IBAN Otaegi y Kepa Peñagarikano fueron los últimos pelotaris de Azpeitia que dieron el salto al campo profesional. Jon Alberdi (Azpeitia, 1999) tomó el testigo el pasado viernes. Debutó en un encuentro de campanillas bajo el influjo del frontón Izarraitz, acompañado de sus familiares y amigos. No hay mejor marco para un estreno. El neófito estuvo acompañado de Jon Ander Albisu y se midió en los cuadros alegres a Oinatz Bengoetxea, uno de sus “ídolos”, custodiado por Álvaro Untoria. El encuentro finalizó 22-19. Mala suerte. Aun así, el puntillero se sacó la espinita el martes en Soria en su segunda cita en el profesionalismo. Alcanzó su primer triunfo en las filas de Asegarce junto a Ezkiroz ante Ugalde-Irusta (17-22).
Alberdi estará ligado a la operadora hasta 2020, pero firmó un precontrato “hace un año”. Desde entonces, se ejercitaba a las órdenes de sus técnicos “una vez por semana”. “Me han dado la oportunidad de debutar y estoy muy contento. Pablo Berasaluze me dijo que existía la posibilidad de estrenarme en las primeras semanas de octubre, pero como querían organizar el festival en Azpeitia se adelantó”, define.
Así las cosas, el zurdo es una rara avis. Los primeros pasos de Jon fueron en los cuadros largos, pero le tocó avanzar hacia el frontis. Se comió varios metros para encontrar su hueco en el frontón y destacar como delantero. “Hasta hace tres años estaba jugando de zaguero. Se me daba bastante bien el Cuatro y Medio y tomamos la decisión de pasar hacia delante. Parece que me está yendo bien”, cuenta el azpeitiarra, quien desgrana que “ando bastante mejor con la izquierda que con la derecha. Soy zurdo, pero dicen que no se me nota demasiado”. El guipuzcoano solamente usa la diestra para “comer y escribir”. “He metido muchas horas con la mano derecha desde muy pequeño. Eso sí, con pelotas más exigentes noto que tengo más facilidades con la izquierda. Me cuesta defenderme en el ancho”, desbroza el manista. Sobre todo, al dar un salto tan imponente desde el campo aficionado al profesional. El tema del material es una cuestión capital: “Es más exigente y se nota el cambio, ya que defender es más complicado. Además, si golpeas de aire, haces mucho daño”. “En el campo aficionado las pelotas botan más, pero en profesionales los cueros andan más por abajo. Los pelotaris también son mejores y te hacen jugar a un nivel superior”, explica Alberdi. Por ello, tiene que hacer hincapié en “el aspecto físico”. “Últimamente he comenzado con el trabajo específico. No me cuesta la resistencia, porque soy aficionado a la bicicleta de montaña, pero sí la fuerza”, explica el azpeitiarra.
zaguero y fan de federer En el ADN de Alberdi hay tatuado un frontón. Su padre era pelotari. “Ahora nos toca seguir su estela”, define. Habla de él y de su hermano menor, Unai, que está a gran nivel y está llamado a continuar la senda familiar.
Aunque la pelota a mano es la que marca el guión de Alberdi, el delantero es aficionado al ciclismo y al tenis. “Federer es el que más me gusta”, analiza Alberdi, quien suele seguir las etapas de las grandes vueltas para ver a “los corredores vascos”. Eso sí, en la cancha siempre quiso ser como Barriola. “Cuando era zaguero, Abel era el pelotari que más me gustaba; pero al cambiar de posición me fijaba en Oinatz, Olaizola II o Irujo y, últimamente, en Altuna III”, remacha.