Aun así, tiene más mérito lo otro. En los partidos hay muchos partidos. En los momentos claves toca sufrir y tirar para adelante. 

Fíjese, en su primer partido del presente Cuatro y Medio, Peña II le tenía contra las cuerdas y se lesionó. Usted no perdonó. En el segundo, hizo tal vez su peor partido en la modalidad y se quedó en 15 ante Peio Etxeberria. En la semifinal, ante Elordi, hubo un par de ocasiones en las que deja pasar la pelota y acierta. Hay detalles que le sonríen.

—En esos momentos no piensas en nada. Ves la pelota cómo viene y tuve suerte. De todos modos, hay pocas casualidades en el deporte. Si llegas muchas veces a los partidos importantes y llegas bien, hay más probabilidades de que las cosas te salgan bien. Contra Peña II me encontraba a gusto, pero él jugó un montón. Tú tienes que pensar en seguir y dar lo mejor que tienes, a ver si cuela. Las liguillas son engañosas: una cosa es cómo te sientes, pero es importante ir sacando puntos y ganando partidos para intentar llegar a semifinales. Luego, las semifinales y las finales son diferentes. Entran en juego muchos factores: la tensión, los nervios… 

¿Es un deportista ganador? 

—Hay que tratar de trabajar bien y luego, en los momentos complicados, intentar pensar bien. A veces te vienen malos pensamientos y si empiezas a pensar mal, que a mí ya me ha pasado, entras en un bucle del que es muy complicado salir. Quizás en una final empiezas mal y se te pasa por la cabeza que no es el día o que no estás bien y acabas cayendo. En esos instantes hay que ser duros, ser fuertes e intentar darle la vuelta a la dinámica. Nunca pienso en si soy o no un pelotari ganador. Hay deportistas, no solo pelotaris, también futbolistas o tenistas, en los que me fijo no solo por el juego que hacen. Presto atención a cómo actúan cuando están en los momentos difíciles. Fíjese, nunca he sido de entender mucho de tenis, pero siempre me ha gustado ver partidos. Si no ves el marcador, a veces no sabes si los mejores están ganando o perdiendo. Sucede con Nadal. Él siempre está a su rutina y no se sale. Mentalmente está concentrado. Los deportistas tenemos que ser fríos. 

“Joseba siempre se ha portado muy bien conmigo cuando me ha ganado y al revés ha pasado igual”

Eso es cierto, Jokin Altuna se ha ido enfriando con el tiempo. Antes era mucho más caliente.

—Con 19 o 20 años era más impulsivo, más caliente, y me salía más de los partidos. Los padres o el entrenador sí que me lo decía, pero cuando vi que no me ayudaba, traté de cambiar. 

Pero en el juego también le ha sucedido. Ahora domina mejor todos los aspectos. 

—Estoy más tranquilo y más centrado en mi trabajo. Antes, cuando veía a un rival muy fuerte y tenía que jugar contra él, me empezaba a preocupar o tenía malos pensamientos. Ahora sé perfectamente que puedo perder contra cualquiera. También tengo momentos en los que me caliento más, pero le doy la vuelta un poco más rápido. Vas aprendiendo.

Jokin Altuna celebra el pase a su séptima final del Cuatro y Medio ante Aitor Elordi. Pablo Viñas

Son siete finales consecutivas del Cuatro y Medio. Es un hito para celebrar.

—Sí. En la pelota todo va tan rápido que disfruto más cada día con lo que hago, con lo que me gusta la pelota, con mis amigos en la pelota, con mis entrenamientos y mis entrenadores, que con lo que consigo. No es fácil. Espero que sea dentro de muchos años, pero creo que cuando deje la pelota o cuando me retire, veré con mayor perspectiva las cosas que he logrado siendo tan joven. Espero conseguir todavía más, pero ahora mismo gozo más con lo que hago y con lo que me gusta, centrado en esa mejoría y en el trabajo. Eso sí, si algo tengo claro es que este tiempo se me ha pasado volando.

¿La actualidad le avasalla?

—Es mi séptima final. Son once en total y para mí ha pasado muy rápido. No es fácil parar. Me vienen recuerdos de mi último año en aficionados. Todavía estaba estudiando. Solía ir a clase, luego a entrenar y jugar partidos. Después debuté. Me acuerdo de todos los años y de todos los partidos importantes de todas las temporadas, pero tengo que ponerme a pensar en ellos. Si no, lo único que veo ahora es el día a día. 

