Duración: 44:38 minutos de juego.
Saques: 3 de Olaizola II y 1 de Titín III.
Pelotazos: 321 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 10 de Olaizola II, 4 de Ibai Zabala, 4 de Titín III y 2 de Merino II.
Errores: 1 de Olaizola II, 2 de Titín III y 3 de Merino II.
Marcador: 1-0, 14-1, 15-5, 15-6, 16-7, 21-8 y 22-8.
Botilleros: Roberto García Ariño acompañó desde la silla a Olaizola II e Ibai Zabala; mientras que Joaquín Plaza hizo lo propio con Titín III-Merino II.
Apuestas: Doble a sencillo para Olaizola II-Ibai Zabala, de salida.
Incidencias: Llenazo en el Labrit de Iruñea para contemplar el segundo partido de la novena jornada del Parejas de Primera.
Bilbao. Cuando ocurren cosas como las de ayer, que dos pelotaris como dos catedrales suman tanto que son imparables, que parecen un tren de mercancías dispuesto a llevarse cualquier cosa por delante, que apenas pierden pelota y arrasan con todo lo que tienen delante, instalados entre el blitzkrieg y la política de tierra quemada, sin conceder ni un palmo de terreno a adversarios temibles, parece que existen límites inimaginables dentro de ellos. Porque lo labrado en el Labrit de Iruñea por Aimar Olaizola, grandilocuente, e Ibai Zabala, imperial y mandón, fue un ejercicio de perfección gigantesco, del tamaño del Himalaya.
Destrozaron sin piedad el campeón y el de Berriz -cada vez más entonado con la zurda, porque su diestra es dinamita- a los actuales defensores del título, los riojanos Titín III y David Merino, conocidos por ofrecer siempre una versión tan competitiva como compacta dentro de la cancha. Sin embargo, los de Aspe fueron juguetes en las manos de los colorados, afanados en no perder pelota y en gozar cada cosa que se les posara en la mano. En un inicio demoledor, Aimar e Ibai se calzaron ya a sus rivales: 14-0 de salida. Sí, 14-0. Tranquilo, no está soñando. Sí, fue a Titín III y Merino II. Y sí, en un abrir y cerrar de ojos.
Ocurre que esta tacada de genialidad, porque no tiene otra definición, fue una losa enorme sobre dos adversarios que no pudieron mostrar su nivel ante el huracán que tenían delante. Y es que, cuando tuvieron pelota, sí que hubo ritmo, sí que el de Tricio impuso su ley. Pero las dentelladas habían sido tantas, tan constantes, tan rápidas y a la yugular, que apenas quedaba un hilillo de vida en la pareja de La Rioja. Asimismo, aunque a priori el zaguero de Villar de Torre debería ser el que cortase el bacalao en los cuadros traseros, Ibai le tuvo contra las cuerdas en todo momento, sin cederle pelota para que mandara. Solamente pudo hacerlo en momentos residuales del encuentro, cuando apenas quedaba nada por hacer. También en su favor se puede esgrimir que fue bombardeado por Aimar Olaizola, que colaboró con Ibai en los momentos necesarios, sin precipitarse y sin quitarle demasiada pelota. Y esa fue la tumba de un David enclaustrado con las dos manos en el quiero y no puedo, que se anticipó demasiado a pelotas que debía esperar y sufrió ante la debacle inicial. Porque los primeros catorce tantos, sin error alguno de sus adversarios, con Ibai soltándole a la pelota con chispa, fueron demasiado a la hora de volver al redil de las causas perdidas. Ya era tarde. Demasiado.
Así, los de Asegarce son ya una máquina engrasadísima que ha alcanzado el cénit de su juego y marcha con velocidad de crucero a las semifinales del Parejas. Suman seis partidos ganados Aimar Olaizola e Ibai Zabala y parecen disponer de un colchón de juego que se eleva como una atalaya. Enormes.