El brillante año de Alcaraz
El murciano cierra la temporada lesionado pero como mejor tenista del mundo tras firmar la temporada más fructífera de su carrera deportiva, aunque matiza con autoexigencia que “no es perfecta, porque para ello debía haber ganado todo”
“Brillante, pero no perfecta”. Así cataloga Carlos Alcaraz su temporada 2025. No obstante, se trata de la mejor campaña de su carrera deportiva. “Para ser perfecta, tendría que haber ganado todo”. Son palabras que proyectan la ambición del tenista de El Palmar, que dice adiós al curso de manera prematura, renunciando a la Copa Davis debido a una lesión. “Tengo un edema en el isquiotibial de la pierna derecha. La recomendación médica es no competir”, anunció Carlitos, que cierra de este modo la temporada más fructífera a nivel estadístico. Ha concretado la transición de promesa a liderazgo.
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En 2025, Alcaraz ha disputado más partidos que ningún otro año desde que diera el salto al profesionalismo en 2018, cuando debutó en el ITF Futures de Murcia: un total de 80, con un balance de 71 victorias, más que cualquier otra campaña, y 9 derrotas. Números le han reportado ocho títulos, su mayor botín desde 2023, cuando levantó seis trofeos. Aquel venía siendo su año más destacado a nivel de comparecencias, con 77 partidos jugados, 65 victorias y 12 derrotas.
El único apartado en el que Alcaraz no ha logrado superarse a sí mismo ha sido en el de Grand Slams. El murciano ha conquistado dos grandes, Roland Garros y el US Open, los mismos que alcanzó en 2024, cuando reinó en Roland Garros y Wimbledon.
El crecimiento como jugador por encima de los títulos
Con todo, Alcaraz cierra la temporada como número 1 mundial, condición que se garantizó en las ATP Finals de Turín. “Es un año brillante porque he podido disfrutar de grandes momentos: ocho títulos, once finales”, repasa echando un vistazo al retrovisor. Los números, asegura, son la consecuencia de su desarrollo como tenista, que es por lo que brinda. Al fin y al cabo, el progreso es lo que en un futuro podrá reportar mayores éxitos. “Le doy más valor a cómo ha sido el crecimiento como jugador”, asegura. Se considera “una persona que sabe lidiar con malos momentos muchísimo mejor, he crecido y eso es lo más importante”. El desafío de Carlitos es ahora perpetuar el nivel alcanzado. “Vamos a intentar trabajar para que este tipo de años no sean lo común pero se den más”.
La temporada, sin embargo, comenzó con el reto de ganar en el Open de Australia para completar el Golden Slam y situarse a la altura de Fed Perry, Don Budge, Rod Laver, Roy Emerson, Andre Agassi, Roger Federer, Rafa Nadal y Novak Djokovic, los únicos que han logrado los cuatro Grand Slam. Pero en Djokovic detuvo el avance en cuartos de final. Primer revés a las primeras de cambio.
Triunfos en todas las superficies y la épica de Roland Garros
Fue en Rotterdam, en pista bajo techo, donde rubricó el primer título del año y el primero indoor de su carrera. Algo parecía haber cambiado en Alcaraz. El tropiezo de Doha en cuartos fue el síntoma de una puesta a punto en la que se incluyeron algunos ajustes técnicos, como cambios en las raquetas y modificaciones en el saque. Fueron aciertos.
Con la arcilla llegó el punto de inflexión. Podía ser una gran temporada. Conquistó Montecarlo, y Roma como prolegómeno de Roland Garros, donde firmó una de las actuaciones más épicas al remontar tres bolas de partido y dos sets ante Jannik Sinner para proclamarse gobernador de París en la final más larga de la historia (5 horas y 29 minutos).
La etapa sobre césped demostró que Alcaraz atesora margen de mejora, pero también reflejó su capacidad de adaptabilidad. Se adjudicó el trofeo de Queen’s, gracias al cual cerraría el curso con títulos en todas las superficies. Pero en Wimbledon sufrió las sed de revancha de Sinner, quien se impuso en la final. El italiano cortó una racha de 24 victorias consecutivas de Alcaraz y también aplicó la primera derrota del murciano en un desenlace de Grand Slam.
La gira norteamericana reafirmó el estado de Alcaraz y su suficiencia para sobreponerse a los traspiés. “Ganar es ganar, pero lo que más importa es controlar tus emociones”, asegura. Venció en Cincinnati como rodaje para el US Open, donde doblegó a Sinner en la final para consolidarse como número 1.
El duelo contra Sinner
En Tokio alcanzó su octavo título del curso, pero aún quedaban unas interesantes ATP Finals. Solo Sinner fue capaz de detener en la final al tenista de El Palmar. Era el sexto enfrentamiento del año entre los dos mejores tenistas del momento. Sinner ha sido la gran piedra en el camino de Alcaraz a lo largo de la temporada. El murciano se ha impuesto en cuatro de los seis duelos directos –uno de ellos por abandono de Sinner– y el italiano ha ganado en dos ocasiones. El pulso ha sido muy equilibrado, como muestran los 12.050 puntos de Alcaraz y los 11.500 de Sinner a estas alturas del curso. El italiano ha disputado 64 partidos, con 58 victorias y 6 derrotas para alcanzar seis títulos, entre los que destacan el Open de Australia y Wimbledon, así como las ATP Finals.
El dominio de este duopolio se hace más evidente precisamente al observar los puntos en el ranking de la ATP. La diferencia de Sinner, segundo con los citados 11.500 puntos, con el tercer clasificado, Alexander Zverev con 5.160 puntos, es superior a la de este último con respecto al número 100 de la clasificación mundial, Tristan Schoolkate, que presenta 649 puntos.
Voces contra sus ganas de fiesta
Pero lo que podría haber sido una travesía de halagos no ha sido así. Alcaraz ha tenido que lidiar con las voces que han criticado sus ganas de fiesta. “Hay mucha gente que quizás piense que salgo muchas más veces, que soy un fiestero, que no trabajo, en vez de pensar que sí se pueden compaginar las dos cosas. Si todo se realiza de la manera adecuada, tú también tienes tu tiempo de diversión, con tus amigos, de noche obviamente, pero luego puedes ser un profesional de pies a cabeza, poner como prioridad el trabajo e intentar ser el mejor”, explica.
Alcaraz baja la persiana hasta el próximo 13 de diciembre, cuando comenzará una pretemporada que prolongará hasta el 6 de enero. El día 10 disputará una exhibición contra Sinner en Corea del Sur y seguido pondrá rumbo a Melbourne, donde comenzará el curso con el Open de Australia, y con él, el gran reto de sellar el Golden Slam. “Daría mucho por un título allí”, confiesa a sus 22 años. 2025 le ha hecho mejor, más sólido, más todoterreno, más equilibrado emocionalmente, más completo en general. El reto ahora es sostener el nivel.
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