“El Navarra Arena es un frontón distinto al de Bilbao pero nunca sabes lo que te puede deparar una final”

¿Suele ponerse partidos de sus primeros años en profesionales para examinarlos?

—Ahora no tanto, pero en confinamiento sí. Por ejemplo, cuando veo que quiero mejorar en una cosa o en alguna postura, sí que lo hago. Me gusta ver los partidos de la tele. Cuando hay alguna repetición con la cámara del frontis, ves las posturas. Me gusta hacerlo cuando tengo un poco de parón. En Youtube tienes muchos partidos. Cuando veo los de 2016 me doy cuenta de que seis años no han pasado en balde. 

Es complicado ponerse a ver tanta pelota cuando uno está lesionado…

—Le daré un detalle: no sabe lo que me fastidia en las retransmisiones que cuando acaba el segundo partido del festival, no den el tercero y emitan uno repetido del día anterior. Es una cosa que no entiendo: que haya unos pelotaris jugando y que no se dé ese partido para la gente que está en casa. El pelotazale suele ver el partido anterior y si no, a la carta. Fíjese, la programación los viernes es de dos partidos y termina tarde, pero si hubiera tres o cuatro me quedaría viéndolos hasta el final. Es algo que me gusta. Cuando estaba lesionado en verano, estaba atento, pero no solo a los de Primera. Y es que, cuando alguien te viene de abajo, que está subiendo, le tienes que ver. Si no analizas nada, te puede ganar cualquiera. 

¿Es algo que hacen todos los pelotaris?

—No. En el vestuario estás hablando de partidos y los hay que dicen que no los han visto y eso se repite en más ocasiones. Te das cuenta de quién ve y quién no. No digo que sea mejor o peor. Cada uno lo tiene que sentir. Hay a algunos que les gusta más.

“El deportista no tiene que estar motivado y preparado al 100% solo cuando tiene que competir”

Es uno de los pelotaris que mejor analiza los partidos después de jugar. Además, Gorka Altuna, su botillero y su primo, tiene también una buena capacidad observación. ¿Puede ser otra clave de los éxitos? 

—El deportista no tiene que estar motivado y preparado al 100% solo cuando tiene que competir. Está el trabajo de entrenar, de descansar, de alimentarte bien, pero también de analizar o ver a los contrarios y eso no se consigue con un partido. Es cierto que aquí nos conocemos todos, pero el momento de juego suele ser distinto. Yo no veo únicamente por analizar, sino porque me gusta. A Gorka le pasa lo mismo. Me viene a la cabeza Jon Erasun, que estuvo en Baiko y es también un enfermo de la pelota. Ya no juega en profesionales, pero ve todos los partidos. Es un chaval al que no le han renovado y puede tener frustración, pero ahí sigue. 

Prosiga.

—Cuando estoy en casa, yo sé que Gorka está viendo el partido de pelota. Nos mensajeamos y me da sus opiniones. A veces discutimos. Nos gusta hablar de pelota. Solo viendo ya te haces un análisis sin querer. 

Puede ser su cuarta txapela del Cuatro y Medio y la tercera consecutiva. ¿Le da vueltas a eso?

—No estoy pensando en si es la cuarta o la tercera, lo que quiero es ganar. Ese es el objetivo. Para eso sé que tengo que jugar muchísimo y no pensar en los números, sino en el trabajo que tengo que hacer estas dos semanas sin volverme loco. Me encuentro bien. Haré lo que hago siempre.

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“A lo largo del año hay muchos partidos importantes y la personalidad influye en esos casos”

Hoja de ruta clara.

—La semana pasada hice mi rutina y fui a entrenar el sábado con Víctor a Bilbao. 

Víctor es un apoyo importante para usted en la preparación. Esos pelotaris hay que valorarlos, ¿no?

—Aparte del nivel que tiene Víctor, para la empresa y para Jokin Etxaniz es esencial. A veces ha sucedido que, no jugando el fin de semana y yo teniendo un partido importante, me ha llamado o me ha mandado un mensaje para ver si necesitaba ayuda o entrenar. Es una auténtica gozada. Tengo confianza con él y siempre me ayuda. Para mí se tiene que valorar a esos pelotaris que, aparte del nivel que tienen, que para mí es muy grande y de sobra para ganar en profesionales muchos partidos, aportan mucho dentro de la plantilla. Es un sparring de lujo. Cuando tienes una eliminatoria y tienes que jugar contra Víctor, nunca sales tranquilo.