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DICEN los historiadores que puede provenir de ascendencia normanda o castellana", explica Alfredo Cabrera, técnico de Deportes del Cabildo de Lanzarote. Habla el canario de la pelotamano lanzaroteña, una modalidad en peligro de extinción en las islas Canarias que están peleando por levantar desde la institución insular. Explica Cabrera que "se juega a campo abierto" y se podría parecer al bote luzea o a las modalidades al carrer de la pelota valenciana -como el llargues-, cada una con sus peculiaridades. En este deporte la cancha suele ser de "sesenta o setenta metros de largo y tiene un ancho de unos ocho metros", explica el técnico. "Se juega entre dos equipos de cinco o seis personas, divididos cada uno en cada parte del campo, más o menos partido por la mitad. La pelota, después del saque, tiene que pasar el medio campo y se golpea o bien de aire o bien a bote. Después, hay otras variantes en las que se puede parar el cuero", sostiene Cabrera.
Una de las peculiaridades más llamativa de la pelota lanzaroteña, que también se juega de manera algo más residual en Fuerteventura, es el modo de poner la pelota en juego -"que mide entre 4,5 centímetros y cinco de diámetro y pesa poco más de cincuenta gramos", puntualiza Cabrera-. En uno de los dos campos hay situada una "especie de banqueta con una losa inclinada a la altura de la cintura". En ella, el pelotari que pone el cuero en juego tiene que botarlo y golpear antes de que caiga al suelo. "Cuando uno de los dos equipos hace el tanto, cambian de campo en vez de cambiar la banqueta de sitio. Esta queda fijada hasta el fin del partido, que tampoco tiene una duración estipulada", explica Cabrera, quien apostilla que "la cuenta se lleva como en el tenis: 15, 30, 40 y 50. El total se llama chico y cinco chicos hacen un pajero, lo que equivale al set. En este caso se suele establecer una diferencia de dos chicos para embolsarse el set uno de los dos equipos".
Al ser una modalidad antiquísima, dice Alfredo los primeros escritos sobre la pelotamano lanzaroteña están fechados en 1616 y las influencias se creen que podrían haber llegado de la zona norte, donde "la pelota a largo era habitual", solamente se juega de forma lúdica y en ocasiones contadas. "Es uno de los juegos tradicionales canarios, pero no tiene federación que lo regule. Habitualmente, los partidos se han venido desarrollando sobre todo en el ámbito festivo. En zonas como Soo, Tiagua y Teguise, cada vez que se hace alguna fiesta, se juegan con otros pueblos, pero siempre de modo esporádico", sostiene el técnico canario, quien explica que uno de los problemas es que los pelotaris han envejecido y no hay un relevo generacional. "La mayoría de los jugadores son gente mayor y entre la juventud ha aumentado la oferta de deportes, por lo que la pelotamano ha quedado un poco relegada", concreta el lanzaroteño, que agrega que "ahora llevaremos a cabo un proyecto para el rescate y la promoción de la pelotamano".
Así, desde el Cabildo de Lanzarote tienen previsto la creación de una Liga anual entre los equipos que se creen en la isla. "Previsiblemente hay tres equipos que, seguro, se apuntarán y la intención es que el deporte crezca poco a poco", desgrana Cabrera, que explica asimismo que "intentaremos además estipular un reglamento, puesto que al tratarse de un juego lúdico no había terminado por establecerse. Esperamos que el año que viene los equipos se multipliquen".
'ponche' y torres de piedras Cuenta Cabrera que "los mayores de los pueblos de Soo dicen que jugaban todos los domingos y en las zonas agrícolas hacían para sacar torres con piedras". "Entonces, el fútbol apenas existía y la pelotamano con la lucha y la bola canaria suponían los deportes a disputar en zonas como estas, muy agrícolas", remacha Alfredo. Otra de las peculiaridades de entonces era el ponche, una bebida isotónica compuesta por agua, ron, azúcar, canela y limón.