bilbao. Sentimientos encontrados, un "en la cancha no hay amigos" y veintidós cartones separan a Abel Barriola y Oinatz Bengoetxea. Los dos vuelven a verse las caras en una final, en este caso la del Torneo Nitro encuadrada en el acotado -Zalla, a partir de las 18.30 horas-. En el Manomanista de 2008, desde Leitza se movilizaron cientos de personas para ver a los dos manistas enfrentarse en un duelo fratricida por la txapela. Fue duro. El colorado se mezclaba con el azul en camisetas que apoyaban la supremacía de un pueblo en el que hasta el más inexperto nace con las posturas adecuadas del pelotari. La lucha en una localidad en la que el amor por la pelota nace profundo, enraizado. De esta manera, en la pelea por el entorchado de Nitro, se encontrarán dos vecinos, aliados en ocasiones -juntos han conquistado este verano el trofeo del Ciudad de San Sebastián ante Yves Xala y Alexis Apraiz-, condenados a enfrentarse en un bucle de duelos que esta temporada estival ha derivado en una lucha por coronar al rey del verano. La duda consistía en un Oinatz en plena forma y un Abel resucitado de todos los fantasmas que arrastraba en su rodilla.
El azul, color bilbaino por excelencia que pinta las paredes del frontón Mimetiz de Zalla, será testigo de la distancia que separa a ambos pelotaris. Un biombo invisible, un acotado mortal cercenará las espaldas de los dos leitzarras, quienes tendrán que dar el do de pecho delante del cuatro y medio, una frontera transparente que se les da bien a ambos manistas. Sin embargo, en esta ocasión, dicha distancia que comprenden los cuadros alegres servirá para revelar sus verdaderas opciones al torneo oficial, que comienza el próximo fin de semana y en el que los dos se podrán cruzar si solventan sus primeras contiendas ante Saralegi -Barriola- y Beroiz -Bengoetxea-.
Abel Barriola llega en un momento dulce al último duelo individual previo al Cuatro y Medio. No en vano, en un verano espectacular, ha acabado eliminando a uno de los hombres a batir del acotado, Juan Martínez de Irujo, en un duelo durísimo. Fue el leitzarra, al contrario que en la temporada estival, donde mostró una labor de diapasón con sus parejas, quien sacó a pasear su lado más racial para desmantelar las defensas del delantero de Ibero.
Sin salida alguna, aferrados al filo de la navaja, los dos pelotaris de Aspe se movieron circundando el desastre, hasta que el zaguero se alzó con un trabajado triunfo (21-22).
Minutos más tarde, entre laureles, Oinatz se deshizo de Patxi Ruiz. Fue, también, para los dos pelotaris un duelo entre amigos. Y es que de la mano del zaguero de Lizarra, el leitzarra ha vencido en tres finales estivales: San Fermín, Zarautz y San Mateo. Pero fue la jaula y la pericia del delantero la que reventó a Ruiz en un complicado envite (18-22), que hizo las delicias de los pelotazales congregados en el Mimetiz.
El choque de los invencibles Y es que, además del aporte psicológico y místico, el duelo lo disputarán los dos componentes de la pareja de los invencibles. Apelativo que viene como anillo al dedo a un dúo, que unido no ha conocido el sabor de la derrota.
Así, con la cancha vizcaina como espectadora de excepción, los dos leitzarras, imbatibles juntos, se verán las caras en un encuentro que pondrá las cartas sobre la mesa para la disputa del próximo Cuatro y Medio y que puede dejar tocado al perdedor para una próxima contienda si el devenir lo requiere.